Conservación del patrimonio

Las 601 piezas de los museos de la Ruta Caesaraugusta, a examen

Durante varias semanas, un equipo de conservación llevará a cabo un completo proceso de identificación y diagnóstico del estado de cada pieza

El equipo de conservación revisando la colección de las Termas

El equipo de conservación revisando la colección de las Termas / Haiku

El Periódico de Aragón

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Zaragoza

A partir del próximo lunes, a las 11 horas, comenzarán en el Museo del Foro las labores de control de las colecciones en los museos de la Ruta de Caesaraugusta, que posteriormente se extenderán al Teatro Romano. Durante varias semanas, el conservador municipal José Fabre y la restauradora de bienes culturales Mercedes Blanco van a proceder a revisar el estado de las piezas, una labor desconocida pero vital para el mantenimiento del museo.

Y es que, según José Fabre, conservador de Colecciones de Museos Municipales de Zaragoza, “el deleite y comprensión de una obra de museo requiere un intenso, variado y continuado trabajo por parte de los profesionales que a diario trabajan en estos centros culturales. Para que una escultura o un vestigio romano sean mostrados adecuadamente al visitante éstas han de pasar por distintas fases de tratamiento y estudio durante toda la vida de la pieza”.

Así, una vez identificadas las piezas durante la excavación, se les añade un número de inventario general cuando llegan al museo. Sin embargo, después todavía queda mucho trabajo, siendo la conservación y la documentación dos de las labores fundamentales.

Uno de los procesos derivados de estas labores se denomina “Control de Colecciones”. Si bien hay una observación continua de las condiciones ambientales y de seguridad en las salas de exposición de los museos municipales, también lo hay, aunque menos frecuente, del estado de la colección. Por esta razón, a partir de este lunes 26 de agosto y durante varias semanas, los técnicos van a analizar cada una de las 601 piezas que se exhiben en los museos de la Ruta de Caesaraugusta. Esta labor pretende un doble objetivo: constatar su correcta identificación en la colección y conocer su estado de conservación, prescribiendo los tratamientos de restauración más adecuados para lograr su mayor estabilidad.

Para ello, se requiere una manipulación planificada y cuidada de los fondos museográficos, que es así como se denomina técnicamente a las piezas de un museo, a la “mesa de operaciones”. Una vez fuera de la vitrina, en primer lugar, se verifica la identificación singular de la pieza en una zona no visible al público y mediante técnicas reversibles. Esta técnica denominada “sigla” permite un inequívoco control entre vestigios similares tanto en exposición como en las áreas de reserva. A continuación, se procede a verificar los datos métricos de las piezas con relación a la ficha catalográfica.

Finalizada la fase de control documental, se inicia el diagnóstico de estado de conservación. A través de un examen organoléptico y se dictamina si la pieza puede continuar siendo exhibida o si debe realizarse alguna modificación ambiental en su presentación o incluso aplicarle algún tratamiento de restauración.

De este modo, a través de estos procesos y minimizando la siempre delicada manipulación de los fondos, dada su antigüedad, los museos se aseguran del perfecto estado de las piezas para continuar deleitando y formando a los visitantes. 

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