RESEÑA
Los libros aragoneses de Domingo Buesa: Los castillos de Ramiro I
Con este libro se puede descubrir por qué se levantaron estas torres en estos lugares tan especiales

La Torre de Abizanda en la comarca de Sobrarbe.

En los últimos años estamos asistiendo a una recuperación de la figura del primer rey de Aragón, Ramiro I, que se hace cargo de gobernar el territorio de Aragón-Serrablo a la muerte de su padre Sancho el Mayor de Navarra. Ese año de 1035 estas tierras de las cuencas del Aragón y del Gállego se ven elevadas a la categoría de reino y comienzan una nueva andadura política, que cambiará y mucho cuando -a la muerte violenta de su hermano el rey Gonzalo- las tierras de Sobrarbe y Ribagorza se incorporan al reino de Aragón.
Ramiro es el iniciador de la dinastía de los Aragón, los reyes que acabarán gobernando una gran parte del mundo mediterráneo, y es el que asume la complicada tarea de hacer de un territorio disperso con valles cerrados un reino en el que sus gentes se sientan participes de un proyecto político, que tiene como principal meta defenderse de todos los enemigos que le rodean: cristianos y musulmanes, además de ordenar caminos, poner en cultivo tierras con la gestión monacal, establecer poblaciones y levantar castillos que defiendan gentes y ganados.
Y de este importante tema de los castillos habla el libro de Manuel Vega Martínez, editado por la Editorial Pirineo de Huesca, que hoy quiero presentarles con una doble finalidad. En primer lugar, para que les sirva de conocimiento para entender cómo nacieron y para qué nacieron esas fortalezas y, en segundo lugar, para que puedan utilizarla como guía precisa y útil para ir a conocerlos, a verlos, a disfrutar de esos paisajes tan singulares en los que se levantaron hace mil años. Conocer ese mundo de los castillos aragoneses de la primera mitad del siglo XI, es disfrutar de un recorrido excepcional que nos acerca a la belleza del patrimonio natural y, además, nos pone frente a los edificios que hicieron posible que el reino perdurara y creciera.
Las claves de las torres y sus lugares
Por esa doble razón, a lo largo de estas páginas pueden descubrir las claves de por qué se levantaron estas torres en esos lugares tan especiales, tan inaccesibles y tan estudiados; podrán acercarse a comprender cómo se vivía en ellos, como vestían sus gentes para protegerse de ese frio que se adueña tanto de la zona militar -abierta a contemplar el horizonte donde las hogueras son la base de un lenguaje necesario- como de la residencial, reducida a algunos pisos con suelos de madera, muchas veces cubierto de esteras y otras de paja. En realidad, en las páginas de este libro también podemos acercarnos al entendimiento de ese lado humano, dramático y aventurero, que tienen estos castillos aragoneses colgados de las sierras y empeñados en que esas hogueras sirvieran de conexión y de comunicación, en realidad de la mejor defensa ante los asaltos musulmanes y los sustos cristianos, que todos intentaban hacerse con el poder.
Con todo este recorrido inicial, el libro les llevará a tres itinerarios que son solamente orientativos, puesto que en cada uno de ellos podrán optar por diversas excursiones que ustedes deberán elegir en función de su tiempo, de sus gustos o de su preparación para andar los caminos de estas montañas. Las primeras que propone van por la Hoya de Huesca, en torno a ese castillo de Loarre tan excepcional y en ellas descubrirán la fortificación de Marcuello, que mantiene en pie algunas paredes y que es otro testimonio de la dureza de ese momento en el que el reino aragonés, con Ramiro I y su hijo Sancho Ramírez, salen de las montañas dispuestos a iniciar la conquista de las tierras de la ciudad de Huesca.
El Sobrarbe y Abizanda
La segunda propuesta es la de las rutas que les llevarán a la zona del Sobrarbe con ese emblema de la torre de Abizanda, tan bien preparada para entender cómo eran y se vivìan en el pasado estas fortalezas defensivas, donde encima de los espacios de almacenes para sobrevivir vivían los señores, justo debajo del piso dedicado a los soldados que estaban en conexión directa con la plataforma superior desde la que se controlaba el paisaje de alrededor. Y después de disfrutar con la visita a Abizanda, pueden plantearse conocer el castillo de Boltaña, el de Aínsa, enmarcado en una fortificación más moderna, el de Samitier o el de Troncedo en ese hermoso valle de La Fueva.
Y el tercer ámbito de itinerario que les propone el autor recorre algunos paisajes de la Ribagorza cuyos castillos, con gran acierto, enfoca el autor como punto de partida para comprender la repoblación de ese territorio fronterizo por el Este y por el Sur. Aquí descubrimos las grandes torres que también nos defendieron de los vecinos condados catalanes y el autor incorpora, aunque no fuera posesión de este rey, el conjunto excepcional de Montañana. Sin olvidar la torre vigía de Torreciudad, los castillos de Graus y Pano, ese enclave de Fantova que nos recuerda cómo los castillos se vinculaban a burgos o poblaciones, el castillo de Benabarre convertido con el tiempo en palacio de los condes de Ribagorza, y también Luzás y Viacamp. Como pueden ver es un completo recorrido por estos castillos que pusieron en marcha la ampliación del reino de Aragón, muy bien planteado y resuelto, por un médico amante del románico que pensó en este libro asistiendo al curso de verano de la universidad de Zaragoza en Jaca, al curso sobre los reyes que coordino desde hace once años. Espero que el trabajo de Manuel Vega con los castillos del siglo XI tenga continuidad.
'RUTA POR LOS CASTILLOS DE RAMIRO I. PRIMER REY DE ARAGÓN'
Manuel Vega Martínez
Editorial Pirineo
173 páginas
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