LIBROS
Manuel Rivas en Zaragoza (presenta 'Detrás del cielo'): "La imaginación sirve para profundizar en la realidad, no es un punto de fuga"
El escritor, Premio Nacional de las letras en este 2024, presenta en la librería Cálamo su nueva novela

Manuel Rivas en las inmediaciones de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN en Zaragoza. / LAURA TRIVES

Manuel Rivas acaba de publicar ‘Detrás del cielo’, su regreso al mundo de la novela nueve años después, que ha presentado este miércoles en la librería Cálamo de Zaragoza. En ella, el gallego entrega una novela de serie negra, ‘noir’ en el sentido radical, salvaje: una historia que atañe tanto a la vida de las personas, a la caza del ser humano por sus semejantes, como a los animales y a la naturaleza.
-Su novela tiene una frase lapidaria, «el monstruo que todos llevamos dentro, tú lo llevas por fuera». ¿Así se pueden explicar los tiempos que vivimos?
-Sí, es un reflejo de un receso de civilización o de brutalismo compartido en el sentido de que yo creo que cada vez hay más descaro en sacar ese monstruo, esa pulsión destructiva y esa versión despótica en relación con los demás. Y eso tiene manifestaciones a veces en el mundo de las redes, pero también en esta especie de guerra verbal que es el debate político continuo.
-¿Habla de la polarización actual de la sociedad?
-De alguna forma, esa pulsión destructiva, esa excitación destructiva, va calando, se percibe en posiciones en relación con las cuestiones importantes. Hay un estilo demasiado imperativo en la forma de hablar también.
-¿Cuánto tiene que ver el lenguaje en esa perversión de los límites?
-Es fundamental. La mejor forma de conocer un personaje es cuando abre la boca. Justamente es lo contrario de lo que sería un estereotipo, podríamos tener una idea de cómo sería una persona por las apariencias, pero ese tipo de literatura costumbrista no me interesa. Hay una definición de Jim Thompson, que dice: «He escrito de 32 maneras diferentes novelas pero la trama es siempre la misma, las cosas no son lo que parecen». Y creo que en ese sentido es fundamental conocer a alguien el momento en que abre la boca y el tono que usa. Si es una persona que interroga y se hace preguntas o si es una persona que no espera nunca ninguna respuesta. Ese lenguaje que practica el terror semántico, o el temor, esa forma imperativa de hablar, da la impresión que es un estilo que se extiende. No recuerdo la última vez que se contó un chiste en el Parlamento.
"El miedo actual más extendido es el miedo a quedarse fuera de juego"
-¿Cree que es casual?
-Es algo que tiene una causalidad y por eso es muy importante la literatura y el periodismo. Deberían ser espacios donde en este mundo hecho añicos, en una situación de emergencia existencial, se viniera a recomponer, desmontando el terror semántico y de alguna forma creando, limpiando el terreno de miedo para empezar. Pero también de mierda para poder restablecer las causalidades, saber qué está pasando. Digo lo de limpiar mierda porque me viene una frase cuando se intensificó este proceso de descivilización que fue con el primer mandato de Trump. Steve Bannon dijo que los enemigos eran los medios. Se refería a los serios, claro, a esos que hacían preguntas y no los dominaban. La forma de enfrentarse a ellos es inundar de mierda el terreno.

El gallego Manuel Rivas ha presentado este miércoles en Zaragoza su nuevo libro. / LAURA TRIVES
-Muy revelador.
-Flaubert decía: «Yo lo que quiero es estar muy tranquilo en mi torre de marfil pero de vez en cuando viene una avalancha de mierda y se tambalea todo».
-¿La novela negra como lo es ‘Detrás del cielo’ es perfecta para reflejar una realidad social?
-A mí lo que más me interesa son las creaciones desgeneradas dentro del género y la transgresión sin que la etiqueta te determine y te condicione. La escuela que más me interesa es la que viene de Dashiell Hammett, Jim Thompson, Ross McDonald... Esa que justamente cuenta lo que cuenta porque hay ese proceso de limpiar el miedo. Tenemos miedos, pero a la hora de escribir tienes que tener el valor suficiente para superarlos y vencerlos. La literatura en sus orígenes tienen que ver con luchar contra el miedo y ahí tenemos todos los cuentos tradicionales y el mayor de los miedos es el del abandono,… pero el miedo actual más extendido es el miedo a quedarse fuera de juego. Y eso tiene una conexión con la adicción a las pantallas, lo que en la novela yo llamo el chisme.
-‘Detrás del cielo’ comienza con una cacería y el mundo rural es muy protagonista de una manera especial. ¿Quería alejarlo de esa visión bucólica que se tiene de él desde las ciudades?
-Hay una conversación clarificadora entre la madre y la hija, las senderistas que tienen que escapar de la cacería humana. Están en una aldea abandonada y la joven pasa la mano por el musgo y dice que no puede entender como la gente se ha ido de este lugar tan precioso. Y la madre le dice, «quizá era un infierno». No podemos hablar de mundos rurales desde el elogio de la aldea ni contemplar ese mundo con una mirada contemplativa como un decorado. No, es un mundo en crisis, en retirada, en conflicto. En ese sentido, hoy es muy difícil trazar una línea divisoria que marque donde acaba lo urbano y donde empieza lo rural.
-¿A qué se refiere?
-Para mí, el mundo es hoy como la gran frontera en la que un grupo de personas turistas pueden estar bañándose y justo al lado están llegando pateras. Y detrás de la batalla hay invernaderos donde hay gente de la que nadie sabe nada plantando productos para alimentar las grandes ciudades europeas. Y en el centro de las ciudades hay personas que han vivido ahí toda la vida y la están presionando para que se vayan. El mundo hoy es una gran frontera. Es una línea de riesgo que está en todas partes hoy, el yacimiento catastrófico realmente está bastante extendido.
-¿Qué importancia tiene la realidad para esta novela?
-En esta novela todo es inventado y todo es real. Incluso lo que parece más surreal, extraño, es posiblemente lo más real. Para mí, la imaginación es un medio para profundizar en la realidad, no un punto de fuga, es un instrumento de investigación, te permite ver allá donde están las zonas de sombra, oscuras y saber que el tiempo pasado está siendo presente. La imaginación es esencial para la literatura y por eso se hace la literatura necesaria, porque cuenta aquello que no se puede contar de otra forma, entrelaza los conflictos internos con los externos.
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