La crítica de Javier Losilla del concierto de Jay-Jay Johanson: El mejor 'crooner' del mundo

El artista sueco actuó este lunes en el Rock&Blues de Zaragoza

Jay-Jay Johanson, este lunes en el Rock&Blues.

Jay-Jay Johanson, este lunes en el Rock&Blues. / Jaime Oriz

Javier Losilla

Javier Losilla

Zaragoza

Les sugiero que no se tomen el titular al pie de la letra, aunque les prometo que no es solo un reclamo como el mejor libro del, la mejor película del, o el mejor disco del… Jay-Jay Johanson, sueco y delgado, artista doliente en escena, blanca palidez y voz de contador de historias íntimas, estuvo el lunes en Zaragoza, en el Rock & Blues, acompañado por Erick Jansson (piano y teclados) y Fredrik Wennerlund (batería), para ofrecer un concierto de esos que él solo sabe hacer; es decir: como si fuera el mejor crooner del mundo, aunque no lo sea.

Johanson se dio a conocer a mediados de los años 90 del siglo XX con una sugerente mezcla de jazz y trip-hop, llevando bien aprendidas las enseñanzas de Nick Drake, Scott Walker e incluso el Brian Ferry menos histriónico. Ha sobrevivido a modas y modos, y ahí sigue: emocionando a propios y extraños con lo que podríamos denominar una especie de bolero anglosajón. El lunes no escatimó canciones, armando un repertorio que llegó a la veintena. Solo recuperó dos piezas de Seine, su disco más reciente (la hermosa Finally y la que titula el álbum).

Para el resto del programa echó mano de canciones más antiguas, especialmente de grabaciones como Tatoo (1998), Poison (2000) y Wiskey (1996). No voy a fatigarles con un listado de títulos, algunos de ellos bien largos; baste decir que a lo largo de una actuación conformada por luces y sombras, incluso con un sonido no excesivamente limpio, el atractivo de Johanson se impuso sobre cualquier otra consideración.

Primó la sinuosidad, aunque no faltaron los bailables. El swing de Heard Somebody Whistle nos trasladó al Berlín de la República de Weimar, y la unión de Tomorrow con Quel dommage fue cómo un excitante cóctel de dos sabores. En los bises lanzó a capella Whispering Words, y nos pusimos algo mohínos (tal vez fuese el vino, no sé) con estos versos de Believe In Us: "Tú crees en mí /yo creo en ti / ¿cómo es que no crees en nosotros?". Traficante de emociones, Jay-Jay Johanson es posible que no sea el mejor crooner del mundo. Pero podría serlo, ¡A ver!

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