Lluís Bassat: "No hace falta comprender el arte; yo no entiendo todos los cuadros que compro"

El conocido publicista adquirió la primera obra de su colección en 1973. Ahora cuenta con unas 5.000 piezas, de las que ha seleccionado 119 para una exposición que ya se puede visitar en la Lonja

Lluís Bassat, este jueves en la Lonja de Zaragoza.

Lluís Bassat, este jueves en la Lonja de Zaragoza. / miguel ángel gracia

Rubén López

Rubén López

Zaragoza

Lluís Bassat ha realizado un esfuerzo ingente para elegir las obras que más le gustaban de toda su colección, compuesta por unas 5.000 piezas. Su selección conforman la exposición que la Lonja ha inaugurado este jueves y que se podrá visitar hasta el próximo 27 de abril. Joan Miró, Antoni Tàpies, Miquel Barceló, Jaume Plensa, Juan Genovés, Eduardo Chillida, Manolo Millares, Julio González o los aragoneses Antonio Saura, Pablo Gargallo, Manuel Viola y Víctor Mira. Todo ese talento, y más, ha cabido entre las paredes de la Lonja en una exposición que reúne lo mejor del arte contemporáneo de los últimos 60 años.

-No habrá sido fácil hacer la selección... 

-Ha sido muy complicado, sí. Me conozco todas las obras, pero escoger estas 119 ha sido muy difícil. Estuve varias jornadas y ocho horas diarias repasando las 5.000 para intentar no dejar fuera nada que me gustara mucho. Al final, lo que nos pidió la alcaldesa de Zaragoza es que fuera lo mejor de nuestra colección. El reto era enorme. 

-¿Está satisfecho del resultado?

-Está mal que lo diga porque es la primera vez que ejerzo de comisario, pero la verdad es que sí. Hemos realizado bastantes muestras en otros países y en varias ciudades españolas y puedo decir que esta es la exposición más completa de nuestra colección. Solo una tuvo más cuadros, pero se circunscribía a los años 1960 y 70. Esta la supera con mucho porque abarca hasta hoy. Cuando la alcaldesa me preguntó sobre el relato de la muestra pensé que lo mejor sería intentar explicar cómo hemos ido construyendo la colección. Por eso hemos empezado con la primera obra que compramos: 'Bañista' (1973), de Xavier Serra de Rivera. Es un cuadro muy sugestivo y me gustó mucho el misterio que lo rodea. Nos gustó tanto este artista y otros que exponían en la Galería Adrià de Barcelona que decidimos comprar una parte de la galería. Y ahí empezó todo. 

-Le pongo en un aprieto aún mayor. Si le pidiera que eligiera cuatro o cinco obras de esta selección, ¿cuáles le vendrían primero a la cabeza?

-Las dos primeras que me vienen son el lienzo de Antonio Saura ('Retrato imaginario de Felipe II n.º 2/90') y otro del tinerfeño Manolo Millares. Las dos me encantan. Luego quizá elegiría el enorme tríptico del ruso Michaël Chemiakin, porque es la segunda vez que lo veo colgado en vertical. Más que nada porque ni en mi casa ni en el almacén nos cabe. También hay un Ramón Casas de 1900 y poco que me encanta. No debería formar parte de la colección porque es antiguo y nosotros coleccionamos arte contemporáneo, pero a veces te encuentras cuadros que te enamoran y que no pudes evitar comprar. De hecho, la última sala la hemos dedicado a estas excepciones.

-También hay una gran representación de artistas aragoneses. 

-Claro, estando donde estamos no he querido olvidar a los zaragozanos que hay en nuestra colección. Aunque si no me hubieran gustado no las hubiera incluido. Esta es la selección de la selección. 

-El objetivo de estas exposiciones es abrir la colección a la ciudadanía. ¿Si alguna vez le convenciera mucho lo que le propone un museo, cedería toda su colección?

-Sí, de hecho el futuro de nuestra colección es que acabe en un museo. Nosotros en principio no vendemos, o muy poco. ¿Qué hará mi familia con 5.000 obras? Pues ya está decidido. La idea es ir hablando con diferentes museos y al que nos haga la mejor propuesta donaremos la colección. Primero por cinco años y renovándola por otros cinco más. Y si vemos que se cuida y se expone bien, la donaremos definitivamente. Si no, buscaremos otro museo. La única condición será que la tengan expuesta. Ya nos la han pedido cuatro museos y uno de ellos, el Museo Nacional de Arte de Cataluña, va a abrir una nave muy grande para ampliar su marco temporal hasta 1980 porque ahora solo expone hasta la guerra. Nos han pedido 400 cuadros de los años 70 y ya les hemos dicho que sí. 

