ALMUDÉVAR
Crítica de Javier Losilla de Extrarradios: El ministro la tiene más larga
El festival, que sigue la estela de Periferias, se ha estrenado este último fin de semana en Almudévar, y concluirá el próximo en Ayerbe

Kabeaushe durante su concierto en Almudévar. / JAVIER BLASCO
Les pongo en antecedentes. El Ayuntamiento de Huesca, gobernado por el Partido Popular, decidió, asumiendo una exigencia de Vox, suprimir el festival Periferias. Sin opción a revisión, remodelación, recomposición o cualquier re que se les ocurra, que habría sido lo suyo. Bien. Los medios nos quejamos un poco, y a otra cosa, Lorena Orduna. Mas hete aquí que el ministro de Cultura, el señor Urtasun, requerido o aconsejado, suponemos, por alguien cercano al difunto Periferias, decide echarle un pulso al PP, pone sobre la mesa unos cuantos miles de euros y monta Extrarradios (pillan el sinónimo, ¿no?) en Almudévar y Ayerbe, localidades oscenses regidas por el PSOE. Mientras tanto, el ayuntamiento de la ciudad se saca de la manga otro evento: Spin Festival, una especie de quiero y no puedo con mejores intenciones que resultados. Como imaginan, Extrarradios sigue la estela de Periferias, y está dirigido por Luis Lles, su creador, quien lo dirigió hasta su jubilación como funcionario del ayuntamiento.
Extrarradios se ha estrenado este último fin de semana en Almudévar, y concluirá el próximo en Ayerbe. Así que hasta allí que nos fuimos; a la discoteca Coliseum, templo que fue del tecno de garrafón, y que Patrimonio debería declarar edificio de interés histórico, ya que no artístico. El domingo, bajo el epígrafe África insurgente, subieron al escenario tres propuestas: Avalanche Kaito, Ammar 808 y Kabeaushé. Kaito Winse, un griot del siglo XXI nacido en Burkina Faso; Nico Gitto, guitarrista belga, y Benjamin Chaval, batería francés, dan vida (mucha) a Avalanche Kaito, formación que hace honor a su nombre. Guitarra y batería arman una base sonora que participa tanto del post-punk como del math-rock, del free-jazz como de la electrónica, de la energía terrestre como del espacio cósmico. Sobre esa avalancha, Kaito va desgranando su africanía, que transita desde lo tribal a lo contemporáneo, en una conjunción que, si a primera escucha diríase ruidista sin más, está perfectamente estructurada. Voz, flautas y arco enlazan en con las cuerdas y los tambores en una gozosa muestra de avant-rock atravesado por el embrujo del África negra.
Ammar 808 y Kabeaushé
De Ammar 808 (el tunecino Sofyann Ben Youssef, o sea) uno prefiere escuchar sus discos que sus sesiones en directo (cuando menos si los comparamos con la del domingo en Extrarradios). La primera parte, larga, de su intervención, marcada por un monocorde ritmo percusivo, adornado por ecos de la música karnati del sur de la India, resultó monótona; después, cuando apareció la polirritmia y las mezclas de los aires magrebís, la cosa se puso más entretenida. Pero no tanto como la actuación que cerró la velada: la del keniata Kabeaushé, quien más que un concierto ofrece una performance revoltosa en la que muestra influencias que van de Prince a Grace Jones, ataviado con peluca rubia y dejando constancia de su capacidad para el espectáculo. Su compañero (teclado, sintetizador y complementos electrónicos) salió ataviado con un traje de torero probablemente comprado en un 'chino'. La batidora de ritmos de toda especie y condición (no negaré que pareció sonar aires de pasodoble) y el desarrollo escénico de Kabeaushé dan forma una apuesta atrapadoramente freak.
El programa del sábado tuvo otro cariz: Dorian Wood, recreando (piano y voz) las canciones de 'I Do Not Want What I Haven’t Got', el perturbador álbum de Sidnéad O’Connor, todo un tributo a una gran artista ninguneada por la industria; Maria Rodés, celebrando el décimo aniversario de 'Maria canta copla', y Lapili, ese fenómeno escénico que arremete contra un sesgado sentir social. De Wood poco hay que decir que no se sepa: a su voz singular une una calidad y una emoción interpretativas apabullantes. Nos encogió el alma (o lo que tengamos), especialmente con las piezas 'I Am Scretch On Your Grave', 'Black Boy On Mopeds' y “la que todos sabemos”, como anunció, 'Nothing Compares 2 You'.
Mejor Lapili que la poli
Maria Rodés es la Françoise Hardy de la copla; es decir, que arrima el ascua de ese estilo popular a la sardina de su canto hermoso. Copla, cuplé, una pieza de su disco 'Eclíptica', la rumba de Bambino y de Los Chunguitos… Maria Rodés facturó una actuación de encanto y tronío; de ese tronío que despoja a las canciones de lo que le gusta a Vox y las transforma en esencia creadora y popular. Y Lapili. ¡Ay, Lapili! Su culo, al que tiene dedicada un piezón, es su arma de destrucción masiva. Pero ojo, es un trasero con doble articulación: es espectáculo y reivindicación; cachondeo y empoderamiento. Una mixtura de reguetón, trap y otras especias da soporte a unas letras empoderadas lanzadas a media distancia entre el directo y el playback. Pero qué importa; queda el estribillo de combate: “Prefiero que venga Lapili a que venga la poli”.

LaPili actuó en la Coliseum de Almudévar. / JAVIER BLASCO
Objetivamente, más allá de lo contado y cantado, cabría preguntarse si Almudévar y Ayerbe necesitan para su desarrollo de un festival como Extrarradios. Otro tema. Por el momento, en la berrea entre Urtasun y el PP con Vox, el ministro ha demostrado que la tiene más larga.
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