Las películas de Myroslav Polyvka en Zaragoza: De confiscadas por la KGB a salir de Ucrania en una funda de instrumentos

El Teatro de las Esquinas acoge este lunes (19.30 horas, entrada libre) una sesión con los trabajos del cineasta de los 60

Varios fragmentos de los mediometrajes que se proyectarán en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza.

Varios fragmentos de los mediometrajes que se proyectarán en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza. / EL PERIÓDICO

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

ZARAGOZA

La KGB las confiscó en los años 60 en Ucrania cuando supo de su existencia, pero, finalmente, se las devolvió al cineasta porque no acertaron a encontrar bien qué censurar. Los dirigentes de la URSS no podían consentir que las referencias norteamericanas se impusieran en el país y estos trabajos, realizados de forma amateur pero con una impronta de calidad indudable, estaban basados en los grandes cómicos de aquel país y el cine mudo que entonces imperaba. Myroslav Polyvka, ya fallecido, es el cineasta de estas pequeñas obras de arte de cine surrealista realizadas en su ciudad natal, Lviv (Leópolis en castellano). 

Ahora, más de 50 años después, Joaquín Murillo (casado con la violinista Tereza Polyvka, hija del cineasta) se ha propuesto no solo rescatar estos trabajos sino ponerlos en valor y mostrarlos a la sociedad. Por eso, este lunes, cuando se cumple el tercer aniversario de la invasión rusa a Ucrania, el Teatro de las Esquinas de Zaragoza (19.30 horas, entrada libre hasta completar el aforo) acoge la proyección de tres de estos trabajos en una sesión que ha llamado 'Ucrania y la memoria del mundo. Capítulo I'. 

Un trabajo minucioso y artesanal

«Él era un músico extraordinario, contrabajista profesional en la Ópera de Lviv –explica el propio Murillo– y, por sus inquietudes, comienza su faceta como cineasta clandestino creando estas joyas cinematográficas que bien podrían considerarse verdaderos tesoros de la memoria colectiva europea». Para ello, Polyvka recluta a sus compañeros de orquesta y se fija en el cine mudo que se estaba realizando en occidente: «Casi de forma artesanal y con una clara inspiración clásica del cine mudo, Myroslav muestra una Ucrania desconocida para occidente. Su cine es el testimonio de una libertad perseguida y castigada, el espíritu de una juventud extrovertida, desenfadada, divertida y esperanzada ante un mundo que se mostraba monolítico e inamovible. Si los grandes cómicos del cine americano fueron la inspiración de su cine también ese fue, entre otros, el motivo de su persecución. La Ucrania de mediados de siglo XX no podía ser divertida, ni extrovertida, ni inesperada… ni mucho menos libre», explica el propio Murillo.

Un largo camino hasta España

Que estos trabajos se puedan proyectar este lunes en Zaragoza no ha sido una tarea sencilla ya que los celuloides han pasado muchas visicitudes: «No se podían proyectar en público, solo se veían en algunas sesiones que hacían en casa, normalmente en días de barbacoa, pero le llegó a la KGB que existían esas películas y las confiscó», cuenta Joaquín Murillo. 

El cineasta y músico Myroslav Polyvka.

El cineasta y músico Myroslav Polyvka. / EL PERIÓDICO

Sin embargo, por más visionados que hicieron en realidad solo veían la realidad cotidiana de una ciudad como Lviv y, al parecer, no tuvieron claro qué censurar y le devolvieron los trabajos a Myroslav Polyvka, que, de esta forma, le metió un gol al régimen soviético.

Una vez salvadas las películas, cuando a Murillo se las enseñó su mujer, Tereza Polyvka, ambos quisieron sacarlas de Ucrania para digitalizarlas y conservarlas... pero al estar considerado patrimonio estaba prohibido. «Los celuloides llegaron a España en las fundas de unos músicos ucranianos junto también al contrabajo de Myroslav Polyvka», narra Murillo. A partir de entonces, comenzó el proceso de digitalización de las mismas a las que se les incluyó música seleccionada con mimo por la propia Tereza Polyvka. Ahora se podrán ver en público por primera vez en España y la intención de Joaquín Murillo es «llevarlas por todo el país para que se les dé el valor que les corresponde a estos trabajos». Sin embargo, el aragonés lo tiene claro: «Yo lo que quiero es que estas películas acaben en la Filmoteca de Kiev y que se custodien allí». 

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