Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Entrevista

Alejandro Amenábar estrena ‘El cautivo’, sobre un Cervantes inédito: “Renunciar al elemento homosexual hubiera sido como sentir vergüenza de mí mismo”

Alejandro Amenábar escribe y dirige 'El cautivo', sobre los cuatro años que Miguel de Cervantes pasó como prisionero en el norte de África y su relación amorosa con el Bajá de Argel

El director de cine Alejandro Amenábar durante el rodaje de 'El cautivo' con Julio Peña, que interpreta en la película a Miguel de Cervantes.

El director de cine Alejandro Amenábar durante el rodaje de 'El cautivo' con Julio Peña, que interpreta en la película a Miguel de Cervantes. / Lucía Faraig

Leticia Blanco

En 1575, con 28 años, Miguel de Cervantes fue capturado por corsarios árabes y llevado como rehén a Argel. Allí estuvo preso cinco años en los que intentó escapar hasta en cuatro ocasiones. ¿Cómo consiguió sobrevivir a un cautiverio durísimo, en el que cualquier falta, por leve que fuera, era castigada con tortura o asesinato? ¿Tuvo algo que ver su relación especial con Hasán, el Bajá de Argel? ‘El cautivo’, la nueva película de Alejandro Amenábar, explora uno de los capítulos más desconocidos de la vida del autor del ‘Quijote’ y narra la forja de un escritor al que el poder de contar historias le salvó literalmente la vida. Con Julio Peña en el papel de Cervantes, Alessandro Borghi en el de Hasán y Fernando Tejero en el de Blanco de Paz, el cura que fue su archienemigo, la película llega a los cines este viernes con la promesa de ofrecer una visión inédita de la intimidad del escritor español más célebre de todos los tiempos.

¿Qué significa para usted Cervantes?

Antes de rodar la película, Cervantes era, como para mucha gente de por aquí, alguien a quien había estudiado de niño, objeto de comentarios de texto, un autor leído a trozos. Pero no era un consumado cervantista, ni siquiera aficionado. Me he acercado a él a través de la peripecia. Lo interesante es que la historia de un trozo de la vida de uno de los mejores contadores de historias de todos los tiempos es suficientemente buena para hacer una película.

¿Por qué decidió rodar una película sobre su cautiverio?

Yo lo que quería era encontrar a la persona, imaginar cómo pudo haber sido Cervantes como ser humano. En ese momento el proyecto adquirió otro cariz, porque ya no tuve que sumergirme tanto en el ‘Quijote’, sino en él. Me pasó igual cuando hice ‘Mientras dure la guerra’. Sobre la guerra civil se nos enseña, por lo menos a mí, que soy de la generación del 72, lo justito. Esta película me ha vuelto a ofrecer la oportunidad de aprender cosas que no sabía.

¿Cervantes era gay?

No es posible saberlo. Hay una denuncia de un compañero de prisión, Blanco de Paz, el personaje que interpreta Fernando Tejero, que no ha llegado a nuestros días pero se sabe que existió. En los libros que rastreé cuando decidí investigar ese periodo de la vida de Cervantes me encontraba con esa hipótesis: la posibilidad de que Cervantes hubiera podido salvar la vida a pesar de haberse intentado escapar cuatro veces de su cautiverio por una relación especial con Hassan Bahá, del que sí hay constancia de que era homosexual. Me pareció que eran elementos suficientemente consistentes para elaborar una trama probable e interesante.

El director de cine Alejandro Amenábar durante el rodaje de 'El cautivo'.

El director de cine Alejandro Amenábar durante el rodaje de 'El cautivo'. / Lucía Faraig

Siendo el escritor español más importante, el inventor de la novela moderna, ¿por qué en cinco siglos nadie había abordado esa faceta de su vida?

No lo sé. Ese periodo sí que está recogido en numerosos ensayos, lo que nunca se había planteado es hacerlo desde la ficción. De Cervantes hay una película sobre su vida de finales de los 60 y una serie de televisión miniserie de Alfonso Ungría de los 80. Por eso el proyecto era doblemente apetecible, porque sentía que estábamos pisando prácticamente terreno inexplorado.

Cervantes no es ni será el primer personaje histórico del que se explora su vida privada, ¿qué le parece el debate de separar la obra del autor?

Es un planteamiento muy legítimo. Pero aplicándomelo a mí, por ejemplo, yo hasta ahora no había hecho ninguna película con una trama centrada en la homosexualidad o con elementos homosexuales en ella. No lo he hecho porque, sencillamente, no me he sentido llamado. Es decir, si juzgaras mi obra tan solo por la obra en sí, no creo que se pudiera establecer un trazo claro entre mi orientación sexual y mi obra. Por el mismo motivo, cuando me he encontrado esta historia que valía la pena, lo que no iba a hacer era renunciar a ese elemento por miedo. ¿Miedo a qué? Sería como tenerme miedo, sentir vergüenza de mí mismo. Lo que es seguro es que Cervantes era sensible al sufrimiento y que estar en una prisión en la que la tortura y la privación estaban a la orden del día, seguro que le marcó.

¿En qué sentido?

