TEMPORADA DE GRANDES CONCIERTOS

Pablo Sainz-Villegas (actúa el viernes en Zaragoza): "La Mozart es una catedral de la música clásica por su acústica"

El guitarrista ofrece un concierto en el Auditorio de Zaragoza junto a la Orquesta Nacional de Bélgica

El guitarrista Pablo Sainz-Villegas, en una imagen promocional.

El guitarrista Pablo Sainz-Villegas, en una imagen promocional. / RAFAEL LAPUENTE

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

Pablo Sainz-Villegas, considerado el mayor exponente actual de la guitarra clásica española, actúa este viernes en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza (19.30 horas) junto a la Orquesta Nacional de Bélgica dirigida por Josep Vicent. El artista interpretará el 'Concierto de Aranjuez' en esta cita incluida en la temporada de Grandes Conciertos del Auditorio de Zaragoza.

–¿Qué es para usted el ‘Concierto de Aranjuez’?

–Es una parte importante de mí, ya es una obra que la siento mía y a pesar de que no tuve la oportunidad de conocer al maestro Joaquín Rodrigo es casi una conversación íntima con él cada vez que lo interpreto, con él y con el público. Es una de las obras maestras de la historia de la música clásica y es española y lo es a través de nuestro instrumento, la guitarra española, uno de los pocos instrumentos que está totalmente vinculado a un país y una cultura y que al mismo tiempo es universal. Aquí se junta el instrumento y una pieza universal y eso le confiere un papel maravilloso para unir a las personas a través de este lenguaje emocional que es la música.

–Es una de las pocas piezas en las que se confronta la guitarra con la orquesta.

–Es la obra que más interpreto con orquesta. Hay otras obras, otros conciertos para guitarra y orquesta, pero sin duda esta es la más popular y está tan bien escrita que al final es un hacer música juntos. Es la orquesta con la guitarra celebrando esa música tan magistralmente escrita donde la guitarra expresa la dimensión de lo humano de Joaquín Rodrigo y la orquesta, en una conversación entre lo humano y lo divino, representa a Dios. Se ve claro en ese segundo movimiento donde Rodrigo transmitió como nadie el dolor de haber perdido a un hijo expresado a través de la guitarra en una conversación con Dios.

El guitarrista Pablo Sainz-Villegas.

El guitarrista Pablo Sainz-Villegas. / RAFAEL LAPUENTE

–¿Cómo está siendo su encuentro con la Orquesta Nacional de Bélgica?

–Una experiencia maravillosa. Cada vez que toco el Concierto de Aranjuez con una orquesta diferente hay esos pequeños matices que hacen que la interpretación sea viva cada vez. Es una oportunidad maravillosa para ir a ese auditorio que tenéis en Zaragoza que es uno de los mejores de España para disfrutar de la mejor música y con el maestro Josep Vicent a la dirección.

–Ahora que lo nombra, ¿qué le parece el Auditorio de Zaragoza?

–He tocado varias veces ya ahí y la verdad es que cada vez que toco es un placer porque la acústica del lugar es única. Incluso los mismos arquitectos muchas veces tienen dificultad en recrear una buena audición y en Zaragoza hicieron un trabajo excelente, es una catedral de la música clásica desde el punto de vista acústico. Sientes desde el escenario que estás en el salón de casa compartiendo música con unos amigos y estás delante de 2.000 personas. Es maravilloso.

–¿En qué se diferencian los públicos de cada país?

–Cada público es diferente. El poder de la música es que es el lenguaje de las emociones. Un lenguaje universal que celebra y unifica la condición humana. Allí donde vas cuando compartes música, la gente va a sentirla sea donde sea. La perfección pasa por un prisma definido por la cultura de cada país pero cuando trasciendes ese prisma todo el mundo siente una misma esencia de la obra. Luego cada público se va a expresar, por la idiosincrasia de cada cultura, de forma ligeramente diferente. Los americanos enseguida se ponen en pie y gritan, los japoneses son mucho más comedidos pero sí aplauden durante muchos minutos sin levantarse. Cada cultura se relaciona con la experiencia de la música de una manera diferente pero al final todo el mundo recibe el mensaje del compositor a través de la intención y la interpretación de los intérpretes. Ahí el público es ese tercer proceso emocional que cierra la trinidad de la creación. A través de ser testigos de esa creación, están creando con el artista porque la música es para compartir y es cuando se comparte cuando se crea un espacio emocional único.

"El ‘Concierto de Aranjuez’ es una de las obras cumbre de la historia universal"

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 –¿La música debe tener un legado social?

–Tenemos una oportunidad de humanizar este mundo con la música que de por sí ya es lo que hace. Y si el músico tiene una conciencia social tenemos una oportunidad de crear un cambio en la comunidad donde estemos y compartir música con un propósito hace que no sea solo una experiencia hedonista bellísima para el oído y para el corazón sino que también pueda tener un mensaje encerrado en cada nota musical y crear un cambio y una inspiración para el que lo compartes. En 2006, creé el proyecto El legado de la música sin fronteras y, a través de él, he tocado para más de 45.000 niños y jóvenes de manera gratuita y es una parte con la que he aprendido mucho y me ha llenado el corazón. No hay mayor regalo que cuando inspiras a un niño y le pones ese brillo en los ojos a través de la música. Al final, mis causas sociales son, por un lado, la guitarra como legado inmaterial de la cultura española; por otro la educación y, por último, el medio ambiente. También creo que necesitamos cuidar este planeta y cada ser humano somos responsables de que sea un hogar para muchas generaciones futuras.

–Pronto va a sacar su disco ‘The blue álbum’, ¿qué puede contar de él?

–Es una colección de piezas preciosas de diferentes épocas, desde el barroco hasta Philip Glass y con bandas sonoras por ejemplo de Sakamoto. Todas unidas por una guitarra íntima que te cuenta una historia, un susurro, en esa intimidad de una cena con una vela. Suena esa guitarra que te invita al interior, a reflexionar en ese momento que hay entre el día y la noche, ese instante de paz. Es un álbum que me encanta y que se lanzará en junio. Es un disco que saldrá desde el sonido que seduce al oyente y, para mí, el sonido es el vehículo para transmitir ese mensaje musical y esa inspiración.