Entrevista

Zahara: "Si alguien se ofende por cantarle a mis maricas, que no venga a mis conciertos"

Tras liberarse en el desgarrador 'Puta', el disco donde desveló los abusos y maltratos sufridos durante su infancia, la artista regresa a la calma con 'Lento ternura'

'Lento ternura' es el nuevo disco de Zahara tras el liberador 'Puta'.

'Lento ternura' es el nuevo disco de Zahara tras el liberador 'Puta'. / Alba Vigaray

Pedro del Corral

Madrid

Que nadie levante la voz a Zahara. En el testamento vital que lleva 20 años escribiendo no hay canciones bonitas. Jamás ha ido con ella pasar por la vida de puntillas. Ha sido la tóxica, la santa y la puta. En el orden que sea. Pues aquí los factores no salvan un corazón estrangulado durante la infancia. Hay tanta crudeza en sus versos que, pese a la poesía, bien afilada, resulta imposible encontrar la belleza. No le importa, al contrario: a sus 41 años, ha aceptado un pasado que casi la fulmina. Y, claro, a esta altura, el veneno ha terminado de suturar las heridas. Ahora, por fin, en Lento ternura, su séptimo álbum, reivindica el cariño y el cuidado que pocos tuvieron con ella.

Los abusos, maltratos y trastornos que desveló en Merichane, el primer sencillo de su liberador Puta, considerado el mejor disco de 2022 por la crítica, la colocaron en el disparadero mediático. Levantó tantas ampollas que, incluso, por su ferviente defensa de la libertad, Vox la censuró en Toledo. Su arte no es simpático, cierto. Pero, al menos, no es tirano. “Mis conciertos son espacios seguros. Si alguien se ofende por cantarle a mis maricas, que no venga. Tal vez no es tu sitio, cariño”, dice. Pablo Casado y Albert Rivera tampoco escaparon de su azote en Hoy la bestia cena en casa. Siempre en el fango, ha hecho de la rabia un motor. Que nadie levante la voz a Zahara.

Zahara, fotografiada en la cafetería Maricastaña de Madrid.

Zahara, fotografiada en la cafetería Maricastaña de Madrid. / Alba Vigaray

¿Por qué deberíamos reivindicar aún más la ternura hoy?

Vivimos en un mundo que nos empuja hacia el consumismo y la sobresaturación. Por lo que, si dejamos que esta narrativa gane, no podremos luchar contra ella. Hay algo peligroso en gritar lo que nos pasa porque, en el fondo, lo estamos aceptando. Pero basta con virar el campo de visión para encontrar otras opciones basadas en el cariño, el afecto, el cuidado… Y, tristemente, me parecen inalcanzables. Así que tenemos que pelear. Esta contradicción está presente en el disco: cuando digo que sólo quería hacer una canción de amor, es verdad. La intención era centrarme en lo bueno para dejar una inspiración amable. Sobre todo, tras el discurso agresivo de Puta. No he podido [Risas]. Si ya sabéis como soy para qué me invitáis.

“Me olvido de lo que he sido porque no soy nada”, canta en CRTL + Z. ¿Cuántas veces ha tenido que repetirse quién es?

Es la pregunta que todos nos hacemos, pero he estado desvinculada de ella por lo que viví en mi infancia. Hasta Taylor me limitaba a responder qué querían de mí. Recuerdo que, durante la pandemia, llamé llorando a mi amiga Patricia Benito porque no sabía lo que era vivir. Cuando encontré las respuestas, de repente, me vi con 38 años y pensé que era mayor para hacer lo que quería. Entonces, me vino un pensamiento terrorífico de que se me iba la vida. Tengo una edad en la que amigas mías han pasado por un cáncer de mama y podrían haber muerto. Algunos de sus padres ya lo han hecho. Y una sensación de pérdida ha empezado a imponerse. Todo esto ha ocurrido cuando comienzo a sentirme bien conmigo misma, en una etapa en la que pienso que mis tetas no van a volver a estar tan arriba. Cuando lo asumes, sientes una enorme gratitud por lo que te han dado. Sin embargo, a la par, notas que tu cuerpo ya no se parece a los de Instagram. Y, además, tengo que ser lo suficientemente inteligente y maravillosa para amarme como soy. Anda ya. Aunque ahora sé quién soy, quiero cambiarlo para que nada se apague.

Qué frustrante es el paso del tiempo.

