Un proyecto musical de carácter social
La clave de la Orquesta Escuela: "Horizontalizamos la propuesta de aprendizaje de los alumnos"
La asociación cultural que trabaja con menores en situación de vulnerabilidad ha participado este verano en un encuentro en Göteborg

La Orquesta Escuela de Zaragoza ha participado este verano en un encuentro internacional en Göteborg. / JAVIER ROCHE

Una vieja frase popular dice que la música alimenta el alma. Sin embargo, al igual que la cultura parece encontrarse cada vez más descuidada en Aragón, la música no está siendo menos. La formación musical cada vez se vuelve más inaccesible para el ciudadano medio, con unos encarecimientos económicos constantes, tanto en la adquisición de instrumentos como en la consecuente educación melódica del alumno. En momentos de incertidumbre como este, proyectos como el de la directora musical Kira Rivarés (Zaragoza, 1985) permiten arrojar un rayo de esperanza sobre la comunidad. Tal es la tarea de la Asociación Orquesta Escuela de Zaragoza.
La entidad social lleva desarrollando una multitud de proyectos desde el año 2016 cuyo eje central orbita alrededor de su designio principal: la Orquesta Escuela Social. Esta es definida por Rivarés como «un grupo de formación permanente para menores provenientes de familias en situación de vulnerabilidad». A través de este conglomerado, que reúne un total de 12 profesores (cuatro profesores extra en la Escuela Municipal de Tardienta, donde también se imparte este proyecto) y alrededor de 120 alumnos comprendidos en edades desde los 5 a los 17 años, la orquesta permite dar acceso a la práctica musical a todos aquellos menores en riesgo de exclusión que no pueden permitírselo; ya sea por cuestiones económicas o sociales.
Esta agrupación viene inspirada en la filosofía de El Sistema de Venezuela, una propuesta social que buscaba crear orquestas juveniles para darles una segunda oportunidad a los niños más desfavorecidos del país.

La Orquesta Escuela de Zaragoza trabaja con menores. / JAVIER ROCHE
Por otro lado, su contraparte aragonesa cuenta con su sede principal en Harinera ZGZ desde hace seis años, después de estar durante bastante tiempo «pivotando y saltando de centro en centro por toda la ciudad», según Rivarés; y desarrolla sus actividades principalmente en el CEIP Tenerías, el CEIP Santo Domingo y el Colegio Carmen y San José de Zaragoza. Asimismo, este año se expandirán hacia el centro cultural de Las Armas.
"Una aventura apasionante"
Para la zaragozana, gestora cultural, profesora y directora de la orquesta, considera este recorrido como «una aventura apasionante, que horizontaliza la propuesta de aprendizaje de los alumnos». «Mientras que en una clase al uso en un conservatorio el alumno simplemente atiende y reproduce lo que le dice su profesor, aquí queremos que todos los alumnos colaboren y se ayuden entre ellos mientras les enseñamos, sin jerarquías. De esta manera, se dinamizan las sesiones y se fomenta el espíritu de equipo», continúa.

La Orquesta Escuela en un concierto que ofreció en el Auditorio de Zaragoza. / JAVIER ROCHE
Frente a la Orquesta Escuela Social, se complementan otros dos satélites a su alrededor: la Orquesta Escuela Solidaria y la Biblioteca de Instrumentos. El primero permite conjuntar a los integrantes de la orquesta principal con chicos de toda la ciudad. De esta manera, se permiten crear conjuntos orquestales que pongan en práctica las habilidades de los alumnos constantemente. Mientras que, por otro lado, la Biblioteca de Instrumentos es la encargada de financiar y suministrar instrumentos a todos los alumnos presentes, contando actualmente con alrededor de 200 instrumentos en total.
"Aquí todos estamos en constante aprendizaje"
La pianista no se anda con tapujos, aquí «todos estamos en constante aprendizaje, incluso los profesores a la hora de dar clase. Hemos tenido que cambiar el chip porque nosotros no aprendimos así cuando éramos niños, pero son estos retos los que hacen que todo merezca la pena». Por el momento, parece que ese esfuerzo está siendo compensado, ya que la Orquesta Escuela Social ha roto fronteras al haber viajado recientemente (por segunda vez desde 2019) al encuentro Side by Side en la ciudad de Gotebörg, Suecia. Allí, 20 de los integrantes del grupo pudieron reunirse con cerca de 2.000 estudiantes de música de todo el mundo en un escenario. Una cita que concluyó con un concierto conjunto entre todos ellos para aprender los unos de los otros.
Aunque resultó una semana enriquecedora, la directora de la entidad destaca en todo momento que este recorrido no sería posible si no fuese por las subvenciones y ayudas públicas, sumadas a algunas actividades extra realizadas por la entidad como clases de música extraescolares o conciertos en algunos colegios. «Con esto, pagamos a los profesores y cubrimos gastos como nuestra gestoría o página web. Es un suplemento que impulsa nuestras acciones», explica Rivarés.

El Parque de la Memoria de Zaragoza acogió una actuación de la Orquesta Escuela. / JAVIER ROCHE
Su primer viaje a Suecia, en 2019, supuso una reunión de 44 alumnos, conseguida a través de un crowdfunding de 3.450 euros, así como una ayuda de 5.000 euros del Ayuntamiento de Zaragoza. Sin embargo, este año se consiguió una considerable menor financiación, constando con un total de 3.300 euros en subvenciones. Rivarés destaca que gran parte de los crowdfundings contaban con financiación de las familias de los alumnos, por lo que no quería «peligrar sus difíciles situaciones económicas tras la pandemia». Fueron 20 los alumnos que se trasladaron hasta Suecia esta vez, mas «no todos los que querían apuntarse pudieron venir», como subraya la profesora de música.
El presente de la cultura
Frente a este hecho, la asociación cultural se planteará participar «solo en aquellos eventos donde podamos garantizar que o serán gratuitos o podemos conseguir que todos los que quieran vengan, sin peros», comenta Rivarés mientras echa la vista hacia el futuro cultural de Aragón. «Por un lado, da pena el hecho de que tengamos que recibir ayudas públicas para poder formar a la gente musicalmente», porque la zaragozana cree que Aragón tiene un gran potencial que no termina de aprovechar.
«Los conservatorios podrían ampliar sus plazas o mejorar sus instalaciones y volverse profesionales. Sin embargo, no quieren hacer nada de esto y da a entender que hay una especulación. Las instituciones cada vez piden más dinero para las cuotas de sus clases, porque están muy solicitadas, y poca gente puede permitirse pagar unas cuotas que rondan los 100 euros de media. Tenemos varias opciones para apoyar a la cultura comunitaria y no se quiere hacer», concluye la gestora de la Orquesta Escuela.
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