RESEÑA LITERARIA
Los libros aragoneses de Domingo Buesa: La emoción de descubrir cómo era San Juan de la Peña
El libro sirve además de catálogo para la muestra del monasterio nuevo

El monasterio de San Juan de la Peña. / EL PERIÓDICO

Mi amigo Félix Longás, Hermano Mayor de la Hermandad de San Juan de la Peña, me obsequió con un libro sobre el monasterio pinatense que tengo que confesar que enseguida me cautivó. Y debo asegurar que esta sensación no se debe a mi amor hacia este monumento (del que publiqué una guía en 1975 que fue galardonada con el Premio Nacional de Turismo Everest) sino a las sugerencias que proporciona su lectura en torno a este espacio fundamental para la identidad aragonesa.
Es sabido que estamos hablando de un conjunto, donde se unen los valores de patrimonio cultural con los de patrimonio natural, que cuenta con muchas publicaciones contando sus valores históricos, artísticos, culturales o paisajísticos. Pero, junto a todas esas aportaciones al conocimiento de la cuna de la nación aragonesa, emerge este libro poniendo imagen a la recuperación de este monasterio como referencia de nuestra identidad histórica. Y además sirviendo de catálogo para una exposición que pueden contemplar en los ámbitos del monasterio nuevo, recordando que este año se celebra el centenario de su declaración como Monumento Nacional.
El tiempo en el que se recupera el monasterio
El título del libro explica muy bien su contenido: 'Viajeros y fotógrafos en San Juan de la Peña entre 1840 y 1980', justamente el tiempo en el que se recupera el monasterio y se comienza su restauración para construir la imagen con la que lo contemplamos hoy, que no es la del pasado. En este relato del libro que ha coordinado con gran acierto Juan José Generelo Lanaspa, al que hay que felicitar, se integran un conjunto de investigaciones que se acompañan de las fotografías, dibujos y acuarelas que fueron dejando constancia de cómo fue este lugar en determinados momentos, un material que justificaría ya el libro, porque además muestra ese Aragón que se incorpora decididamente al mundo de la fotografía y cómo algunos aragoneses ilustres entendieron que había que salvar este viejo y deteriorado conjunto monástico.
Tras los textos institucionales y preámbulos de Javier Lambán y Manuel García Guatas, abre el libro la explicación de aquellos años del siglo XIX en el que San Juan de la Peña se abandonó tras la aciaga y perversa desamortización, que fracasó al no servir para lo que había sido diseñada: combatir el hundimiento de las finanzas nacionales. José María Lanzarote se refiere a los viajeros que, como Carderera o Parcerisa, llegan hasta él y a los dibujos que nos permiten ver lo que ellos vieron, y José Antonio Hernández completa el tiempo con las primeras fotografías que se hacen en el monasterio entre 1878 y 1903, incluidas las que tomó Ramón y Cajal.
La restauración
El siguiente bloque del libro se refiere a la secuencia de la restauración y se abre con una aportación ciertamente notable de Ascensión Hernández sobre la condición de joya olvidada que tuvo el monasterio, donde podrán descubrir cómo lo vieron Ricardo Del Arco y Ricardo Magdalena o conocer la polémica sobre cómo restaurar el claustro. Natalia de Juan nos explica la resurrección del monasterio nuevo incorporando el entrañable mundo de la imagen postal y Sergio Sánchez aporta su interesante visión sobre la restauración del paisaje, puesto que estamos hablando también de Patrimonio Natural que fue catalogado como Sitio Nacional en 1920.
El tercer bloque del libro nos habla de viajeros y turistas desde la época de los caminos de herradura, con un texto muy interesante y muy jacetano de Valentín Mairal al que le tenemos que agradecer la publicación de fotos de Francisco de las Heras que tienen una calidad excepcional, muy a destacar para 1915. Luego, incluyendo fotos de Galiay, vuelve Juan José Generelo para explicarnos cómo vieron este espacio los fotógrafos de arte, y Pilar Irala completa el recorrido con la visión que aporta Jalón Ángel de la cuna de Aragón en la década de 1930.
Dos textos curiosos para concluir
Cerrando el libro hay dos textos muy curiosos que pudieran haber sido diseñados junto al epilogo. Me refiero a la reivindicación desde el poder y la presencia de los jefes de estado en este monasterio (Alfonso XIII, Alcalá Zamora y Franco con el Santo Grial que vino en 1959) que escribe Juan José Generelo y a la sugerente reflexión sobre San Juan de la Peña como símbolo del aragonesismo y del españolismo, que escribe Valentín Mairal, autor también de un epilogo en el que se informa sobre los dos siglos de recuperación y se incluye una crónica de la Hermandad.
Cerrando el libro, además de la bibliografía, tienen ustedes tres utilísimos anexos biográficos sobre los arquitectos, dibujantes y fotógrafos que se han hecho presentes en algún momento de la historia de este monasterio y que han escrito Lanzarote Giral, Ania Albiac, Hernández Latas, Sánchez Lanaspa, Hernández Martínez, Gómez Lanuza, Mairal López, Martínez Martínez, Abaurre Valencia, Pedrafita Ciprés, Irala Hortal, Gorria Ipa, Lasaosa Susín y el archivero Juan Carlos Puente Sanagustín. Entren por donde entren a leer este libro entenderán porque les digo que merece la pena dedicarle tiempo.
‘VIAJEROS Y FOTÓGRAFOS EN SAN JUAN DE LA PEÑA (1840-1980)’
Juan José Generelo Lanaspa (coord.)
Gobierno de Aragón
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