Voy a levantar una mano a favor de las nuevas oportunidades. Hay cosas que pueden seguir haciéndose por muy mayor que seas. Por ejemplo, yo me saqué el carnet de conducir a los 40. Para mí fue algo revelador, como producir por primera vez un disco mío. No obstante, sé que hay otras que ya no van a pasar. No hace falta que compre más libros porque soy incapaz de leer los que tengo en casa. No tengo tiempo, ni siquiera para escuchar mi colección de vinilos. Me encantaría escribir una novela, pero no puedo. Quería hacerla de la cuarentena, fíjate. A este paso la voy a hacer sobre la senectud.

La terapia me ha permitido autoconocerme para cerrar heridas que la música ha abierto. Gracias a las canciones me atrevo a asomarme a la vida de otra forma

En La violencia da a entender que no se ha tratado bien en algunas ocasiones.

Es la única canción que habla de las consecuencias de Puta. Cuando lo lancé, no sabía bien lo que estaba viviendo. Ahora, sí: me expuse demasiado. En la letra hablo de sentirme observada, incluso llegué a pensar que estaba viviendo el sueño de otra. Como mucha gente contó mi historia tuve una disociación grande. He descrito tantas veces los abusos, maltratos y bulimias que viví que me parece una película antigua.

¿Qué le ha salvado más veces: la música o la terapia?

La terapia me ha permitido autoconocerme para cerrar heridas que la música ha abierto. Gracias a las canciones me atrevo a asomarme a la vida de otra forma. Siento que en mi modo de componer, por explícito que sea, hay una huida constante. Siempre estaba derrapando. La psicóloga me ha ayudado a abordar ciertos problemas. Lo noto en temas antiguos: en Carreteras secundarias, de mi primer disco, Día 913, ya reflexiono sobre la violencia sexual que sufría, pero no era capaz de enfrentarme a ella de cara. “Tiene más de 100 historias debajo de su falda”, compuse. Guardaba dentro de mi sexualidad todo lo que me dolía. Si bien escribirlo me ayudó, no me salvó. Era un escondite.

Algo parecido le sucedió con Con las ganas, que dejó de cantarla.

Me tocaba de una manera que me impedía respirar y, claro, cuando no lloraba, la gente casi me exigía que lo hiciera. Era durísimo. Sentía la presión por emocionarme. Dejé de tocarla hasta que me di cuenta de lo importante que era para el público y, entonces, empecé a conectar con sus sentimientos y no con los míos. Hoy creo que es híper tóxica, ya que se la dediqué a un tío que no merecía la pena. No le importaba. Pensaba que quería estar conmigo, pero no podía. Cuando, sin duda, a él se la sudaba y sólo quería refregarse. La gente la ha romantizado dándole un contexto que fue una basura en realidad. Hice una canción de un calentón y, oye, está más que monetizado.

Zahara presentará 'Lento ternura' en una amplia gira que le llevará por los festivales más punteros.

Zahara presentará 'Lento ternura' en una amplia gira que le llevará por los festivales más punteros. / Alba Vigaray

En 2022, sorprendió al público y la crítica por la dureza de Merichane, el primer adelanto de Puta, donde desvela los abusos sexuales que padeció. “Yo estaba ahí metiéndome los dedos hasta el fondo, queriendo vomitar las penas, la vida, el odio”, decía. ¿Algunas de las personas a las que aludía le han pedido perdón?

Nadie. Y no va a pasar.

¿Lo necesita?

Hubo una época en la que pensaba que sí. Ya sólo quiero que me dejen en paz. Es algo que aprendes cuando te reconoces como víctima. Cuando entiendes que no lo merecías, sólo quieres que esa persona desaparezca. No quiero que me pida perdón, no quiero que me mande un mensaje. El cómo se enfrente a ello es su problema. Yo he estado yendo a terapia cuando quien debería haberlo hecho es él. Esto ocurre siempre con las mujeres maltratadas: seremos unas histéricas, pero no unas psicópatas. Lo son ellos, que encima lo repiten, reinciden y niegan. Uno de los motivos por los que no se disculpan nunca es porque no se reconocen como maltratadores. De puertas para afuera son cultos, amables, divertidos… Hay un nivel de narcisismo que les impide percibirse de otra forma. Me sorprendería que me llamaran. Por favor, no lo hagáis. Apañaos vosotros, pedid perdón a otra.

“Yo estaba ahí en las oficinas de Universal, tragando sermones sobre mi gran potencial. Yo estaba ahí abrazada a la taza del váter, era incapaz de soltarla y ellos de mirarme”, cantaba. ¿Se ha reencontrado con alguien de la discográfica?

