Fernando Aramburu (presenta 'Hombre caído' en Zaragoza): "La fascinación por el comportamiento humano me libra del aburrimiento"

El autor donostiarra, autor de ‘Patria’ y ‘El niño’, presenta su libro de relatos en la capital aragonesa

El escritor Fernando Aramburu en el Hotel Reino de Aragón de Zaragoza.

El escritor Fernando Aramburu en el Hotel Reino de Aragón de Zaragoza. / LAURA TRIVES

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

ZARAGOZA

'Hombre caído', la nueva obra de Fernando Aramburu que presenta este viernes en Zaragoza es una lúcida inmersión en la naturaleza humana: desde la soledad de quienes no son comprendidos hasta el comportamiento con nuestros vecinos caídos en desgracia, desde las interioridades de las parejas a rivalidades de por vida, las envidias o los sentimientos más inconfesables.

-Hace unos meses le dieron por muerto en una agencia de noticias.

-Lo viví como una simple anécdota. Aunque tengo que decir que es interesante tener esta experiencia que muy poca gente tiene, que es la de asistir vivo a la noticia de la propia muerte. Ahora ya tengo una idea más o menos aproximada de cómo será cuando realmente ocurra la fatal noticia. Sobre todo fatal para mí, si se produce verdaderamente.

-¿De dónde surgen estos 14 relatos?

-Esos relatos forman parte de lo que probablemente sea alguna vez un único libro de cuentos, del cual voy dando cada cierto tiempo una muestra. Y esa es la tercera muestra de ese hipotético libro. Los cuentos surgen en cualquier momento frente a las planeadas novelas, que se llevan a cabo con método, horario, documentación... A menudo, el cuento surge, se sueña, se ve. De repente surge a partir de una imagen o de algo que me han contado y se instala ahí, en el medio de los pensamientos, y sé por experiencia, que si no los traslado a texto van a estar incordiándome durante mucho tiempo.

"Mis relatos tienen que ver con la vida. Entonces es verdad que yo no escribo relatos rosas"

-Historias que no existirían si no viviera lo que vive.

-No se forman solas, el texto no sale de la nada, sino que implica toda una experiencia personal.

-La mayoría refleja cotidianidad.

-Eso es propio de mis cuentos, que están protagonizados por personajes comunes y corrientes en ámbitos urbanos y en circunstancias cotidianas. Podría hacer cosas fantásticas o introducir monstruos de no sé qué tipo, extraterrestres, etc. pero lo mío es la vida cotidiana, todas esas cosas que ocurren, pero no de manera costumbrista, sino que dentro de lo cotidiano, de repente ocurre lo inesperado, lo inquietante, lo misterioso, lo violento. Esas son las harinas con las que yo cuezo mis relatos.

-¿No cree que la mayoría son demasiado tristes?

-Mis relatos tienen que ver con la vida. Entonces es verdad que yo no escribo relatos rosas, ni escribo libros de autoayuda. Yo voy directamente a los conflictos personales. Eso es lo que yo quiero ilustrar por medio de narraciones. Yo no teorizo. Eso es lo que a mí me motiva para describir estas partes que suelen también, no voy a decir esenciales, pero sí habituales en la vida de las personas, y que están relacionadas con problemas, con desgracias, etc. Pero que por otro lado, también admiten cierta dosis de humor.

-¿Qué le atrae del comportamiento humano?

-Es una fascinación que traigo desde niño y que se resuelve habitualmente por la vía de la observación. A mí me gusta mucho observar a mis semejantes, y dentro de lo que yo observo, está la conducta, pero no sólo, también la fisonomía, las vestimentas, el origen, las costumbres, los gustos, los defectos, las virtudes, todo. Todo esto es para mí motivo de inspiración literaria. Es algo que me viene de la niñez, es algo que me libra incluso del aburrimiento. Pero intento siempre ir más allá de la apariencia y tratar de intuir o adivinar quiénes estoy viendo, qué piensan, qué les puede pasar, qué son esas personas desconocidas, qué son, en qué trabajan, a qué cosas les ocurren.

Fernando Aramburu en su visita a Zaragoza.

Fernando Aramburu en su visita a Zaragoza. / LAURA TRIVES

-Vive en Alemania desde hace muchos años, ¿cómo ve la deriva que está atravesando Europa?

-No sé si deriva es la palabra adecuada. Yo creo que Europa está pasando por un momento de debilidad geoestratégica, evidentemente, porque no tiene buenas cartas económicas y militares. Europa sigue siendo un espacio de civilización muy avanzado que debemos proteger. La democracia no es un regalo de la naturaleza, es creación humana, y no hay creación humana que no empiece, se desarrolle y termine. Entonces deberíamos estar vigilantes si somos partidarios de la convivencia y del estado de derecho y cuidar y valorar nuestras democracias.

"Sufro mucho por el Real Zaragoza porque es uno de los corazones que tengo en el pecho"

-¿Qué está pasando en Alemania para que haya habido un ascenso tan grande de la extrema derecha?

-La pregunta debería ser por qué la gente vota esto. Y tiene que haber razones. Entonces, en lugar tal vez de denigrar a este partido, convendría saber por qué cada vez más gente vota a un partido que postula soluciones drásticas, agresivas y antidemocráticas. Una vez que supiéramos las razones, podríamos atacar el núcleo del problema.

-¿Le ha cambiado en algo el éxito de ‘Patria’?

-Como persona, como escritor, no me ha cambiado, puesto que la repercusión de mis libros no llega al escritorio. De hecho, yo no he escrito 'Patria dos', cosa que habría sido muy fácil y rentable, pero seguramente me habría llevado a un mal libro. El siguiente libro que saqué fue minoritario, además de público minoritario, y eso lo hice a posta. Pero bueno, Patria para mí es un fenómeno muy positivo en mi vida. Entre otras cosas porque me dio algo que yo tenía en cantidades moderadas, lectores y traducciones.

-¿Sigue sufriendo con el Real Zaragoza?

-Sufro mucho por el Real Zaragoza porque es uno de los corazones que yo tengo dentro del pecho. Yo viví tres años en esta ciudad, aquí me licencié, aquí me han pasado cosas maravillosas como conocer a mi mujer. Entonces, ver al Zaragoza tantos años en Segunda División me duele. Me duele cuando miro en el móvil que le meten un gol en el tiempo de descuento y ya con eso pierde el partido. Se me cae un poco de alma a los pies. 

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