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La Batalla de Malta

El 8 de junio del año 1283 se libró la Batalla de Malta

Fuerte de Saint Angelo, en La Valette, Malta

Fuerte de Saint Angelo, en La Valette, Malta / Servicio Especial

Sergio Martínez Gil

Ya conocemos de sobra la enorme importancia que la Casa de Aragón le dio a la expansión por el Mediterráneo. Especialmente a partir del siglo XIII, cuando Jaime I el Conquistador dio carpetazo por un lado a las ambiciones de su dinastía al norte de los Pirineos, y también con las conquistas de las Baleares y Valencia, completando de esa forma el dominio del territorio andalusí que le correspondía a la Corona de Aragón según los acuerdos alcanzados con Castilla.

Pero si en esa mirada hacia el Mediterráneo fue importante el rey Jaime, aún lo fue muchísimo más su hijo y sucesor, Pedro III el Grande de Aragón (1276-1285). Las ambiciones de este monarca fueron muy grandes, y tuvo muy claro desde el principio que, si sus dominios debían volcarse hacia el mar y hacerse fuertes en las lucrativas rutas comerciales que lo atravesaban, para ello necesitaba tener una serie de bases que apuntalaran su influencia. Algunas de ellas se conseguirían en base a la diplomacia, siendo no pocos los casos en los que se logró que los sultanes del norte de África concedieran paso franco en sus puertos a las naves de los comerciantes de la Corona de Aragón. Algo muy necesario para conseguir llegar sin demasiados problemas y con cierta protección a los dos grandes centros de distribución comercial del momento: Alejandría y sobre todo Constantinopla.

Pero se necesitaba algo más, o eso seguramente pensó Pedro III, quien supo jugar bien sus bazas. En el año 1266 el francés Carlos de Anjou, con ayuda de Francia y del papado, destronó al rey de Sicilia y de Nápoles Manfredo de Hohenstaufen, que curiosamente era el suegro del que más tarde sería Pedro de Aragón. Este se había casado con Constanza, y el destronamiento de la familia de esta y la muerte de sus familiares la convirtieron en la legítima heredera al trono usurpado.

Fue entonces cuando en el año 1282, y aprovechando una rebelión de los sicilianos contra el poder francés, el rey de Aragón aprovechó la situación y logró que tanto su esposa como él fueran proclamados reyes de Sicilia, iniciando una larga guerra que duró más de dos décadas y que al monarca le supuso incluso la excomunión. Pero no importaba, pues el objetivo estaba claro. Quien dominara Sicilia y Nápoles, dominaría el comercio en el Mediterráneo, y es que justo en la mitad del Mare Nostrum se produce entre Túnez, Sicilia y el sur de la península itálica un cuello de botella que, de controlarlo completamente, podía suponer también el controlar todo ese flujo comercial que por fuerza tenía que pasar por la zona.

Así, en 1282 Pedro III desembarcó con sus tropas en Sicilia y fue proclamado rey, dando inicio a la Guerra de las Vísperas Sicilianas. Un conflicto en el que destacó Roger de Lauria. Un antiguo súbdito de los Hohenstaufen napolitanos que, al ser estos derrocados, buscó protección en la corte del por entonces rey Jaime I de Aragón. Allí acabó convirtiéndose en un experto comandante naval, llegando a ser nombrado almirante de las flotas de los Aragón, y distinguiéndose en aquella guerra infligiendo una serie de severas derrotas a las flotas francesas y de Carlos de Anjou.

Una de esas victorias navales que logró Roger de Lauria para la Corona de Aragón se produjo desde casi el inicio del conflicto, en la conocida como Batalla de Malta que se desarrolló el 8 de junio de 1283, hace ya 742 años. En ese momento, las islas de Gozo, Lipari y sobre todo Malta, seguían en manos de los angevinos, de modo que el rey aragonés envió un ejército al mando de Conrad Llança hasta Malta para asediar su fortaleza y rendir esta importante y estratégica base. Pero el rey angevino Carlos de Anjou envió una flota de refuerzo a los asediados poniendo en peligro los intentos de conquistar Malta para Pedro de Aragón. Así pues, este envió una flota de 18 galeras al mando de Roger de Lauria, quien llegó hasta aquellas aguas el 7 de junio. Tras fracasar las negociaciones, la Batalla de Malta se inició al día siguiente, donde casi 40 galeras entre ambos bandos se enfrentaron en una lucha sin cuartel que terminó con una de las primeras grandes victorias de Roger de Lauria para la Corona de Aragón. Una decena de galeras fueron capturadas, y aquellas islas quedaron en manos del rey Pedro creándose así una base perfecta desde la que seguir lanzando ataques contra las costas napolitanas en los años siguientes.

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