El aniversario de un aragonés ilustre

Zaragoza alumbró hace un siglo al ‘artesano’ José María Forqué

El cineasta, fallecido en 1995, ganó el Oso de Plata de Berlín con ‘Amanecer en puerta oscura’

Jose María Forqué recibió el Goya de honor 1994 de manos de su hija, Verónica Forqué.

Jose María Forqué recibió el Goya de honor 1994 de manos de su hija, Verónica Forqué. / EFE

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

Ganó el Oso de Plata en Berlín con 'Amanecer en puerta oscura', en 1957, en una época en la que era muy difícil que el cine español triunfara fuera de sus fronteras por el estigma del franquismo. Algo que no deja de ser una seña de la carrera de José María Forqué, del que hoy se cumplen cien años de su nacimiento en Zaragoza, un cineasta que prácticamente se tuvo que hacer a sí mismo desde la nada más absoluta: «Se introduce en el cine en una época en la que todavía no se ha instalado la noción del cine español, no existe, él no pasa por una escuela de cine como sí sucede a Borau o Carlos Saura y nace antes que el Nuevo Cine Español, no accede a ese estatuto», explica el catedrático de Historia del cine de la Universidad de Zaragoza, Agustín Sánchez Vidal.

De hecho, Forqué se traslada a Madrid a estudiar arquitectura y es ahí, a través del teatro universitario, cuando empieza a contactar con el cine en el que entra como se hacía entonces, como ayudante de dirección, meritorio... «y tiene la suerte de trabajar con José Antonio Nieves Conde en 'La legión del silencio', que es una película anticomunista y es lo que le permite hacer su primera película en solitario, 'Embajadores en el infierno'. Es una película de 1956 y está hecha sobre un libro de Torcuato Luca de Tena, una familia conservadora y es muy anticomunista. De esa manera se introduce en la profesión y en el año 1957 hace una de sus mejores películas, 'Amanecer en una puerta oscura', con guion de Alfonso Sastre, que era comunista». Con ese filme logra el Oso de Plata en Berlín y hace con el mismo guionista dos películas más, que son un auténtico fracaso, lo que le obliga, explica Sánchez Vidal, «a replantearse su carrera».

El posibilismo de Forqué

Y ahí es cuando empieza a desdibujarse la figura del zaragozano que se abraza al posibilismo para «poder trabajar con lo que va surgiendo». Ahí rueda 'Maribel y la extraña familia' donde trabaja con Alfonso Paso, que representaba «la comedia más ligera, cómoda y convencional», todo lo contrario de lo que había hecho hasta ahora. Sin embargo, en 1962, comienza una colaboración con Pedro Maso con Las becerradas que le hace brillar de nuevo con 'Atraco a las 3', «una brillante comedia que aguanta perfectamente el paso del tiempo», rememora el propio Sánchez Vidal.

El realizador aragonés José María Forqué.

El realizador aragonés José María Forqué. / EFE

A partir de ahí, su figura se vuelve a diluir ya que la apuesta ahora del franquismo es el cine de autor con el que puede lavar la imagen de España de cara al exterior en su intento de atraer cada vez más turismo al país. Y el cine jugaba un papel fundamental en la imagen del país. En ese contexto, Forqué se abraza a los productores que le van ofreciendo «las películas que más interesan en el momento», narra el catedrático de Historia del Cine de la Universidad de Zaragoza. Hace filmes de agentes secretos, un musical con Rocío Durcal ('Tengo 17 años'), 'Dame un poco de amor' con Los Bravos producida precisamente por otro zaragozano, Eduardo Ducay; en los 70 también entra en las películas del destape... y ya en su etapa final aún tiene una última palabra que decir, las series de televisión en las que se fija en Santiago Ramón y Cajal y Miguel Servet. Es en este momento cuando Sánchez Vidal recuerda lo que decía José María Forqué: «Siempre explicaba que él había crecido con estos personajes en Zaragoza, con una calle, un hospital... Y que de alguna manera para él aquello era un caldo de cultivo que le empujaba a hacer estas series. Es verdad que él apostó por recuperar estos personajes en una época en la que las series se hacían de personajes literarios. Y el resultado es excepcional».

Forqué, segundo por la izquierda, con su hija Verónica y Miguel Ríos.

Forqué, segundo por la izquierda, con su hija Verónica y Miguel Ríos. / EFE

Sánchez Vidal tiene claro que con los reconocimientos a Forqué (tanto el Goya de Honor en 1994 como que unos premios lleven su nombre) se ha valorado «el aspecto industrial del cine español. Hay que valorar ese aspecto porque el cine necesita una continuidad para los técnicos y la gente que vive de esto. Los productores reconocen que un cine con gente de Forqué es el que mantiene la continuidad y el músculo de la industria». 

LA CURIOSIDAD

La confusión entre Ramón y Cajal y Adolfo Marsillach

En la etapa final de su carrera, ya en los años 80, José María Forqué rescató a través de dos series de televisión las figuras de Santiago Ramón y Cajal y Miguel Servet. Agustín Sánchez Vidal recuerda lo que marcó la dedicada a Ramón y Cajal con una anécdota: «La interpretación que hizo Adolfo Marsillach fue tan convincente que algunos centros d e investigación de neurología tenían en las consultas la imagen de Marsillach en lugar de la de Ramón y Cajal porque lo habían confundido. Es algo pintoresco, pero resulta muy significativo de lo que contribuyó la serie a rescatar a Ramón y Cajal». La serie, compuesta de diez capítulos, se estrenó en TVE en el año 1982. ‘Miguel Servet, la sangre y la ceniza’ llegó a la pequeña pantalla siete años más tarde, durante 1989.

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