Una nueva monografía recoge lo que fue la actividad artística y cultural en Aragón entre 1939, tras el fin de la guerra civil española, y 1957. Dos décadas complicadas debido a las circunstancias políticas que hicieron que algunos de los personajes más destacados del ámbito tuvieran que exiliarse, llevando el carácter aragonés a otros lugares del mundo.

Esta monografía nace en el contexto de la exposición 'Aragón y las artes. 1939-1957', bajo el mismo nombre, siguiendo así la estela iniciada en el IAACC Pablo Serrano hace ahora un año. Precisamente, el museo ha sido el lugar elegido para presentar esta nueva obra, en un acto que ha contado con la presencia de Víctor Lucea, director general de Cultura del Gobierno de Aragón; Julio Ramón, director del museo; las comisarias de la exposición, Eva María Alquézar y María Luisa Grau, y Jesús Pedro Lorente, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza.

El libro es un compendio de doce artículos, firmados por especialistas y estudiosos de diferentes ámbitos culturales que hablan sobre varios de los aspectos más destacados del período. Los cinco primeros capítulos están orientados al valor arquitectónico de la posguerra, siendo los primeros, como señalaron las comisarias, "una reivindicación de la comunidad más allá de Zaragoza". En ellos, tras un primer artículo que subraya las líneas maestras de la publicación, firmado por las propias Alquézar y Grau, se reivindican temas como la doble visión de la ruina tras la guerra civil, desde un punto de vista plástico y desde otro simbólico. También se resalta la arquitectura de las regiones más devastadas de Aragón o las características arquitectónicas de los pueblos de colonización de la cuenca del Ebro. Ya en la capital, Ramón Beltrán firma un artículo sobre el urbanismo de la Zaragoza de la posguerra.

Dejando a un lado la arquitectura, la monografía prosigue con artículos más dedicados a las artes pláticas. Así, del capítulo sexto al décimo se abordan ítems como la gráfica periodística zaragozana de la época, abordando el diseño gráfico y los trazos de humor; el panorama artístico en la Zaragoza de mediados del siglo pasado; un novedoso recorrido por la influencia de las tendencias italianas en la cultura y el arte de posguerra en el territorio; la brusca ruptura que supuso la guerra civil para muchos artistas, obligados a exiliarse, o el proyecto de renovación artística, en busca de la abstracción, liderada por el grupo Pórtico desde la capital aragonesa.

Los dos últimos capítulos están dedicados al audiovisual. En concreto, al panorama de la fotografía aragonesa de la posguerra, sobre todo a través de la Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza, que no dejó de celebrar sus salones internacionales ni en pleno conflicto bélico, y un artículo sobre la peculiar relación existente entre Aragón y los cineastas, bien desarrollando su actividad aquí o fuera, como fueron Florián Rey, Adolfo Aznar o Luis Buñuel.

Un proyecto acorde a la misión del museo

Además de las comisarias y el mencionado Ramón Beltrán, el resto de expertos que participan en la monografía son: Alberto Castán y Ascensión Hernández; José Manuel López; José María Alagón, Josefina Clavería; Isabel Sepúlveda; Manolo García Guatas; Chus Tudelilla, colaboradora habitual de este diario; Francisco Javier Lázaro Sebastián, y Fernando Sanz Ferreruela.

Durante la presentación, Lucea ha recalcado en todo momento su "satisfacción" por el proyecto, del que ha subrayado su "magnitud", su perfecta adecuación a la "misión con la que nació el Pablo Serrano", que no es otra que "reunir, conservar y enriquecer para el disfrute del público", así como la "absoluta independencia" con la que este se maneja. Además, quiso recalcar como la monografía y la exposición reflejan perfectamente "la tensión entre continuidad y vanguardia" que caracterizó el período 1939-1957.

De cara al futuro, el museo tiene previsto publicar dos nuevas colecciones, ampliando así su línea de edición, la cual consiste en acercar el arte contemporáneo y su dimensión histórica a todos los públicos.