Lo que sucede entre los dos personajes fundamentales del ‘Quijote’, ese diálogo permanente, es una reivindicación de la amistad muy especial. Hay una evolución en los dos, ese es uno de los motivos por los que se convierte en la primera novela moderna y creo que tiene que ver mucho con los cinco años que vivió en Argel. Si su conducta sexual influyó en su obra, yo no me atrevería a decirlo. Entre otras cosas porque no afirmo a día de hoy que Cervantes fuera homosexual. El término homosexual o heterosexual suena a como si nos hubieran parcelado y todos estuviéramos en nuestro pequeño grupo. Creo que las relaciones, tanto ahora como entonces, son mucho más complejas. Pueden existir afinidades o incluso parejas de distinto tipo. Lo estamos viviendo ahora y desde luego estoy seguro que se vivió en el siglo XVI.

Alejandro Amenábar durante el rodaje de 'El cautivo'.

Alejandro Amenábar durante el rodaje de 'El cautivo'. / Lucía Faraig

¿Espera mucha polémica?

Hemos testado la película con público real y la reacción de gente de diferentes edades y sensibilidades ha sido realmente buena. El público va a poder conectar con lo que le está pasando a Miguel de Cervantes y completa su intimidad, porque él no dice exactamente lo que siente, eso lo tiene que deducir cada espectador.

Alejandro Amenábar con Alessandro Borghi, que interpreta a Hasán, en el rodaje de 'El cautivo'.

Alejandro Amenábar con Alessandro Borghi, que interpreta a Hasán, en el rodaje de 'El cautivo'. / Lucía Faraig

El personaje de Juan Blanco de Paz, al que interpreta Fernando Tejero, refleja la España conservadora más inquisitorial, en contraste con un Argel permisivo y mucho más libre.

La película habla de un enfrentamiento entre la tolerancia y el fanatismo. La convivencia entre culturas es directamente proporcional al nivel de tolerancia de la gente. Si te vas a los Reales Alcázares de Sevilla, donde hemos rodado, puedes ver ornamentos que corresponden tanto a la cultura judía como a la musulmana y la cristiana. Es momentos en los que la diversidad pudo convivir son escasos en la historia, pero precisamente por ello son maravillosos. El personaje de Blanco de Paz lleva su parapeto. Quería insistir en cómo se parcelaba la vida no sólo entre el mundo musulmán y el cristiano, sino dentro del mundo cristiano, donde había todo un sistema de castas. Cuando se habla de un cristiano viejo, se está hablando de un cristiano limpio de sangre. Todos esos términos, que incluso te los puedes encontrar en 'Harry Potter', remiten a una reivindicación de pureza étnica. Todo eso representa el personaje de Blanco de Paz, que se sabe que fue el gran enemigo de Cervantes en Argel y posiblemente el mayor enemigo que ha tenido nunca. También quería entenderlo dentro de su oscuridad. Es víctima de sus propios dogmas.

¿Una difamación ha servido, siglos después, para arrojar luz sobre aspectos poco conocidos de su vida?

No sabemos lo que decía la sentencia por la que Miguel fue condenado al poco de cumplir 21 años, lo que le obligó a huir de Madrid porque estaba condenado a que le cortaran la mano derecha. Del mismo modo, tampoco tenemos el documento original de Blanco de Paz. Lo que sí está probado, por ejemplo, es que Hasán, el Bajá de Argel, le regaló una vasija con manteca por delatar un intento de huida y que era un personaje que tenía enfrentamientos prácticamente con todo el patio, debía ser un cura bastante conflictivo.

Amenábar con Julio Peña y Fernando Tejero, Cervantes y el cura Blanco de Paz en la ficción.

Amenábar con Julio Peña y Fernando Tejero, Cervantes y el cura Blanco de Paz en la ficción. / Lucía Faraig

Al inicio de la película Cervantes viene de la batalla de Lepanto, luego pasará cinco años en Argel, antes había estado viajando por toda Italia con el cardenal Acquaviva y al final le vemos llegando a Castilla. Una vida muy azarosa, de reinvención constante.

Efectivamente, Cervantes no sólo reinventa la novela de caballería, sino que se reinventa a sí mismo desde muy joven, cuando es un alumno aventajado, el preferido de López de Hoyos, destinado a tener una carrera brillante en las letras, y luego se convierte en mayordomo del cardenal Acquaviva. Luego se recicló en el ejército y se convirtió en recaudador de impuestos. Es una vida que daría para varias películas.

Hace siete años de su último estreno y en todas sus películas se nota la ambición y la atención al detalle. ¿Se ve haciendo una película con IA en el futuro?

En mi mirada hacia el pasado lo que no hay nunca es miedo hacia el futuro. El futuro es inevitable y la inteligencia artificial forma parte del futuro. Si no inmediato, a medio plazo. Hay que reflexionarlo, saber a dónde nos puede llevar. Imagino que los mayores retos tienen que ver con la defensa de los países. Pero nunca ha sido un nostálgico. Reivindico las salas de cine, básicamente porque es lo que me permite seguir haciendo películas, pero también porque a mí me pasa lo mismo que a Miguel, que decía que de niño se le iban los ojos detrás de la farándula y los espectáculos de titiriteros. La experiencia comunal es lo que más me gusta de este mundo.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents