MÚSICA

Fran Perea: "La sinceridad nos hace absolutamente vulnerables"

El artista encara el final de su gira 'Uno más uno son 20', con destino Madrid, en el Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío el 12 de diciembre, donde se encontrará con David Otero, Ana Guerra, Despistaos, Celia Becks y Funambulista

Fran Perea tocará en el Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío el 12 de diciembre.

Fran Perea tocará en el Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío el 12 de diciembre. / ANA MÁÑEZ

Carlos H. Vázquez

Madrid

“Buenas, ¿qué tal? ¿Cómo estás?”, saluda Fran Perea (Málaga, 1978) disculpándose. “Perdón el retraso, pero es que estoy en México y ha sido complicado encontrar un hueco tranquilo para poder contestar a las preguntas”. Es 29 de noviembre, ha pasado algo más de una semana de su cumpleaños, y ahora encara el final de su gira Uno más uno son 20, con destino Madrid, en el Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío el 12 de diciembre, donde se encontrará con David Otero, Ana Guerra, Despistaos, Celia Becks y Funambulista, además de Víctor Elías (y algún miembro más de la familia Serrano) y el canario Álex Bencomo, el telonero. “No sé si te puedo contestar alguna cosa más”, prosigue Fran Perea, que manda un abrazo (grande) desde México.

Actuar, cantar, rodar, componer... ¿requieren distintos tipos de vulnerabilidad?

Sí. Las técnicas –digamos– aplicables son diferentes para cada cosa. Quizá lo más expuesto siempre es el directo: actuar, cantar... pero delante de una audiencia en directo, porque hay que evitar el fallo y eso te pone nervioso. Y además, la composición es un acto solitario, o rodar, aunque estés delante de un equipo, pero bueno, es más íntimo. Ahí quizá lo más fuerte, o cuando te expones más, es actuando, cantando en directo.

¿Cómo decide a qué dedicar sus energías?

Pues no lo sé. La verdad es que va un poco en función de mi propia voluntad, a veces, y a veces en función también de cómo vengan dadas, digamos de trabajos que no dependen de mí. Es verdad que yo genero gran parte de mi trabajo; invertí muchos años en poder tener un tejido que me sustentase y no depender de nadie, pero también llegan cosas externas y uno va priorizando. Es verdad que casi siempre tengo como un proyecto troncal más grande y luego voy haciendo cosas más puntuales y pequeñas que me permiten compaginar todo.

Fran Perea, durante un concierto en La Riviera.

Fran Perea, durante un concierto en La Riviera. / ALBA VIGARAY

"Cuando te pones a planear tu cumpleaños pero recuerdas que te toca estar de gira por México", publicaba en un reel de Instagram. ¿Cuántos cumpleaños se ha perdido?

Míos me he perdido muchos. Me estaba acordando de unas cosas que hacía cuando era chaval, unas animaciones y tal. Me tocó irme a un pueblo de Sevilla a cumplir mi 19 o algo así. Desde muy pequeño me dedico a esto y entiendo que no puedes hacer planes a largo plazo, porque luego vienen opciones, cosas y tal, y los cumpleaños forman parte de eso todo el rato. También tengo la suerte de haberlo celebrado este año en México. Le doy la vuelta e intento mirarlo como un afortunado. Es verdad que hay veces que tienes el cumpleaños de tu madre, de tu padre o de no sé quién, y te habría apetecido estar ahí, pero no se puede todo.

Si hay tiempo para usted, ¿lo hay para los demás?

Intento sacar tiempo. Desgraciadamente, como digo, hay épocas en las que tienes menos tiempo y épocas en las que tienes más. Este verano, por ejemplo, pude disfrutar y estar con mi familia muchos días. Depende del año, y es acostumbrarte a una incertidumbre constante. Pero, vaya, sí; de aquí y de allá siempre se saca tiempo. Si quieres, siempre sacas tiempo para estar con la gente que quieres.

Entre la organización y la improvisación, ¿en qué punto se encuentra?

Yo intento ser disciplinado, la verdad, dentro de la organización y la improvisación. Intento ser disciplinado, básicamente, porque hago muchas cosas diferentes y si no me organizo bien, no las puedo hacer. Entonces, siempre hay un hueco para meter cosas y para improvisar, pero sí que intento ir con mucho tiempo, ir cerrando calendarios con mucho tiempo, adelantándome a las circunstancias siempre para poder tener un mínimo margen de maniobra. O sea, intento improvisar lo menos posible. Improviso para el ocio, quizás es lo que más improviso, para las vacaciones también. Esto de sacar un viaje con mucho tiempo de antelación y demás es imposible. Ahí sí que improviso un poquito más. De pronto veo que se me han quedado un par de semanas libres y, si se puede, me pego un “saltito”.

¿Cuándo siente que una canción que escribe le pertenece?

¡Uf! No lo sé. Yo sí siento que cuando escribo, en el proceso de composición, estoy fuertemente unido a lo que he escrito. Luego, el tiempo lo que pasa es que lo resignifica o te hace darle más valor a ciertas cosas, o te hace recordar algunos momentos. Pero sí, me identifico bastante con lo que escribo. Tampoco soy un compositor con un volumen de canciones muy loco. Hay gente que compone muchísimo y luego descarta y coge las que más le gustan. Yo aprovecho casi, casi, casi todo lo que compongo.

