Un talento emergente del tebeo

Rosemary Valero-O'Connell: "No recuerdo ninguna historia de mi vida sin los cómics"

La ilustradora de origen aragonés ha protagonizado un encuentro este viernes en El armadillo ilustrado

Rosemary Valero-O'Connell, este viernes en El armadillo ilustrado.

Rosemary Valero-O'Connell, este viernes en El armadillo ilustrado. / Jaime Galindo

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Rosemary Valero-O’Connell (Minneapolis, 1994) es uno de los talentos emergentes del cómic. De padre aragonés y madre norteamericana, esta ilustradora se está haciendo un hueco en el panorama internacional aunque, eso sí, sin olvidar nunca sus raíces. «Mi padre es de un pueblecito de Teruel, Portalrubio, y yo crecí entre EEUU y Zaragoza. Hace tiempo que no vivo aquí de continuo, pero este también es mi hogar», asegura a este diario Valero-O’Connell, que este viernes ha estado presente en El armadillo ilustrado para hablar sobre sus dos últimas novelas gráficas, 'Laura Dean me ha vuelto a dejar' (La cúpula) y 'No te vayas sin mí'  (Astiberri).

Gracias a la primera, de la que es coautora junto a la canadiense Mariko Tamaki, la dibujante de origen aragonés asegura haber podido dar un salto a nivel profesional. «'Laura Dean' fue mi primera novela de semejante tamaño y alcance, la primera impresión que di al mundo, porque todavía estaba en la Escuela de Arte de Minneapolis. El resto de proyectos vienen por su culpa», cuenta Valero-O’Connell, quien además admite que siempre estará «muy agradecida» por la oportunidad a Tamaki, una de sus referentes: «Su obra 'Skim', que la escribió junto a su prima Jillian, me cambió la vida. La leí con 14 o 15 años, y fue la primera vez que un cómic me dejaba sin aliento. Era algo que solo se podía hacer con una novela gráfica».

Y es que, dice la artista, el cómic tan solo es «un medio», no «el género», por lo que, a través de sus páginas, es posible hablar de cualquier tema. En ese sentido, Valero-O’Connell subraya que su pasión por los tebeos comenzó desde que era muy pequeña. «Mi padre me leía muchísimas historias de 'Astérix y Obélix' –rememora–, y mi madre también era muy de cómics. El primero que recuerdo leer fue 'Mafalda', y después he sido de leer muchísimo manga. Aunque creo que 'Persépolis' fue la primera novela gráfica que, al leerla, me impresionó muchísimo. He sido muy omnívora con los cómics, no recuerdo ninguna historia de mi vida sin que estén presentes».

Una pasión, la de leer y devorar tebeos, que se unió a su afición por dibujar en una mezcla que propició su dedicación a este oficio. «Todos dibujan cuando son niños, pero hay gente que nunca para, como es mi caso. No me acuerdo de haber querido hacer otra cosa que no fuese contar historias, ya que también me encantaba escribir, por lo que lo más lógico era dedicarme al cómic», comenta entre risas.

Un futuro ilusionante

En estos momentos, la ilustradora reside en Brooklyn, en un país, EEUU, con una fuerte tradición popular ligada al cómic. «Lo bueno que tiene (EEUU) es que hay muchísima gente. Pero, al mismo tiempo, eso conlleva que todo esté más fragmentado», asevera. Una cuestión que, de forma inevitable, compara con la que se vive en Zaragoza: «Todo el mundo que se dedica al cómic aquí es una comunidad. Entre ellos se conocen y apoyan, ya que han estado toda la vida juntos. Se reconocen como compañeros de una forma que me encanta, ya que ganarse la vida en esto es muy difícil».

En cualquier caso, ambas culturas, norteamericana y española, comparten algunas similitudes en la evolución del tebeo. «La gente está empezando a reconocer al cómic como un vehículo con muchas salidas –expone–, y no solo como manga o historias de superhéroes. Ese cambio de percepción se nota en el ambiente, algo que también sucede en EEUU, donde ha habido un 'boom' en la cantidad de ejemplares que se venden».

Sin embargo, el mundo de los superhéroes y del 'mainstream' no es desconocido para Valero-O’Connell, quien colaboró con DC Comics y Boom Studios! en un 'crossover' entre las series 'Gotham Academy' (DC) y 'Lumberjanes' (Boom). «Al principio, reconozco que tuve muchísimo miedo. Trabajé con ambos siendo muy joven, ya que todavía estaba realizando mi tesis en la Escuela de Arte. Pero la experiencia fue muy buena, porque me dio las habilidades para comportarme profesionalmente y conocer cómo funciona la industria. Aunque sí que fue un proceso muy rápido y muy intenso», recuerda la autora.

"Quiero dedicarme a esto hasta que me muera"

En cuanto a su futuro, Rosemary Valero-O’Connell trabaja en varios frentes abiertos. Así, la artista aragonesa publicará próximamente, en 2024 o 2025, su próxima novela gráfica, 'Datura', en la que todo el proceso creativo nacerá de sus manos, llevando el peso tanto de los diálogos y la escritura como de las ilustraciones. Dos mundos que, en el caso del cómic, no son muy diferentes: «A la hora de pensar en la historia hay pocas diferencias. La combinación de los dibujos y los textos consigue algo que otro tipo de formatos no pueden alcanzar. Son inseparables».

Por otro lado, el próximo noviembre la ilustradora se desplazará hasta Tokio para participar en una residencia artística, de un mes de duración, que culminará con una exposición. Una iniciativa que, además, está organizada por el español Luis Mendo, ilustrador que reside en el país nipón. Sea como fuere, Valero-O’Connell tiene claro que su futuro siempre irá ligado al mundo del cómic. «Quiero dedicarme a esto hasta que me muera», concluye.

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