SEGUNDA DE LA FERIA TAURINA DE SAN JORGE

Daniel Luque sobrevive al descalabro de Valdefresno

La mansada retrata a Perera y a El Fandi, escasamente concernidos

Daniel Luque pasando de muleta al sexto toro cuya conformación y su escasa bravura le impedían humillar.

Daniel Luque pasando de muleta al sexto toro cuya conformación y su escasa bravura le impedían humillar. / Andreea Vornicu

Carmelo Moya

Carmelo Moya

En la segunda corrida de toros de la feria de San Jorge en la plaza de La Misericordia de Zaragoza la primera sorpresa ha sido la afluencia de público, históricamente pobre, ayer menos desalentadora. La segunda, el reclamo de la peña para que Daniel Luque, que venía de cortar dos orejas a un toro hace unas horas en la feria de Abril de Sevilla saliera a saludar una rotunda ovación.

Antes, al finalizar el paseíllo y mientras la manifa antitaurina aún gritaba sus consignas en el exterior del garito sonó una vez más el himno de estepaís, que parece que tanto irrita a algunos/as/es. Una señorita en el tendido dos ha secado sus lágrimas (quizás fuera carbonilla, como en el chiste del tren) cuando el primer toro, a la salida del caballo, ha cojeado ostensiblemente. Parecía fractura o lesión irreversible que indujo su devolución. ¿Almas sensibles o acentuado síndrome Bambi?

Sea como fuere ha tenido ocasión de derramar más perlitas húmedas a lo largo de la tarde porque los toros de Valdefresno, cumplidores en el caballo en general y dejándose pegar, han acometido (alguno hasta de largo hasta que sintió el hierro y salió de naja) en acometidas más defensivas que de bravo, no nos engañemos.

Ese fue el patrón de un encierro plagado de cinqueños, unos más horrendos que otros, que la familia Fraile tendría en algún cercado remoto como la grey que esconde a su particular Quasimodo en el cuarto de la plancha para que no lo vean las visitas. Pero siempre hay una gatera por la que escapar. Y Luque, a día de hoy con la hierba en la boca, ve toro. Ese Cantinillo que ha saltado en tercer lugar (familia atanasia también presente en lo de Dolores Aguirre, por ejemplo) ha sido un sindiós a los ojos, con la cabeza de rata chica y recortada de un toro cosida al cuerpo de otro. Ofú.

No ha sido bravo ni humillador, ni ha tenido celo. Se ha abierto hacia chiqueros si lo dejabas, se piraba a la de tres si no le echabas el gancho. Pero se movía por aquí y por allá. Luque ha optado por no discutir: camelándolo a media altura dónde y como quería el toro llegaron a ayuntar voluntades. Tanto le ha ayudado que no ha abandonado la perfilera postura aprovechando y, en ocasiones conduciendo, las arrancadas geniudas y sin clase que tanto llegaron arriba.

Ha habido traca final a base de luquesinas antes de media estocada que bastó. Oreja. Entre dos aguas ha navegado en el sexto, un mansazo con la cara siempre por encima de los hombrillos de la chaquetilla, que no ha regalado nada. Carne. Entre tanto, Miguel Ángel Perera apenas ha dejado huella tras una actuación en conjunto plana y sin ambiciones que ha constatado, como la llama que se consume poco a poco, el interés que despierta ver anunciado --por enésima vez-- al extremeño. Casi ninguno.

Chochón que ha acabado rajado ha sido su primero al que ha machado por abajo hasta que se ha rajado tras un par de series; invisible ante el quinto (tolón, tolón) que tras el capeo en banderillas ha sido ruinilla. Mientras, El Fandi, que cada vez parece más un torero de marca blanca en medio de un outlet, ha abundado/abusado de sus muchos automatismos haciendo absolutamente previsibles «sus cosas». Aún tiene seguidores. Pero mientras pasaba casi nada en la arena lo importante se cocía en la sala de máquinas.

Debut con picadores de Cristiano Torres

Ante el esperado debut con picadores hoy del zaragozano Cristiano Torres los corrales del coso registran un incesante tránsito de camiones. A la docena de novillos de José Cruz presentados a reconocimiento y de los que, mal que mal, han pasado el corte la media docena justita hay que sumar cuatro más procedentes de la ganadería navarra de Hermanas Azcona. De ahí saldría la novillada. A ver si el sastre ha tomado mal las medidas y a alguien le queda grande el traje.