Sí, pero tengo que decir que había de todo. Lo que me pasó fue con unos hombres concretos. El trato que le dieron a una niña de veintipocos años no estaba bien. Me consta que han cambiado. De hecho, sólo hay que ver a Carolina Durante y Amaia. Cuando firmé con ellos mi sueño era hacer lo que quisiera mientras me pagaban el disco. Para eso estás con una multinacional, ¿no? Para que caigan los dineros. No para sentirte ninguneada. Estaría feliz de que mañana llegara un sello y me financiase el próximo álbum sin tener que quitarle dinero a la universidad de mi hijo. Ay, mi pobre. Para cuando vea esta entrevista de mayor, espero haber encontrado otro trabajo [Risas].

Cuando voy a mi pueblo suelen adelantarme coches con las banderas de España colgadas del retrovisor y temo que, si pongo la LGTBIQ+, me lo destrocen

Es una de las pocas artistas que se ha atrevido a señalar a determinados políticos con su música. En la gira Astronauta, durante Hoy la bestia cena en casa, una crítica a Albert Rivera y su intención de regular la gestación subrogada, mencionaba a Pablo Casado y Ciudadanos. ¿Ser tan clara le ha pasado factura?

No lo sé. Cuando hago letras así, luego todos quieren que Zahara se pringue en las entrevistas. Es un daño colateral que asumo. En la música me gusta ser deslenguada porque, si no, la vida sería un aburrimiento. El arte más divertido es aquel que provoca reacciones y despierta preguntas. Va con mi personalidad: siempre que cojo una canción suelto lo que me toca el coño. Hay políticos que me caían bien hasta que les he conocido. Pasa con aquello que idealizas, ese es el problema. Yo misma lo he hecho con ellos. Me parece una profesión complicada. Quienes se quejan y dicen que todos son iguales se equivocan. Y a la vista está. Basta con ver lo que está pasando en otro continente para darse cuenta.

¿Con qué objetivo levanta la voz?

Porque es hiriente lo que hacen. A mí hay cosas que me da miedo hacer. Cuando voy a mi pueblo suelen adelantarme coches con las banderas de España colgadas del retrovisor y temo que, si pongo la LGTBIQ+, me lo destrocen. No puedo imaginarme lo que pasa alguien que vive señalado por expresarse y vestirse como quiere. Entonces, cómo me voy a callar cuando me subo a un escenario. Lo hago porque mis conciertos son espacios seguros. Si alguien se ofende por cantarle a mis maricas, que no venga. Tal vez no es tu sitio, cariño. Aprende o libérate. Relájate, hombre. Aquí me siento protegida, pero en algunos barrios de Madrid no. Últimamente me fijo bastante en las expresiones de amor dentro del colectivo. Aunque soy bisexual, no me leen como tal. De cara a la sociedad soy una mujer heterosexual, por lo que no sufro esa mirada. Qué agotador es que tu propia existencia se convierta en activismo puro. Les aplaudo, quiero estar con elles. Hay que arrimar el hombro como se pueda.

En las últimas semanas hemos asistido a la cancelación de Karla Sofía Gascón, ¿qué le parece?

En abstracto, no tengo una opinión formada. En función del día y de la información, puedo ir cambiándola. La cancelación es machista, lo que favorece a un sistema que ahoga y constriñe. En ocasiones, estos señalamientos tienen que ver más con la necesidad de mostrar lo noble que es quien los hace. Yo he leído los tuits y qué quieres que te diga, me parecen una mierda. Si piensas eso, eres una racista y no te escondes. Como otras tantas personas que no lo hacen y no las cancelan. ¿Por qué se ha puesto el foco en ella? Hay transfobia. Estoy muy harta de la gente que lo sabe todo y se siente con autoridad para hablar.

Lento ternura viene acompañado de un poemario, pero no es la primera vez que edita un libro. Ahí están Semaforismos y garabatoníasTrabajo, piso, pareja y Teoría de los cuerpos. ¿Ha vendido más novelas o discos?

Libros. Hace poco hice las cuentas porque va a reeditarse Trabajo, piso, pareja y vi que había despachado 45.000 ejemplares. Es mi creación más exitosa. El streaming perjudica la venta de álbumes. No deja de ser cada vez más un nicho. Yo me curro el formato físico para que quien haga el esfuerzo de comprarlo, al menos, se lleve algo especial. El margen de beneficio es ridículo, pero prefiero que sea ajustado para que más gente pueda disfrutarlo.  

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