De noche, con los arbolitos del recinto iluminados y otros detalles tipo resort, tenías la sensación de estar en Expo, ciudad de vacaciones. Con mucho turista (público, digo), eso sí. Así están las cosas en la segunda edición del festival Vive Latino. Bueno, eso, y largas colas para desaguar (las chicas, sobre todo), pues para los caballeros se habían habilitado en algunos excusados una especie de relucientes bebederos para cabras, muy monos y prácticos. Pero las chicas necesitan intimidad. Y más baños (ojo, no más maños). Pero, comodidad en general, el viernes, detalle muy de agradecer cuando compartes espacio con varios miles de personas.
Acontecimiento social y festivo por excelencia en el septiembre zaragozano, Vive Latino tiene gastronomía (muy decente) y música, claro. El viernes ofertó un programa notable, casi eclipsado por el anuncio in situ de que Bunbury actuará en julio en Zaragoza, remarcado después en las redes sociales por la señora alcaldesa en plan presentadora de Tele 5, henchida de alegría, anunciando el evento casi como si de la segunda venida de la Virgen del Pilar se tratara. Más ya se sabe que en asuntos de farándula los gobernantes del PP son más efusivos que los socialistas, unos sosos ellos, que te anuncian que viene Beyoncé, por ejemplo, y parece que están rompiendo España, oye. Pero a lo que vamos.
Cuando mi cuerpo serrano tocó retirada, estaba pendiente la actuación de Mastodonte, el visceral grupo del actor Asier Etxandia, pero me lo perdí, claro. De retirada aún pude escuchar algo del rasposo rock barrial del Sexy Cebras, en el escenario Embou. Fue después de salir por piernas de la actuación, en el escenario estrella (el Ámbar), de Viva Suecia, pues no estaba uno para echarse al coleto la épica de balneario que despliega la banda. Antes, los mexicanos Panteón Rococó montaron una gran verbena latina, dicho sea con todos los respetos que merecen las verbenas. Panteón, además, clava ese tipo de mezcla de chile con tequila que le lleva hasta versionear a Camilo Sexto: "Vivir así es morir de amooorrrr…".
Un continuo ir y venir de un sitio a otro
Poquito tiempo (el festival es un continuo ir y venir de un sitio a otro) tuve para comprobar cómo Natalia Lacunza, con un grupo enteramente femenino, ha sabido sacudirse con garbo el polvo de 'Operación triunfo' y trazar su propio camino. Llegué a su actuación tarde porque me retuvo Andrés Calamaro, una de las 'stars' de la velada, mayoritariamente 'mainstream'. Andrés, que creí entenderle que estaba cansado y falto de fuelle porque no va al gimnasio, facturó un concierto marcado por su carisma, pero, utilizando la terminología taurina con la que tanto le gusta provocar, tuvo faenas de aliño y faenones. 'Alta suciedad', 'Verdades afiladas', 'La parte de adelante', 'Estadio Azteca', 'Para los demás' y 'Tuyo siempre' fueron algunas canciones de un repertorio que contó también con 'Flaca', al alimón con el revulsivo Kase.O.

Previamente a que Calamaro saltara al ruedo, coincidieron en el tiempo, que no en el espacio, Lila Downs y Arde Bogotá. Como sabía que la banda de Cartagena es carne de festivales y su propuesta sonora es una mezcla de escozor y vaselina, opté por la intérprete mexicana. Me gusta, y mucho, pero le he visto actuaciones mejores que la del viernes. Sí, recreó a José Alfredo Jiménez y a Chavela Vargas ('El último trago'), cantó 'Cariñito', de Hijos del Sol, sobresalió en 'Zapata se queda' y en 'Cumbia del mole', y… nos encasquetó 'Clandestino', de Manu Chano. Me acordé de sus compatriotas Los Folcloristas: “Y lo dijo el santo Papa gritando con voz en cuello /chingue a su madre Xalapa, solo Veracruz, es bello”.
Tachenko, Juanes, Julieta Venegas...
Tachenko, también en el escenario Embou, nos dio claves (“Si no sabes lo que quiero te hago una lista / lo primero es lo primero, dame un pista”) de su atractivo directo (como son de casa y sigo sus conciertos, me tomé la libertad de despistarme un poco. También me hice algo el nórdico con Juanes, que se presentó en el escenario de los artistas de primera división, aunque su 'fútbol' no me diga gran cosa. Ya saben: 'Mala gente', 'La camisa negra' y esas cosas… Sí me gustó Julieta Venegas, que reventó el Auditorio (el llamado escenario Caja Rural). Las últimas ocasiones que vi a Julieta me dio la impresión de que había elegido la senda fácil de los ya consagrados. Pero el viernes la escuché despierta, vivaz, renovada con 'Ese camino', 'Lento', 'Limón y sal', 'Andar conmigo' y 'Me voy', entre otras canciones. Cosas.
Y al comienzo de la tarde (la mía, a la hora en que el sol empezaba a ser soportable, aunque Vive Latino había comenzado a rodar a las cinco) me topé con Xoel López, otra apuesta segura. Cumplió como sabe, convenció como debe y atrajo al público como la miel a los osos. Estrenó 'Elevarte caer', del que será un nuevo álbum, cantó en gallego la hermosa 'Paxaro do demo', y más: 'Tierra', 'De piedras y arena', 'Ningún hombre', 'Tigre de Bengala'…
Y hasta aquí puedo contar. ¿Hubo más? Claro, pero el tiempo de los atracones ya pasó. Yo lo que quiero es que traigan a Tego Calderón y que perreen Natalia Chueca y Jorge Azcón. Tanto Bunbury, tanto Bunbury. ¡Salud!