Crítica de Javier Losilla del concierto de Enigma: La invención de la gran Enigma

La formación inicia su trigésima temporada con 'La invención del público', un tributo a la creación

El Grupo Enigma durante el concierto que ofreció este lunes en el Auditorio de Zaragoza.

El Grupo Enigma durante el concierto que ofreció este lunes en el Auditorio de Zaragoza. / AUDITORIO DE ZARAGOZA

Javier Losilla

Javier Losilla

“Después de todas las nieblas impresionistas, este arte simple y claro, renovando la tradición de Scarlatti y Mozart, ¿no sería la siguiente fase de nuestra música? En cualquier caso, recuerdo haber sentido ese día que el lugar de Poulenc sería grandioso y que su trabajo sería tenido en cuenta”, escribió el músico marsellés Darius Milhaud (1892–1974), uno de los compositores más prolíficos del siglo XX, impulsor del llamado Grupo de los Seis y amigo de Cocteau (de él ofreció el Grupo Enigma la temporada pasada su obra 'Le beuf sur le toit', 1919). Milhaud evocaba así el encuentro con Francis Poulenc (1989-1963), tras haber escuchado la pieza de este último, 'Tres movimientos perpetuos'

Con ese 'trío abrió' el Enigma el lunes su concierto en el Auditorio de Zaragoza (ese que la alcaldesa está empeñada en asociar con la realeza), el primero de la trigésima temporada de tan singular orquesta. 'La invención del público', llevaba por título el estreno, todo un tributo a la creación, en el siglo XIX, de salas de conciertos que pudieran acoger a un buen número de espectadores, y a la puesta en marcha del cinematógrafo, invento que cambió el devenir de las artes.

Un gran comienzo

'Tres movimientos perpetuos' es una composición extraordinaria. Escrita originalmente para piano, y desarrollada gozosamente por Enigma en formato noneto (violín, viola, chelo, bajo, fagot, trompa, clarinete, oboe y flauta), es un prodigio de contrastes, de superposiciones y de juegos armónicos y dinámicas. Un gran comienzo para lo que vino después: 'Noneto', de Luise Farrenc (1804-1875), brillantísima compositora. Cuatro movimientos conforman una escritura envolvente, repleta de vigorosos diálogos entre las cuerdas y los vientos, construida a base de texturas y de una compleja pero arrobadora orquestación.

'Quinteto', de Juan José Olives (1951-2018), fue todo un homenaje a quien fundó el Grupo Enigma y lo dirigió. Es una obra reflexiva, clásica (dentro de la contemporaneidad), pero que ofrece un alto nivel de abstracción. Aunque a uno le pareció que este Quinteto ofrecía más posibilidades de estirar las disonancias, la confrontación entre el violín, queriendo romper la línea melódica, y el resto de instrumentos, impasible ante ese intento, creó una estimulante tensión.

Música de Pierre Boulez

Y tras Olives llegaron el cine de los Lumiere y la música del gran Pierre Boulez (1925-2016), creador del serialismo integral (imágenes y sonidos no se solaparon). De Boulez se eligieron fragmentos para flauta de 'Le marteau sans maître', obra escrita en origen, a medidos de los años 50, para voz y seis instrumentos. No sé si me explico con claridad si les digo que la clave de la interpretación no estuvo en que la flauta hiciera música, sino en tocar música para la flauta. Es decir: hacer que el instrumento vibrase, enredara con el aire, despidiera onomatopeyas… Nunca más apropiada la expresión "música para flauta", deliciosamente resuelta.

Y de cierre, tras el descanso, 'Sinfonía en Re', una de las obras cumbre del compositor bilbaíno Juan Crisóstomo Arriaga, escrita en 1824. A Arriaga lo apodaron el Mozart vasco por su precocidad para la música, y dada su voluptuosidad instrumental fue asociado con otros genios. Nadie está libre de influencias, pero más allá de similitudes Arriaga buscó su propio camino, recurriendo, sí, a al folclore, como otros, pero, en definitiva, armando obras de gran pulso, como la escuchada el lunes. Iba a ser el final de un concierto excelente, con los nueve músicos de Enigma sin director, pero los aplausos del público obligaron a un bis. Este llegó en forma de divertimento con el primer movimiento ('Tanecek, allegro moderato') de la obra 'Children’s Suite', del checo Jiří Jaroch (1920 – 1986). 

Trigésima temporada de Enigma, decía al comienzo, y treinta años de existencia de la orquesta, que está celebrando con conciertos como el del lunes. ¿La invención del público? No, la invención de la gran Enigma.

Tracking Pixel Contents