Música

‘The Dark Side of The Moon’, la obra maestra de Pink Floyd, cumple 50 años

El legendario álbum de rock progresivo sigue tan vigente como el día en que se publicó, lleno de ideas y conceptos que permiten seguir descubriendo en él cosas nuevas en cada escucha

Los miembros de Pink Floyd, en 1973. De izda. a dcha., Richard Wright, Roger Waters, Nick Mason y David Gilmour.

Los miembros de Pink Floyd, en 1973. De izda. a dcha., Richard Wright, Roger Waters, Nick Mason y David Gilmour.

Juanjo Talavante

Para hacerse una idea de lo que supuso en el ámbito musical la aparición de 'The Dark Side Of The Moon' basta con tratar de proyectar hacia el futuro la mirada, el oído o la intuición musical y preguntarse qué artistas de la actualidad seguirán sonando dentro de 50 años, o cuáles de las canciones que surgen estos días soportarán el paso de cinco décadas. Porque ese es el tiempo, medio siglo, que lleva vigente este álbum de los británicos Pink Floyd. Prueba de ello es que, desde su lanzamiento en Estados Unidos el 1 de marzo de 1973, ha figurado en la Billboard 200 (una lista que recoge los doscientos álbumes más vendidos semanalmente) nada menos que durante 969 semanas.

Y en medio de todo este tiempo, aparte de la continua vorágine de estilos, géneros y modas que se han ido sucediendo en el mundo de la música, la banda se fragmentó, hubo conflictos que acabaron en los tribunales, el teclista Richard Wright falleció, y surgió una enemistad especialmente aguda y persistente entre uno de sus fundadores, Roger Waters, bajista y principal letrista del grupo, y el guitarrista David Gilmour, otro gigantesco talento musical y un auténtico virtuoso del instrumento de las seis cuerdas. La incompatibilidad entre ambos se mantiene más activa que nunca después de que hace apenas unos días, Polly Sampson, esposa de Gilmour y letrista de la banda tras la marcha de Waters, lanzase un duro y sonado ataque en redes contra este.

Muchos de los temas que componen 'The Dark Side Of The Moon' siguen sonando hoy en las radios comerciales, se continúan descargando por miles en las plataformas, e incluso su vigencia llega en forma de conciertos como los que en marzo llevará a cabo Roger Waters en Madrid y Barcelona, dentro de una gira mundial en la que repasa los grandes éxitos de Pink Floyd. De hecho, la banda ha lanzado una edición de lujo para celebrar el 50 aniversario de este álbum, y el propio Waters se ha enfrascado en una nueva grabación personalísima del mismo “partiendo de cero”.

Octavo disco de estudio

El que era el octavo disco de estudio de la formación se convirtió en toda una sensación musical de la época. Tras dejar atrás unos años marcados más claramente por la psicodelia y el liderazgo de Syd Barret, que salió del grupo en 1968 aquejado de problemas mentales, el cuarteto, ahora con Gilmour en sus filas, optaba en 'The Dark Side Of The Moon' por un rock marcadamente progresivo, incluyendo voces femeninas, un sintetizador, una gran variedad de efectos sonoros, pero, sobre todo, unas letras más directas y filosóficas que unían a modo de hilo argumental todas las canciones del disco.

Los cuatro integrantes de la formación (Roger Waters, Nick Mason, Richard Wright y David Gilmour) participaron en la composición del álbum. Recuperaron viejo material y pusieron sobre la mesa (y después en el vinilo) los asuntos cotidianos a los que se enfrentaban y que llegaban incluso a quitarles el sueño. Waters se encargó de plasmar todo ello en las letras. Todas llevan su firma. Estas trataban sobre las diferentes presiones y preocupaciones que envuelven la vida de los músicos: los continuos viajes, el miedo a volar, la avaricia, el estrés, la presión por lograr dinero, el envejecimiento y el consiguiente miedo a la muerte… Waters reconocería en el libro 'The Pink Floyd Odyssey', de Nicholas Schaffner, que todo el álbum en realidad trataba acerca de la forma en que la vida moderna conduce a la locura.

El periodista y crítico musical Mariano Muniesa señala que “probablemente sin pretenderlo deliberadamente hicieron su obra cumbre de los años 70”, e incide en un aspecto que considera clave en el éxito del disco: “Tuvieron la habilidad de recuperar algunas piezas antiguas, descartes, piezas en progreso. Es el primer disco en el que buscan que todas las letras giren alrededor de lo que no se ve en la cara del estrellato del rock, sino que reflejen la dureza de una banda de rock y las presiones que ellos sienten”. ¿Qué otra cosa si no puede ser el lado oscuro de la luna?

