La Sinfónica de Viena se luce en Zaragoza con un programa de toque romántico

Ha habido que esperar casi al final de la temporada del trigésimo aniversario del Auditorio de Zaragoza para recibir a la Sinfónica de Viena dirigida por Petr Popelka. Pero, sin duda, la espera ha merecido la pena para un público zaragozano que ha llenado este viernes la sala Mozart y que, además, ha despedido a la formación con una sonora ovación.

La velada ha arrancado con la obertura 'La consagración de la casa en Do Mayor, op. 124', de Beethoven, antes de que entrara en acción el violinista Renaud Capuçon para interpretar junto a la Sinfónica el 'Concierto para violín en Mi menor, op. 64,' de Mendelssohn. Ambas piezas han sido interpretadas con maestría antes de dar paso a la segunda mitad del concierto. En ella, ha sido el turno para el 'Dynamiden vals, op. 173', de Johan Strauss y la suite de 'El caballero de la rosa', de Richard Strauss.

Sabor característico

Un programa con un sabor muy característico de la formación austriaca. Y es que como embajadores culturales oficiales de Viena, la Sinfónica de Viena no duda en mostrar el inconfundible sonido de su casa más allá de los muros de la ciudad, actuando como invitados de bienvenida en las grandes salas de concierto del mundo.

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Y el mundo va con la misma frecuencia a la capital austriaca: esto se puede ver, entre otras cosas, en la ilustre lista de previos directores invitados de la orquesta, entre los que se encuentran Lorin Maazel, Zubin Mehta, Claudio Abbado, Carlos Kleiber y Sergiu Celibidache. Y como Orquesta en Residencia del Festival de Bregenz, la Wiener Wiener Symphoniker lleva décadas deleitando a un variopinto público de ópera. Todo ello da pie a que la Sinfónica se mueva como pez en el agua en un programa como el que este viernes ha interpretado en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.

La última cita de esta Temporada de Grandes Concierto será el 20 de junio (19.30 horas). La Orquesta Reino de Aragón y el Coro Amici Musicae interpretarán el Réquiem, de Verdi.