-¿Cómo comenzó su afición por el coleccionismo?

-Cuando compramos ese primer cuadro de Serra de Rivera en 1973 solo teníamos un cuadro en casa. Y hacía cinco años que lo teníamos. Después pasó todo lo de la Galería Adrià y decidimos comprar el 70% de las acciones. Y cuando la galería cerró en 1980 me tuve que quedar con los cuadros porque el resto de los accionistas preferían el dinero. Yo estuve encantado y me hizo una ilusión enorme quedarme con todos, porque desde joven me ha encantado el arte. Cuando era niño mis padres vivían cerca de la zona de galerías en Barcelona y los sábados por la tarde me llevaban a verlas, además de visitar museos. Siempre ha gustado mucho el arte, aunque nunca he sabido dibujar. 

-¿Qué tiene que tener una obra para que sienta esa pulsión de comprarla? 

-Bueno, mi mujer y yo compramos sencillamente lo que nos gusta. No pretendemos comprar lo mejor de lo mejor, solo lo que nos llega dentro. Es una relación más de emoción que de razón. No compramos por el nombre ni por marca, solo porque nos gusta el cuadro. La clave es que nos enamore a primera vista o que su imagen se nos quede dentro. 

-¿Cómo ve el mercado del arte contemporáneo? 

-El arte contemporáneo creo que no va por buen camino desde el punto de vista intelectual. Para mí, un claro ejemplo de ello es el conocido plátano pegado con cinta adhesiva a la pared. El artista (Maurizio Cattelan) cobró 120.000 euros y qué quieres que te diga, creo que esto es una tomadura de pelo con todas la las letras. Para empezar, porque cada semana hay que cambiar el plátano y la cinta. Y hay más ejemplos. Mi mujer y yo vimos una vez en un museo de Nueva York un saco de arena colgado en el techo del que iba cayendo la arena. Cada noche tienen que recogerla y poner otro saco... Este arte no me gusta, no porque sea efímero, porque hay cosas efímeras que están muy bien, pero creo que no va por buen camino. Por eso, en las últimas ferias hemos comprado sobre todo fotografía. Y cada vez compramos menos arte contemporáneo porque lo vemos muy raro. Quién sabe, quizá nos hemos vuelto mayores. 

-¿Por qué es importante el arte y que la gente tenga acceso a él?

-Porque te alimenta el espíritu, es como la buena literatura. El arte provoca preguntas y hace que te conozcas mejor. Yo siempre recomiendo a la gente que al menos tengan un cuadro en casa. Si no pueden pagarlo, que compren una litografía porque mirarla cada día les llenará el alma y les hará pensar. O al menos les decorará el piso (ríe).

-Hay personas a las que les da respeto el arte contemporáneo. ¿Es necesario entender el arte?

-Por supuesto que no. Cuando algún amigo me comenta que no entiende el arte abstracto yo le pregunto si se pone colonia por las mañanas. No lo hacemos porque lo entendamos, simplemente porque nos gusta. Pues con el arte pasa lo mismo. No hace falta entenderlo. Yo no entiendo todos los cuadros que compro, ni lo pretendo. Lo importante es que te guste y te emocione.

-¿Qué disciplina le emociona más?

-Sobre todo la pintura y la escultura, y últimamente mucho la fotografía.

-¿Arte figurativo o abstracto?

-La respuesta hace un mes hubiera sido no lo sé, pero escogiendo las obras para esta exposición me he dado cuenta de que en los últimos años hemos comprado más obra figurativa que abstracta. Sencillamente porque la figurativa de ahora nos gusta más que la abstracta. Y eso que la abstracción de los 80 nos gustaba muchísimo. 

-Si tuviera que elegir a las grandes figuras de la historia del arte, ¿con quiénes se quedaría?

-De los dos primeros no tengo dudas. Picasso y Miró. Luego obviamente Velázquez y Goya, pero excluyendo los antiguos Magritte y Andy Warhol, por lo atrevido que fue y al que conocí en Nueva York. También nombraría a Modigliani.

-¿La publicidad es un arte?

-Para mí es un arte y una ciencia. Un buen anuncio podría estar en un museo, de hecho ya ha habido casos, pero también es una ciencia porque un anuncio muy bonito que no venda no es un bueno. Es una combinación nada fácil; por eso ahora es una carrera universitaria que no existía cuando yo empecé. 

Tracking Pixel Contents