En concierto antes que en disco

La realidad es que Pink Floyd comenzó a tocar los temas que posteriormente compondrían el álbum un año antes de su lanzamiento. Los estrenaron en directo con anterioridad al comienzo de la sesiones de grabación que tendrían lugar en los míticos estudios londinenses de Abbey Road. Eso le permitiría a la banda ir realizando ajustes, retoques y perfeccionando el resultado final que saldría de las grabaciones. Incluso el álbum estuvo a punto de perder buena parte de su carácter lunático cuando decidieron cambiar el título original por el de 'Eclipse' al percatarse de que ya existía un 'Dark Side Of The Moon', obra de un grupo llamado Medicine Head. Sin embargo, al comprobar que ese álbum no había adquirido la más mínima relevancia regresaron al título original.

Así las cosas, Pink Floyd estrenó sus nuevos temas el 20 de enero de 1972 en el Dome de Brighton. Apenas un mes después, el grupo arrancó una gira con un directo en Londres el 17 de febrero en el Teatro Rainbow, al que pudieron asistir algunos periodistas que no tardaron en dar testimonio de las sensaciones que causaban las nuevas composiciones de la banda: se trataba de una pieza auténticamente artística, emocionante, sorprendente y novedosa.

Los conciertos de la gira servían para pulir el material, afinar y mejorar los temas. La banda se metió en los Abbey Road Studios en dos sesiones de grabación separadas en el tiempo en 1972 y 1973. Allí estaba un joven ingeniero de sonido llamado Alan Parsons, que había sido asistente de grabación en un par de discos de los Beatles. La influencia de Parsons en el resultado final de 'The Dark Side Of The Moon' no ha sido nunca especialmente reconocida por Gilmour y Waters, pero analistas, críticos y expertos no dudan de su influencia en el álbum. El periodista, productor musical (Orquesta Mondragón, Tino Casal y Cómplices, entre otros) y también ingeniero de sonido Julián Ruiz no tiene ninguna duda: “Alan Parsons tuvo mucho que ver en el éxito de aquel trabajo”. También lo considera así Mariano Muniesa, quien no duda de que Parsons “le dio un toque muy personal al álbum”.

'The Dark Side of The Moon' convirtió en millonarios a los cuatro miembros de Pink Floyd, pero no al resto de profesionales que habían trabajado en su elaboración. Y Alan Parsons estaba entre estos últimos

Parsons se ha lamentado en repetidas ocasiones de que a pesar de que el éxito de este trabajo le permitió comenzar su propia carrera como músico y le valió una nominación a los Grammy, 'The Dark Side of The Moon' convirtió en millonarios a los cuatro miembros de Pink Floyd, pero no al resto de profesionales que habían trabajado en su elaboración. Y él estaba entre estos últimos.

En el planetario de Londres

El disco, en sí, refleja una especie de trayecto vital, en el que se van sucediendo diferentes etapas. El álbum comienza con el sonido de los latidos de un corazón en 'Speak to Me', el primer tema en el que se suceden después sonidos de relojes, risas, unos gritos de una voz femenina y se escucha a Roger 'The Hat' Manifold, road manager de la banda, decir: “I have been mad for fucking years, absolutely years”. Tras el arranque se suceden 'Breathe, On the Run', 'Time' (en el que, recuerda Julián Ruiz, “Alan Parsons incluyó el sonido de 50 relojes que hizo sonar a la vez en una relojería de Londres”), 'Breathe (reprise)', 'The Great Gig in the Sky', 'Money', 'Us and Them', 'Any Colour You Like, Brain Damage' y 'Eclipse'.

Richard Wright me comentó unos años más tarde que llegaron incluso a amenazarles por osar elegir el planetario para aquella presentación. Hoy escuchas 'The Dark Side of the Moon' y es un clásico, pero [entonces] muchos lo consideraron irreverente”

La presentación ante la prensa tuvo lugar en Londres el 24 de febrero de 1973. Allí estaba Julián Ruiz: “Lo recuerdo como si fuera ayer. Yo estaba muy nervioso, era un niño. Ya que ‘estaban’ en la Luna, tuvieron la idea de hacer la presentación en el Planetario. En la invitación aparecían las pirámides de Guiza. Fue después de comer, sobre las 15 horas, la presentación fue espectacular. Me quedé muy sorprendido. Detrás estaba toda la gente de EMI de Abbey Road. Pusieron unos 'speakers' maravillosos, en estéreo, colocados de tal forma, en círculo, que hicieron que el sonido fuera fantástico. Richard Wright me comentó unos años más tarde que llegaron incluso a amenazarles por osar elegir el planetario para aquella presentación. Hoy escuchas 'The Dark Side of the Moon' y es un clásico, pero hay que ponerse en la visión de lo que representó en 1973, y muchos lo consideraron irreverente”.

