Las Turbulencias de Javier Losilla: Tradiciones y cultura popular, el rizoma interminable
La vigesimoctava Fira Mediterrània de Manresa, un modelo de exploración, apoyo, difusión e incentivo de la creatividad en las artes

El gozoso espectáculo, de múltiples significados, del dúo La Venidera. / PACO VALIENTE

La Fira Mediterrània de Manresa advierte que su programación se configura con 'arts d’arrel', es decir, artes de raíz. Y sí, la música, el teatro y la danza que encontramos en sus escenarios muestra eso, pero va más allá. Vamos, que me atrevería a decir que más que de raíz, que tendría su representación en un sistema arbóreo jerarquizado, podemos hablar, siguiendo el razonamiento de los filósofos Deleuze y Guatari, de rizoma, donde cualquier elemento puede afectar o incidir en cualquier otro. Explicado desde la biología, estaríamos ante un tallo horizontal del que brotan nuevas raíces y tallos herbóreos. Así creo que es la Fira, un espacio en el que la tradición no se expresa de manera vertical, sino que se expande, enredada con todas las variedades imaginables. La creatividad, más que las herramientas utilizadas para armar las propuestas, es la clave, pues no siempre en necesario recurrir a la electrónica, por ejemplo, para que la tradición resuene fresca en el siglo XXI.
La oferta de los cuatro días de Fira es inalcanzable para un espectador que no tenga el don de la ubicuidad. De manera que hay que elegir espectáculo. En unas ocasiones aciertas, y en otras no, pero siempre hay un puñado de propuestas incontestables. Pero ya digo, puede que en la obligada elección deseches un concierto de lujo y te quedes con uno normalito. Por otra parte, como es lógico, las necesidades de programadores (muchos) y periodistas no siempre coinciden, de ahí que el viejo dicho «cada uno cuenta la feria como le va» adquiere aquí todo su sentido. Servidor se echó al cuerpo 22 espectáculos (música y danza). Este es el resumen de lo más florido.
Irene Tena y Albert Hernández
Excepcional fue la presentación de 'No', de Irene Tena y Albert Hernández, bailarines que fueron del Ballet Nacional de España. Partiendo más o menos de la abstracción flamenca, 'No' es paradigma del uso de una escenografía sencilla pero con muchas posibilidades, y especialmente de la utilización del cuerpo como sujeto del baile. Aquí hay construcción y deconstrucción, tropos maravillosos y un apabullante recorrido por el erotismo, el amor y la muerte. También por la liberación que supone enterrar viejos hábitos, aunque finalmente las cenizas de lo antiguo pendan siempre sobre las cabezas de los artistas. Una gozada, vaya.
Bewis de la Rosa, madrileña inscrita en el registro civil como Beatriz del Monte, es una representante genuina de lo que se conoce como rap rural. Canta estupendamente y rapea con garbo, presentando 'El hogar en la linde', su segundo álbum. Con una sugerente puesta en escena, Bewis dibuja un paisaje emocional de pueblos abandonados, memorias de abuelos y parientes, naturaleza y emigración, con espectro sonoro que redondea las bases musicales de las que parte.

Refree y Niño de Elche, mística en azul. / PACO VALIENTE
La balear Anna Ferrer, muy asentada como artista y con un repertorio de canciones excelente, abrió oficialmente la Fira con 'Pa', una apuesta a medio camino entre el concierto y la performance, con su padre en escena amasando pan, a pie de obra(dor), en una creación, quizás no resuelta en todo su esplendor, pero que transita por la investigación, la herencia, y el sentimiento de comunidad. No comimos pan, pero escuchamos muy buena música.
Raül Refree, ese catalán errante que factura brillantes producciones discográficas, hizo doblete en la Fira. Por un lado, con Niño de Elche; por otro, con la cantante y panderista Aida Tarrío, quien no logró jugar a fondo con las enormes posibilidades de su voz, presentando el proyecto conjunto Gala i Ovidio. Con Niño de Elche también ofrecía novedades: las recogidas en el álbum 'Cru+es'. Enredados en el azul (las luces), como Dylan, y con una gran semilla con aspecto de Trankimazin colgando del techo, esa pareja feliz y perturbadora dio buena cuenta de lo que podríamos llamar una cantata, a medio camino entre lo profano y lo religioso, con Refree creando con el sintetizador (hubo un breve set con una guitarra especial) atmósferas de recogimiento, reflexión y tal vez arrepentimiento, con un texto de Ernesto Cardenal e inspiraciones de otras escrituras, y un Niño de Elche en estado de gracia (no podía ser de otra manera, claro), sin escatimar recursos de esa garganta prodigiosa que sí, por supuesto, salta por encima de géneros, números y estilos. Hay que reconocer que así, de golpe, meterte en vena 'Cru+es 'no es fácil. pero resulta muy estimulante.
Mapi Quintana y Justin Adams
Mapi Quintana, de Asturias, quien se define como “una peona de la corchea”, acompañada por el sutil batería Marcos Baggiani y por su gran paisano y músico extraordinario Rubén Bada (voz, violín y guitarra), presentó 'Working Class', todo un comprometido homenaje a la clase trabajadora (¿cuánto hace que no escuchaban esa expresión?). Mapi que canta como los ángeles currantes y hace presentaciones divertidísimas, homenajeó aMineros, disco de 1978, del grupo Nuberos; ofreció una hilarante 'suite' sobre el Renault 21 GPS que compró su padre, minero, y recreó gozosamente a Chico Buarque y Ruben Blades. Mapi es una artista sin límites.

Bewis de la Rosa, más allá del rap rural. / PACO VALIENTE
Y más encuentros: el protagonizado por el guitarrista de Reino Unido Justin Adams, cultivado en el rock, el blues y la música africana, y el violinista, cantante y percusionista salentino (Italia) Mauro Durante. Juntos y revueltos crearon una atmósfera intensa de canciones de la región de Apulia, aderezadas por guitarras transoceánicas.
Y de cierre espacio justo para mencionar la arriesgada, pero algo desconcertante oferta 'Cher', del bailarín-bailaor Juan Carlos Lérida; el concierto anticolonialista de la saharaui Aziza Brahim; las búsquedas de Raúl Rodríguez; la verbena balcánica y 'queer' de Božo Vrećo; las polifonías occitanas de Cocanha; los cruces Valencia-Grecia del grupo Krama... En fin, el rizoma.
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