COLOQUIO

Isabel Coixet: "Si alguien puede odiar, odia hasta el fondo y lo proclama"

La cineasta barcelonesa participa en el ciclo El tiempo de las mujeres en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza

Isabel Coixet, momentos antes del coloquio que ha protagonizado en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.

Isabel Coixet, momentos antes del coloquio que ha protagonizado en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. / ANDREEA VORNICU

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

'No te va a querer todo el mundo' es el título que Isabel Coixet le quiso poner al libro en el que recopilaba todos los artículos de prensa que había escrito. Y precisamente con una alusión a ese título ha comenzado hoy su coloquio en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza dentro del ciclo El tiempo de las mujeres. «Una de las cosas más difíciles de aceptar es que lo que haces no le va a parecer bien a todo el mundo. No es que no te quieran, es que si alguien puede odiar odia hasta el fondo y lo proclama», ha reflexionado en voz alta la cineasta antes de realizarle la primera confesión de la tarde a Carmen Puyó (moderadora de la conversación): «Me di cuenta de que había pasado a la madurez cuando me di cuenta que a veces lo que haces no le gustan a todo el mundo, y no pasa nada».

Coixet ha recordado su infancia, «yo nací en los 60, mi padre era un obrero, y como a muchos de mi generación, nuestros padres no querían que tuviéramos su vida así que se empeñó en educarnos. Sabían que la cultura era el camino, la manera, y eso me marcó», ha indicado la cineasta, que también ha aprovechado para bromear sobre el impacto de esa etapa en su obra: «El otro día fui a ver la de Spielberg y, claro, yo pensaba que con ese material ya se puede hacer una película muy bien... pero mis padres se querían muchísimo, mi hermano y yo sobrábamos, fue una época bastante anodina así que te tienes que inventar cosas», ha dicho entre risas.

Abuso romantizado

La barcelonesa acaba de estrenar el documental 'El techo amarillo' (no se ha podido ver en Zaragoza) en el que aborda el caso de un profesor que abusaba de sus alumnas en una escuela de teatro para niños y adolescentes: «Cuando leí el artículo que contaba la noticia me gustó que era poliédrico y vi que tenía un contexto interesante. Lo que contaban las chicas tenía que ver con el concepto de consentimiento que es como un chicle, cada uno lo aplica como quiere, y yo quería explorar eso», ha relatado la directora que también ha tenido claro que este caso tenía muchas cosas que quería plantear: «Exigimos que las víctimas sean perfectas y no nos paramos a escucharlas. Y esto no es un caso como los de la manada, aquí se habla de otro tipo de abuso mucho más aceptado y romantizado, la relación entre el profesor y la alumna».

El Aula Magna del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza ha acogido el coloquio.

El Aula Magna del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza ha acogido el coloquio. / ANDREEA VORNICU

En los últimos años, la barcelonesa ha tenido que vivir en primera persona el proceso independentista catalán: «Me afectó y me sigue afectando mucho. Me parece una pesadilla extraña porque ahora da la sensación de que no ha pasado nada, pero yo sí me acuerdo de muchas cosas que nos pasaron a algunas personas: los escupitajos, la gente que se cambiaba de acera, las pintadas delante de mi casa,... Es muy extraño, pero todo pasará», ha señalado la cineasta, que ahondó un poco más en su postura: «Yo no soy política y yo solo dije que la independencia no la veía. Creo que estamos en un momento de la Historia en el que el nacionalismo ni me parece humano ni ético ni justo. No veo bien eso de ser mejor por nacer en un sitio en lugar de en otro, no lo veo ni racionalmente ni lo siento visceralmente. Y parece ser que eso sentó mal. Yo he crecido en una casa bilingüe y eso me ha dado muchas facilidades para aprender idiomas, eso es lo que defiendo».

Activista de los derechos humanos

Carmen Puyó la ha definido como una activista en pro de los derechos humanos y ha recordado , por ejemplo, como hace un tiempo se cortó parte de su pelo para apoyar a las mujeres iranís en su lucha por la no obligación de llevar velo en su país: «Soy consciente de que estos gestos... Yo, en realidad, los hago con descreimiento. Sé que para ellas es importante que alguien conocido lo haga porque es una manera de pensar que su lucha también nos importa, pero la utilidad de estas cosas me genera resquemor», explicó con rotunda sinceridad.

Y, cómo no, también ha habido tiempo para recordar la presencia de Buñuel en su vida: «Lo descubrí por mi padre y uno de mis primeros recuerdos de Super 8 es en Calanda... pero cuando todavía sangraban de verdad, que yo he estado últimamente para romper la hora y ya no es lo que era», ha dicho entre risas. 

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