Los retos culturales en Aragón de 2025: Al asalto de los Goya desde una tierra complicada

El cine realizado por aragoneses opta a 23 estatuillas en la gala de Granada del 8 de febrero, que puede ser histórica

‘La estrella azul’, sin límites para soñar en este 2025.

‘La estrella azul’, sin límites para soñar en este 2025. / EL PERIÓDICO

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

ZARAGOZA

El 2025 será el año que bata todos los récords en el cine español. No hay que echar la vista muy atrás para recordar cómo una sola nominación en los Goya era celebrada como un logro histórico. Todo eso ha cambiado, eso sí, por el esfuerzo y la valía creativa de cineastas aislados (en Aragón sigue sin existir una industria poderosa ni, de momento, presupuestos que puedan cambiar este panorama), y en la gala de los Goya que se celebrará en Granada el 8 de febrero, el cine con ADN aragonés tendrá la opción de llevarse 23 estatuillas.

Alba Planas y Najwa Nimri en ‘La virgen roja’.

Alba Planas y Najwa Nimri en ‘La virgen roja’. / CONCHA DE LA ROSA

Algo impensable no hace ni una década. Si Paula Ortiz fue la punta de lanza de estos nuevos valores del cine aragonés que, además de una creatividad desbordante, han demostrado un tesón encomiable para no desfallecer (y, desgraciadamente, esta tierra les ha puesto a prueba en demasiadas ocasiones) y volar muy alto. Un gran ejemplo es Javier Macipe que, tras más de una década de trabajo, sacó adelante La estrella azul, que ha sido la sensación de la temporada (ocho nominaciones). Pero, además de 'La virgen roja', de Paula Ortiz (nueve nominaciones); y 'La estrella azul', también está en la lista de nominaciones 'Los destellos', de Pilar Palomero, con cuatro; el documental 'Marisol, llámame Pepa', de Blanca Torres; y el actor oscense Vito Sanz por su trabajo en 'Volveréis'.

Opciones complicadas

Hay que ser realistas, las opciones para que Aragón vuelva de Granada con un saco de Goyas no son nada sencillas, pero lo que debe quedar, más allá de los galardones, es que el cine aragonés no tiene nada que envidiar a ninguno. Las carencias económicas que puede tener, hace tiempo que estos grandes valores las están consiguiendo suplir convenciendo más allá de nuestras fronteras de sus propuestas cinematográficas. Y eso es un mérito atribuible, por supuesto, exclusivamente a ellos, pero también a haber nacido en una tierra como Aragón. Un lugar que imprime carácter y que, sin querer crear una imagen romántica, obliga a exprimir la creatividad hasta un punto extremo.

Por cierto, antes de los Goya, el cine aragonés tendrá otro reto no menos importante, la gala de los Premios Feroz (los de los informadores cinematográficos), el 25 de enero en Pontevedra, donde prácticamente los mismos protagonistas pueden volver a reivindicarse.

Amaral, Bunbury, Sabina...

El gran momento del cine dirigido por aragoneses marcará, sin duda, el comienzo del año. 365 días en los que, además, verá la luz, por fin, el nuevo disco de Amaral ('Dolce vita') el 7 de febrero; o en el que Bunbury volverá a actuar en Zaragoza. Será en el pabellón Príncipe Felipe en septiembre con todas las entradas agotadas, poco después, de que, en principio (aunque no hay confirmación pública, todo indica que así será), se celebre la cuarta edición del Festival Vive Latino en el recinto de la Expo y tres meses después de que Joaquín Sabina (12 y 14 de junio) se despide para siempre del público aragonés.

Más allá de eso, y dentro del cambio de paradigma de la política cultural institucional en la que primarán los grandes eventos, en febrero de este mismo año que empieza está previsto que se celebre la primera edición del Festival Zaragoza Luce. Una apuesta del ayuntamiento para hacer brillar con más fuerza el patrimonio de la ciudad. 

Tracking Pixel Contents