Precisamente Wright fue el único miembro del grupo que no boicoteó aquella presentación ante los medios. Alan Parsons no había podido completar la mezcla y los otros tres integrantes de Pink Floyd decidieron ausentarse de aquel estreno. La figura de cartón con la imagen de los músicos a tamaño natural recibió aquel día a los periodistas. Pero ni siquiera este hecho evitó que mayoritariamente los informadores y críticos musicales salieran aquel día del planetario entusiasmados con lo que acababan de escuchar.

Éxito en ventas

Este nuevo trabajo de Pink Floyd revolucionó no solo el mundo del rock progresivo, sino que supuso un éxito rotundo en ventas, primero en Estados Unidos, después en el Reino Unido y más tarde en medio mundo. Se calcula que en estos 50 años las ventas de 'The Dark Side of the Moon' han superado ya los 50 millones de copias. Mariano Muniesa afirma que este álbum “puso el rock progresivo en un nivel espectacular, en el más alto que ha tenido nunca”. “El elemento que me parece más revolucionario e innovador es la utilización de sonidos propios de la música experimental, ultravanguardista que, obviamente, nadie se habría imaginado entonces en Pink Floyd. Hay que prestar atención a elementos subliminales que hay en las canciones”, apunta Muniesa.

'Money', probablemente el tema más exitoso del disco, y que es un clásico en todas las emisoras de música rock, surgió a partir del efecto que Waters obtuvo al lanzar monedas a una vasija en su casa, cerca del campo donde jugaba el Arsenal, equipo del que era seguidor. Se cuenta, a modo de anécdota, que en alguna ocasión las grabaciones se tuvieron que parar porque Waters acudía a ver jugar a su equipo.

Para la grabación de 'The Great Gig in the Sky' se contrató por recomendación de Alan Parsons a la cantante Clare Torry. El tema arranca con una suave melodía dirigida por el piano de Richard Wright para acabar dando paso a una parte vocal que fue enteramente improvisada por Torry. La cantante salió del estudio pensando que había defraudado a los músicos, pero su imponente exhibición vocal se convirtió en una clave del valor de esa canción y la formación británica acabó llamándola para que participara en otras canciones del disco. Por su papel en 'The Great Gig in the Sky' recibió 30 libras, pero en 2004 demandó a la banda al considerar que ella había sido parte decisiva en la composición del tema. Un juez le dio la razón, Torry recibió una suma de dinero que nunca llegó a trascender y en las ediciones posteriores a 2005 ya figura en los créditos como autora junto a Wright.

En plena vigencia

Al impacto musical que produjo este trabajo de Pink Floyd se unió el visual y artístico que logró la portada del vinilo, convertida con los años en pieza icónica. Detrás estaba el trabajo del grupo Hipgnosis, liderado por Storm Thorgerson y Aubrey Powell. Sobre un fondo oscuro se representó un prisma que refractaba la luz, una imagen cargada de valor simbólico a la que se unían dos posters que se incluían en el interior de la carpeta desplegable del álbum, y que mostraban fotos de la banda en concierto y las pirámides de Guiza.

Las muchas ideas que los miembros de Pink Floyd trabajaron para hacer este disco hacen que sea muy difícil que cada vez que escuchas una canción no te sorprenda con algo"

Han transcurrido cinco décadas desde el lanzamiento de este histórico e influyente trabajo, pero su vigencia se mantiene plena. Mariano Muniesa describe una de las claves que están detrás de ello: “Las muchas ideas que los miembros de Pink Floyd trabajaron para hacer este disco hacen que sea muy difícil que cada vez que escuchas una canción no te sorprenda con algo. Tengo este disco desde finales de los 70, lo he escuchado en infinidad de ocasiones, y siempre descubres algo nuevo”.

A la pregunta inicial sobre qué artistas de la actualidad seguirán sonando dentro de 50 años habría que añadir esta otra: ¿se seguirá escuchando y hablando de 'The Dark Side of the Moon' dentro de otras cinco décadas? La respuesta es, claro está, una auténtica incógnita, pero la magia, influencia y el valor musical y filosófico de ese álbum invitan a pensar que, transcurrido ese tiempo, seguirán siendo muchos los que se asomen al lado oscuro de la luna.