Samanta Schweblin ('El buen mal') en Zaragoza: "Hay una cosa que nos va muy mal y es el sinsentido de la vida"
La escritora argentina visita este miércoles el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza para presentar su nuevo libro de cuentos dentro del ciclo La buena letra

La escritora argentina Samanta Schweblin, este miércoles, en Zaragoza. / CARLA GREENWOOD

El primer cuento empieza con una mujer ahogándose. Vaya comienzo, ¿no? Qué agobio.
Y fue el comienzo del libro, literal, porque fue el primer cuento que escribí. Y además vino con el título del libro, porque el cuento se llamaba 'El buen mal' (Seix Barral) porque era tan claro que ya estaba hablando de estas dobles fuerzas. Aunque son seis historias distintas; para mí, a nivel emocional, a nivel atmosférico, a nivel tema, a nivel tipo de personaje, están todas trabajadas como en un mismo corazón.
¿La vida es así?
Eso podría ser muy personal, cómo la vive cada uno. Para mí, hay un agobio que es como un tic tac de fondo que a veces incluso cuesta desconectar. Somos unas máquinas obsesivas en pensar el peor escenario posible para cada cosa que nos da miedo. Y casi todo nos da miedo. Hacemos eso con todo lo que nos rodea, con todo lo que no queremos perder.
El ser humano siempre quiere poner límites a todo, el infinito nos da miedo...
Hay una cosa que nos va muy mal y es el sinsentido de la vida, que es un tema que por tabú ni siquiera profundizamos. Decidimos tomarlo como un lugar común. Pero fijate, lo que hace la ficción es exactamente eso, guerrea contra eso. Porque la ficción elige un principio, elige un final y porque hace esos dos gestos, puede generar sentido. Y puede que a este personaje le pasó esto y esto porque tenía que entender esto otro, y entonces ahora puede sentir esto nuevo y logró ponerse de nuevo de pie. Pero eso en la vida real es imposible de configurar. ¿Cómo generamos todo esto? Contándonos historias acerca de todo, de nosotros mismos, de los demás, de nuestra propia historia de la humanidad, de nuestra propia historia familiar, de lo que quisimos decir, de lo que quisimos contar, de lo que quiso hacer el otro. O sea, estamos todo el tiempo tratando de ficcionar desde el realismo para tratar de crear sentido. Por eso me parece que hay tanta cura en leer un libro, es un proceso de exorcismo.
¿A qué se refiere?
A mí siempre me llama la atención la literatura del horror. Cuando venden estos libros, las fajas son del tipo ‘este libro te matará’, ‘este libro destrozará tu corazón’, y por eso mismo lo querés comprar. Es casi ridículo. Pero para mí lo que hay ahí es la promesa de atravesar una experiencia que sabes que en la vida real te podría matar, atravesarla sin una verdadera herida y volver con información vital a tu vida real, con la que podrías tomar diferentes decisiones para tu vida. Yo no sé si hay una herramienta tan poderosa como la literatura en ese sentido.
¿Quizá por eso la muerte está tan presente a lo largo de la historia de la literatura?
Absolutamente. El primer cuento tiene mucho que ver con esta pregunta tuya. Porque el primer cuento, la chispa que lo encendió, fue una pregunta que me hice sobre cómo la gran mayoría de la literatura, termina con una muerte. A veces la muerte del personaje, la de una situación, la de una manera de pensar... Entonces yo me preguntaba por qué la muerte tiene esta presencia tan fuerte en la literatura y, sobre todo, ¿por qué es tan fuerte que le damos el espacio de mayor protagonismo en cualquier historia, que es el espacio del final? Y entonces pensé se puede escribir un texto que empiece desde la muerte y sin embargo nunca abandone el realismo.
¿Cree que la mayor tragedia está en lo cotidiano?
Y todos los apocalipsis son personales.
¿En los cuentos es más importante lo que no se cuenta que lo que se cuenta?
Creo que cuando uno escribe no hay que olvidarse que uno escribe en el papel, físicamente, palabra por palabra. Entró y dejó el paraguas junto a la puerta. Pero en esa sola oración ya se están escribiendo un montón de cosas en la cabeza del lector. Y eso no es cualquier cosa, no es un final abierto que hay que ir pensando durante la semana.
¿Para quién es más útil la literatura, para el que escribe o para el que lee?
Para los dos. Y se parecen mucho. Es muy personal. A mí lo que me pasa es que lo que busco como lectora es muy parecido a lo que busco como escritora. Yo estoy leyendo y estoy preguntándome cuánto me dolería una cosa así. Obviamente no con cualquier literatura me pasa, pero con la literatura, con esos autores que a mí más me fascinan, yo siento que lo que estoy haciendo es un ensayo muy concreto de casi de calibración de peligro de las cosas que más miedo me dan. Como si llevara el coche al taller mecánico una vez al año. Lo tenés que llevar sí o sí, porque no sabés cuándo vas a necesitar los frenos. Pero ojalá que cuando necesites esos frenos funcionen. Entonces yo voy a la literatura y la literatura lo que hace es que prueba los frenos y veo que funcionan, está todo en orden, quedate tranquila.
¿Cómo se ve Argentina para una argentina viviendo en Alemania?
Se ve un poco como el futuro, en el sentido de que hay una fuerza oscura que atenta contra el mundo que más nos importaba, que ya empezó allá hace un año atrás y está a punto de empezar en Alemania. Entonces es bastante desolador. Es un pozo oscuro.
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