El Periódico de Aragón

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MÚSICA

Guardando las distancias: Hasta pronto, don Javier Ibarra

No hay que desdeñar que ha demostrado de sobras que de los parones salen joyas

Kase.O, en uno de los conciertos que ofreció en el pabellón Príncipe Felipe en octubre de 2021. ÁNGEL DE CASTRO

Para poner en contexto la hazaña que ha conseguido Kase.O en el rap nacional es muy gráfico un instante que se ve en el documental que el zaragozano editó con motivo de su gira de El círculo. En un pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza vacío se ve a RdeRumba y Momo conversando y preguntándose en voz alta cómo sería el concierto de Kase.O con una ingenuidad admirable. Vienen a decir algo así como «sí, habrá algunos por aquí, otros sentados más tranquilos...». El resultado no es noticia, Javier Ibarra no solo llenó un Príncipe Felipe en aquella gira sino tres y una plaza del Pilar en una noche histórica en 2018.

El pasado viernes 18 de noviembre, el chico de La Jota cuyos orígenes humildes (nada es casualidad en su forma de ser) se sitúan en Azuara, reventó el Wizink Center de Madrid. Porque no solo lo llenó sino que consiguió que nadie (ni siquiera los que estaban en las butacas) pudiera quedarse de pie en un concierto que estaba llamado a pasar a la Historia.

"Retiro indefinido"

Sin duda porque estaba anunciando como el último en España antes de un «retiro indefinido» de los escenarios provocado según explicó él por la energía constante que vuelca en los escenarios y su necesidad de dedicarse a su familia, especialmente, a su hija. Por lo tanto, no había que ser un aguililla para imaginarse que no iba a ser un concierto cualquiera. Kase.O se rodeó, además de los magnéticos, una banda que no sé si tiene límites porque cada vez que los he escuchado me han sonado todavía mejor en un nivel altísimo, de amigos de la escena como Rozalén, La Mari de Chambao, Zatu del Rey, Ayax y Prok, Sara Socas (no me parece que deba pasar desapercibido que fueran mujeres una buena parte de las invitadas por todo lo que conlleva el género del que bebe Kase.O), Sho-Hai, Xhellazz... El resultado fue espectacular en un concierto que se prolongó durante más de dos horas y media y que dejó más que buen sabor de boca a la mayoría de los asistentes (ya saben, de todo hay, y nunca llueve a gusto de todos). Desde luego, unas de las imágenes que me llevo del concierto es un buen número de padres con sus hijos bailando (los más pequeños, sí) al ritmo de la prosa de Kase.O.

Javier Ibarra, Kase.O, en la tienda Comun20 situada en Zaragoza. Jaime Galindo

Un MC que tuvo claro que desde su inquietud quería llegar a otros niveles de la música. Con la primera etapa del Jazz Magnetism ya avisó de sus intenciones, pero con el 'El círculo' destrozó cualquier canon para proclamar su trono. Ese que, en realidad, nadie nunca le podría haber discutido.

Una puerta abierta

Ahora dice que se va, que se retira dejando la puerta abierta a que sea definitivo. Yo soy escéptico con esa opción, aunque sí creo que se tomara un descanso largo (hasta marzo del año que viene aún le quedan conciertos en Latinoamérica) y desaparecerá un poco de la escena. Probablemente, necesita desintoxicarse y, aunque asegura que seguirá grabando (el proyecto de los divertimentos sigue en marcha) buscará un refugio seguro en su familia. Nada que objetar, se lo ha ganado, y, por otro lado, no hay que desdeñar que ha demostrado de sobras que de los parones salen joyas creativas.

Sea como sea y salga lo que salga, don Javier Ibarra, le esperaremos para que vuelva a subirse a un escenario y ponga patas arriba a gente de toda condición y edad. El rap, sin duda, ha llegado a otro nivel con su figura, y, probablemente, ya nada volverá a ser lo mismo. Y Zaragoza debe sentirse, una vez más, orgullosa de ello. 

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