OPINIÓN

Guardando las distancias: La cuarta ciudad de España

Es muy habitual encontrarse con la frase de «es que en Zaragoza nunca hay nada»

El desfile del pregón del Pilar de 2022, una muestra del gran talento aragonés.

El desfile del pregón del Pilar de 2022, una muestra del gran talento aragonés. / ANDREEA VORNICU

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

La noticia ya la saben, la hemos publicado muchos medios de comunicación a lo largo de estos días, Zaragoza es ya la cuarta ciudad de España en cuanto a población. Ha superado a Sevilla lo que hace que la capital de Aragón únicamente esté superada por Madrid, Barcelona y Valencia, a las que, probablemente, nunca alcanzará. Más allá de los datos estadísticos (que sirven estupendamente para hacer una imagen fija de lo que está sucediendo) quizá conviene hacer el ejercicio de poner en su justa medida si los servicios que cada población recibe son acordes al rango que ocupa en el ránking nacional.

Yo, obviamente, me voy a detener en la cultura de la que se disfruta en Zaragoza y lo hago preguntando al aire, ¿tiene la capital aragonesa la oferta y la riqueza que merece teniendo en cuenta el número de habitantes? A mí no me gusta ser excesivamente sentenciador y es una pregunta a la que llevo años dándole vueltas. Yo siempre he sido de la opinión de que en Zaragoza hay muchas más cosas de las que la gente cree. No sé si es por el carácter de sus habitantes, porque no se molestan en informarse mejor o pura inercia, pero es muy habitual encontrarse con la frase de «es que en Zaragoza nunca hay nada». Por supuesto, es una afirmación rotundamente falsa.

Buena salud de la creación

¿Hay actividad? Mucha. ¿La que le correspondería por su tamaño? Pues igual no, esto es muy difícil medirlo, pero sí creo que, a día de hoy, la capacidad de los creadores de Zaragoza y también de Aragón está muy por encima de lo que les estamos ofreciendo como sociedad. Estamos ante un sector, se ha dicho y demostrado en multitud de ocasiones, que tiene una capacidad de resiliencia que uno se llega a plantear que no sabe de dónde le viene. Y eso es lo que probablemente haga, entre otras cosas, que en Zaragoza siempre haya una oportunidad de comprobar el buen hacer y la buena salud con la que cuentan los artistas que residen en la ciudad.

Lo que sí tengo clarísimo es que tenemos un problema que empieza a ser serio y es que no somos capaces de que las obras que aquí auspiciamos y hacemos crecer y triunfar crucen nuestras fronteras. Es un tema realmente complejo y que tiene que ver, entre otros muchos factores, también con, en mi opinión, la falta de promoción que somos capaces de hacer de nuestros trabajos. Y ahí las comparaciones sí que son odiosas lo miremos como lo miremos. Y no hablo únicamente de Madrid y Barcelona, proclamados como centros culturales por las propias inercias que genera el mercado, todo sea dicho.

Tengo la sensación que desde otros lugares son capaces de aupar a muchos de sus creadores para que lleguen muy lejos, de que los premios que conceden llegan mucho más lejos en tareas de promoción y de que, sí, también, algunos de los grandes eventos no pasan de largo año tras año.

Zaragoza ha superado a Sevilla en número de habitantes, pero la pregunta sigue siendo la misma, ¿la actividad cultural en la capital aragonesa está por encima de la ciudad andaluza? Y lo que es más importante, ¿el apoyo a sus creadores desde la sociedad y sus estructuras es superior o similar? Quizá es el momento de reflexionar y pensar qué estamos haciendo bien y en qué podemos mejorar. La pelota no está en el tejado de los creadores, ellos ya demuestran año tras año que muchos de ellos son de primer nivel. ¿Entonces?