Guardando las distancias: El poder cultural de Aragón

Estaría bien que aprendiéramos también del poder que tiene la cultura

La Orquesta Reino de Aragón junto al coro Amici Musicae.

La Orquesta Reino de Aragón junto al coro Amici Musicae. / JAIME GALINDO

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

En Estados Unidos tienen muy interiorizado que su cine no es otra cosa que una forma de expandir su modo de vida e incluso de colonizar (permítanme usar este término) el resto del mundo con la transmisión de sus políticas y su grandeza. Es algo que tenemos asumido en el resto del mundo y que no es que celebremos pero tampoco ponemos excesivos palos en el camino. Mayoritariamente gusta ese tipo de cine y no hay mucho más debate. Esa idea tan antigua en España no parece que acabe de cuajar mucho, nunca nos hemos creído demasiado eso de que con nuestra cultura podemos llegar muy lejos y que puede repercutir en nuestra imagen de país. Nadie se ha acabado de creer que nuestra mejor embajadora es la cultura...

Una idea que tampoco parece que termine de cuajar mucho entre los aragoneses. Pero lo que sí tengo claro es que de un tiempo a esta parte (hace ya varios años), en Aragón hay proyectos de los que merece sacar pecho por la calidad que destilan y, sobre todo, porque por su sola presencia construyen una imagen que solo puede traer beneficios.

Brillante orquesta

Me refiero, por ejemplo, a la Orquesta Reino de Aragón. Brillante formación bajo la gerencia de Sergio Guarné (un ejemplo de cómo hacer las cosas sin alardes y con el trabajo y la constancia como única guía) y con un no menos brillante director titular, Ricardo Casero. La Orquesta Reino de Aragón no solo contribuye a la programación de la comunidad con brillantes producciones que se cuelan tanto en la programación habitual del Auditorio de Zaragoza como en los diferentes ciclos que en esta legislatura se ha decidido a programar, con gran acierto y éxito de público, el Gobierno de Aragón, sino que, además, viaja más allá de nuestras fronteras llevando el nombre de la comunidad muy lejos. Y sí, aunque siga habiendo escépticos, conviene no olvidar el poder de la cultura. Que la formación lleve el nombre de Aragón no es casualidad, como tampoco lo es todo lo que ha ido creciendo con el paso de los años (ya lleva más de una década en activo). Ahora mismo, no hay que tener rubor en decirlo, es uno de los grandes proyectos con los que cuenta la comunidad y que más nos valdría cuidar entre todos, sobre todo, desde las instituciones públicas.

Pero la Orquesta Reino de Aragón es solo un ejemplo de una buena forma de hacer cosas y, desde luego, no el único. No debemos olvidarnos de nuestras compañías de teatro que ensanchan la grandeza de la comunidad cuando giran por el territorio español, de artistas como Kase.O, Amaral, Bunbury o Santiago Auserón y de cineastas como Pilar Palomero, Paula Ortiz o los propios Gaizka Urresti y Paula Labordeta que acaban de firmar un rotundo documental.

Tierra de cultura

Aragón es una tierra de cultura (con esa rara avis que hace que haya mucha creación pero poca industria, es la realidad con la que hay que convivir) y si es o poco a poco nos los estamos empezando a creer, habría que ser consciente de que esa cultura que abunda con mayúsculas en la comunidad es una gran puerta de entrada a dar a conocer nuestra realidad más allá de nuestras propias fronteras.

No es tarea sencilla, pero ya que somos tan dados a mirar hacia fuera en determinadas circunstancias, estaría bien que aprendiéramos también del poder que tiene la cultura si somos capaces de tomárnosla en serio. Si lo hacemos, ganamos todos, sin utilizaciones ni pensamientos partidistas que tan de moda están en nuestro país. 

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