OPINIÓN

Guardando las distancias: El baile de la cultura real

Trayectos es un proyecto que nace desde abajo y esa ha sido su gran fortaleza

Una de las actuaciones de la segunda edición de Trayectos en 2005.

Una de las actuaciones de la segunda edición de Trayectos en 2005. / EL PERIÓDICO

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

Recuerdo vagamente que en mis prácticas de verano de 2004, recién aterrizado en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, un viernes por la tarde me enviaron a hacer un reportaje sobre un festival de danza que se celebraba en la calle y que era una de las novedades del verano cultural zaragozano. Era julio y allí me fui con mi libreta con la incógnita de lo que me iba a encontrar. Llegué a la plaza España de Zaragoza y lo primero que me sorprendió es que había bastante gente concentrada esperando la actuación. Lo que para mí fue probablemente (la memoria no me llega para tanto) mi primer reportaje cultural también fue el nacimiento de un festival, Trayectos, dirigido por Nati Buil, que dentro de menos de un mes celebrará su vigésimo aniversario.

No voy a hablar de la obviedad que es decir que un proyecto cultural perviva tanto tiempo vivo ya tiene un gran mérito, pero sí que es un hecho a analizar, no obstante, y no es baladí, que ha sobrevivido a gobiernos de tres colores diferentes.

Un pequeño jardín

Dicho esto, habría que echar un vistazo a cómo se ha dado un pequeño milagro. Trayectos es un proyecto que nace desde abajo, desde la sociedad y de la mano como decía de Nati Buil. Ella, junto a su equipo ha sido capaz de mantener una propuesta que podía parecer arriesgada en sus inicios pero que se ha desvelado como una manera de hacer ciudad a través de la danza contemporánea. Y una manera de llevar el nombre de Zaragoza muy lejos como referencia de bailar en la calle.

Los gestos importan, y los detalles más. Es el hecho de que Trayectos sea un proyecto que nace desde abajo (y, por supuesto, de su éxito) el que le ha permitido pervivir ya dos décadas sin que nadie se haya planteado su supresión... que de la supresión del apoyo a proyectos culturales de todo tipo de la noche a la mañana tenemos mucha experiencia en esta comunidad y en su capital.

Trayectos, con el tiempo, se ha hecho un gran hueco en la cultura aragonesa y, con él, ha logrado el apoyo institucional (a veces mayor, otras menos, contra eso sí que no se puede hacer nada más que seguir trabajando y demostrando) que ha permitido no únicamente que se siga bailando en la calle año tras año sino que la propuesta haya ido creciendo hasta un horizonte que quizá nadie se pudo imaginar en aquel lejano 2004.

El sentido de las ayudas

14 propuestas se podrán ver este año en la vigésima edición del festival que se celebrará del 22 al 25 de junio. Para entonces ya se habrá constituido un nuevo gobierno municipal que estará el frente del ayuntamiento en los próximos cuatro años. Esperemos que los que lo integren comprendan que los proyectos culturales que se conforman desde la propia sociedad y van reclamando su propio espacio son los que realmente se tienen que mimar y empujar para que sigan creciendo más y más.

Ese debería ser el verdadero sentido de las ayudas culturales, apoyar proyectos para consolidarlos porque de esa manera estás creando un caldo de cultura para que germinen muchos otros. De ideas vamos sobrados en Aragón. Y más de artistas culturales de un alto nivel. Seamos capaces de aprovecharlos y que hablar de ellos y de su valor no sea predicar en el desierto. No digo que se lo merezcan ellos, nos lo merecemos nosotros como sociedad que aspiramos a ser mejores cada día que pasa. Muchas felicidades al festival Trayectos por haber danzado tan lejos. A por el medio siglo de vida.