LIBROS
Cuando el cine cambia el nombre de un barrio: De Casa Blanca a Casablanca
El catedrático de Historia del Cine de la Universidad de Zaragoza, Agustín Sánchez Vidal, presenta este jueves en el museo IAACC Pablo Serrano de Zaragoza su última obra, ‘Pero... ¡en qué país vivimos!’

Agustín Sánchez Vidal con el libro que presenta este jueves en el museo IAACC Pablo Serrano de Zaragoza. / JAIME GALINDO

Podría no ser más que una anécdota, pero es mucho más, es el reflejo de la importancia del cine y de su trascendencia en la sociedad. En diciembre de 1946 llegó a Zaragoza (antes que a ningún otro lugar de España) la película 'Casablanca'. «Querían probarla aquí como se hace con muchas películas importantes y el impacto fue tremendo», relata Agustín Sánchez Vidal. Tan importante que le cambió el nombre a un barrio: «Muchos no saben que el barrio antes se llamaba Casa Blanca por una casa encalada que todavía existe (que fue molino harinero, central eléctrico,...). De repente, llega la película y se empieza a escribir junto. ¿Cómo lo sé? Porque se empiezan a utilizar las letras de 'Casablanca' que son las letras de neón del bar de Rick, en muchos sitios con el mismo 'lettering'», explica el catedrático de Historia de cine de la Universidad de Zaragoza. «Nuestro barrio –venía a decirse– es como es bar, un punto de encuentro para gente que ha tenido que dejar atrás otras vidas», se explica.

Manolo Escobar y Concha Velasco en 'Pero... ¡En qué país vivimos!'. / EL PERIÓDICO
Un hecho histórico que queda reflejado en 'Pero... ¡En qué país vivimos!', el último libro de Agustín Sánchez Vidal, que se presenta esta tarde (19.00 horas) en el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza. «Pero lo más bonito –remacha la historia el propio Sánchez Vidal– es que cuando se amplía el barrio y la ciudad hacia Valdespartera las calles toman nombres de cine y entonces surge la Avenida Casablanca».
Manolo Escobar frente a Concha Velasco
En su nueva obra, el estudioso analiza los profundos e interesantes cambios de la sociedad española en el siglo XX vistos a través del cine. Y, para ello, parte de la película que da título al libro. «Es una película dirigida por José Luis Sáenz de Heredia en 1967 y que tiene como estrellas a Manolo Escobar y Concha Velasco, la pareja más taquillera del cine español. Esta película llega cuando ya había control de taquilla y es una de las más exitosas del cine español», señala. Y es que es importante porque es justo el momento, explica el profesor, en el que se «produce el cambio de lo popular a lo pop. Se enfrenta un concepto agroeconómico (Manolo Escobar y su carro) con la modernidad que sería La chica ye ye de Concha Velasco.... y se acaba pactando, porque la cultura popular siempre lo hace. Es un punto de inflexión en España», remacha.
"Cuando el cinemascope llega a España, dos equipos lo hacen a Zaragoza, al Palafox y al Rex"
El cine, tal y como viene a mostrar el ensayo, es clave en el reflejo de los cambios de una sociedad: «A diferencia de otras artes y medios, el cine es multitudinario. Hay que tener en cuenta que hasta hacía muy poco (principio de los 60) no tenía la competencia de la televisión. Pero, además, se habían beneficiado de los medios americanos, que sí tenía la competencia de la tele, para que la gente saliera de casa; utilizaban las batallas panorámicas, el sonido estéreo, las superproducciones,...». Todo eso llega a España y también a Zaragoza, que ocupa un lugar primordial: «El cinemascope llega a Madrid, a Barcelona, a Sevilla y dos equipos a Zaragoza, al Palafox y al cine Rex. De hecho, el primero aún tiene la pantalla original. Te da idea de hasta qué punto el cine era importante para reactivar una ciudad, estaba en juego reactivar el comercio en una de las zonas estratégicas de la ciudad, que es lo que se buscaba hacer con el Pasaje Palafox. Piensa en el Fleta», afirma el investigador.
El sello Almodóvar
Uno de los cineastas que mejor ha entendido el paso de lo popular a lo pop ha sido Pedro Almodóvar, indica el autor: «En sus primeras películas aún no, pero luego ve que el sustrato de este país es el sainete, como lo hicieron Jardiel Poncela, Mihura… Y él ha dicho muchas veces que realmente si su cine ha funcionado por ahí fuera es porque trabajaba sobre una tradición asentada sobre la que había trabajado ya Berlanga, la del sainete, La Codorniz, Azcona,..». De hecho, desvela Sánchez Vidal, Tarantino lo admira: «Dice que él se dio cuenta de que podía hacer lo que él tenía en la cabeza viendo una película de Almodóvar en Los Ángeles. ‘Este es el tío que tiene huevos para hacer cosas que aquí no nos atrevemos’», dijo textualmente.
"Los niños juegan con lo que ven en las películas y ven el mundo según corresponde ahí"
El manchego ha conseguido que a sus películas se las conozca por su director a pesar de las estrellas que dirija: «El único que lo había conseguido antes había sido Berlanga. Luego ya lo han hecho otros más comerciales como Amenábar. Este último tiene un toque autoral comercial que es el camino que abrió Hitchcock en Hollywood. Participaban actrices y actores populares, pero eran películas de Hitchcock».
El libro lleva el subtítulo de Una celebración del cine y la cultura en España. Un buen resumen de la obra: «Los niños juegan con lo que ven en las películas y ven el mundo según corresponde lo que han aprendido en la pantalla. Lo que marca a una persona es lo que te sucede de niño y en esa época que abordamos aquí eran el cine y los tebeos», concluye Agustín Sánchez Vidal.
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