¿En qué momento, si acaso, cree que la entrega al público para que sea suya?

Cuando la tocas en directo. Bueno, realmente cuando la sacas, cuando lanzas la canción, ya sabes que ya está, que hasta ahí, que lo que tú controlabas de la canción llega hasta ahí. A partir de ese momento, ya no controlas absolutamente nada. No solo por el público, sino por todo lo que rodea, por el marketing, por el algoritmo, por las plataformas... Empieza un proceso en el que tú no tienes nada que hacer con tu canción.

Uno más uno son siete es un tema de Mikel Erentxun que en realidad se titula Grandes éxitos. De hecho, la que usted canta tiene modificaciones en la letra (Mikel, en su tema, menciona un disco de diamante, mientras que usted haces lo propio con los Burning). ¿Cree que eso es tan importante para el público que va a divertirse a un show suyo?

No, creo que no. Yo creo que además, en este caso, la canción que más ha trascendido ha sido la de la cabecera de Los Serrano. Supongo que la gente que es fan de Mikel irá a sus conciertos y querrá que toque Grandes éxitos por la peculiaridad. Y la gente que viene a mis conciertos, pues quiere que toque Uno más uno son siete, porque le encanta. Es una canción emblemática que marca una generación, y yo estoy encantado. Cada uno se la goza a su manera.

Hablando de Burning, uno ve a Fran Perea en un thriller finés (Kosta) y se pregunta: ¿qué hace un chico como usted en un sitio como éste?

(Risas) Sí, la verdad es que me he podido abrir camino en otros mercados, aparte del español y del finlandés, entre ellos, y me siento muy orgulloso de haber hecho un proyecto como Kosta. Hemos estado cinco años de nuestras vidas involucrados en esto, tres temporadas, y ha sido un exitazo. Así que, pues muchas Kostas, por favor.

“Si mi yo de 13 años vive todo esto, le da un parraque. Pero se lo debía”, se podía leer en la pancarta de una seguidora que le estaba viendo desde la primera fila. Si su yo de 13 años es el que vive todo esto, ¿también le daría un parraque?

Sí, supongo (risas). Bueno, mi yo de 13 años estaba muy lejos de vivir todo esto. Yo vivía en Málaga, estaba en mi primer año de instituto y empezaba a hacer teatro, jugaba al fútbol... Vamos, estaba lejísimos de poder imaginar que algún día viviría algo parecido a lo que me ha tocado vivir. Pero bueno, esa es la vida, ¿no? La vida te da sorpresas.

En otra pancarta le piden hasta que cante en bodas. ¿Ha tenido que ver cómo alguien le pedía matrimonio a su pareja delante de usted, durante un concierto?

No. Digamos que nunca he facilitado este tipo de acciones dentro de mis conciertos. Es verdad que en mis shows siempre hay un huequito para hacer cosas y para improvisar un poco, lo que tú decías antes, pero intento no machacar mucho la estructura ni meter cosas que saquen a la gente excesivamente del show. Supongo que tengo ahí mi parte teatral, mi parte dramatúrgica, y no quiero que el show se me vaya de madre por cosas que yo no controlo excesivamente. Soy un poco maniático en ese sentido.

Fran Perea, junto a Víctor Elías.

Fran Perea, junto a Víctor Elías. / ANA MAÑEZ

El “papón” es el término que se utiliza en León para designar a todas las personas que forman parte de una cofradía de Semana Santa, mientras que en el resto de España, sobre todo en Andalucía, se dice “cofrade” o “hermano”. Conociendo sus raíces leonesas, pero sabiendo que es usted malagueño, ¿se siente más “papón” que “cofrade”?

(Risas) ¡No sabía qué se llamaba papón! En lo religioso no me siento ni más leonés, ni más papón, ni más cofrade, porque soy ateo, y aunque he disfrutado mucho tanto de las procesiones de Málaga como de las de León, incluido el Genarín, en esa parte no me reconozco especialmente. Pero sí, bueno, soy una mezcla, soy la variedad. Me gusta mucho, porque me ha hecho ser un poco más completo, creo yo. Pasar tanto tiempo en León y tanto tiempo en Málaga, luego en Madrid, y al final todo eso te va aportando cosas. Me siento orgulloso de mis raíces leonesas y de las malagueñas también.

Con Víctor Elías tiene una obra de teatroYo, sostenido, donde él cuenta su vida –como en el libro– tocando el piano. ¿La sinceridad nos hace vulnerables?

La sinceridad nos hace absolutamente vulnerables y da mucho miedo contar cosas que, en fin, tienen que ver con la parte más íntima, cosas que la gente no sabe. Yo admiro el valor que ha tenido Víctor para hacer esta función, que ahora se ha convertido en libro. Supongo que le daré difusión también. Es una función que yo creo que muchas personas deberían ver, porque es un acto precioso de generosidad hacia la gente. Creo que puede ayudar a otras personas. Al final, hacemos esto con la idea de mejorar un poquito el mundo, y yo creo que en este caso se ha hecho con la función de Víctor.

Tracking Pixel Contents