Fundada en el año 1171 por el rey Alfonso II el Casto, Teruel fue un emplazamiento estratégico creado para reforzar la frontera sur del Reino de Aragón frente a la amenaza de los almohades y pensando también en convertirla en base de la más ansiada conquista aragonesa: Valencia.

Un 7 de septiembre del año 1347 el rey Pedro IV el Ceremonioso concedió a Teruel el título de ciudad, subiendo así el rango de importancia de este enclave defensivo fundado 176 años antes para proteger la extremadura aragonesa. Recibir un título así para una localidad por parte de la monarquía era todo un premio a los servicios prestados a la causa del rey, y no era asunto baladí.

Ese título de ciudad suponía sobresalir por encima del resto de poblaciones de alrededor, logrando así atraer más población, lograr privilegios propios que no existían en otros lugares, etc.

Este título de ciudad lo concedió Pedro IV en las cortes aragonesas celebradas en el año 1347 en Zaragoza como premio a la ayuda turolense al monarca durante las llamadas Guerras de la Unión, libradas entre ese mismo año y 1348 y que enfrentaron al rey contra buena parte de la nobleza valenciana y aragonesa.

Enfrascado en las guerras contra la república comercial de Génova y los señores de la guerra sardos por el control de Cerdeña, una especie de Vietnam para la Corona de Aragón, Pedro IV comenzó una importante subida de impuestos para sufragar los gastos de las campañas militares, lo cual provocó un gran descontento en Aragón y Valencia donde la nobleza además tenía muchísimo poder. Las hostilidades comenzaron precisamente en el reino valenciano donde a esa unión nobiliaria se unieron también los concejos de la propia capital y de numerosas poblaciones que pusieron en jaque el poder de la monarquía. Todo esto se enmarca en un proceso generalizado en la Edad Media europea de un tira y afloja entre la monarquía y los nobles por lograr para sí mismos un mayor poder y riqueza que el bando contrario.

Guerra civil

A pesar de estar en el Reino de Aragón, Teruel proveyó al monarca una gran ayuda en esta rebelión abierta en Valencia además de brindar apoyo a la monarquía en una situación similar y todavía más grave que se estaba reproduciendo en el reino aragonés. Esto le valió como premio ser convertida en ciudad con todos los beneficios que eso conllevaba. Pero además, este fue un inteligente movimiento político por parte de un Pedro IV que veía cercano el estallido de la guerra civil en Aragón en un enfrentamiento con la nobleza a la que comenzaban a apoyar numerosos concejos de importantes localidades del reino como la propia Zaragoza. De esa manera, el rey prácticamente se aseguró el apoyo de Teruel en la guerra que se avecinaba, cosa que logró.

¿Y por qué se estaba llegando en el reino aragonés a esa situación de guerra civil? Además de esas luchas de poder o las subidas de impuestos mencionadas anteriormente, el caso del Reino de Aragón era también curioso y para explicarlo nos tenemos que ir casi 70 años atrás, a los inicios de la expansión mediterránea de la Corona de Aragón. Eran tiempos del rey Pedro III el Grande, que en 1282 inició una guerra de conquista del sur de Italia contra Francia y el mismo papado. Una guerra que se alargó en el tiempo durante varios reinados y que provocó no pocas estrecheces económicas a la monarquía, la cual se vio obligada a conceder una serie de privilegios a la nobleza a cambio de préstamos de dinero para sostener la guerra.

Privilegios derogados

En primer lugar vino la concesión del llamado Privilegio General en el año 1283 y ya en 1287 el Privilegio de la Unión de nobles. Todas estas concesiones dieron un enorme poder a la nobleza aragonesa frente a la monarquía, la cual prácticamente tenía que pedir permiso y aprobación en las cortes para llevar a cabo cualquier proyecto de cierta importancia. Esto provocó una situación casi insostenible para la institución monárquica, y más para la personalidad de un rey como Pedro IV que fue buscando también la posibilidad de eliminar dichos privilegios.

Así acabó estallando una guerra de la que finalmente el monarca salió triunfante gracias principalmente a su aplastante victoria en la Batalla de Épila del año 1348 tras la cual declaró derogados todos aquellos privilegios y la vuelta a la observancia de los antiguos fueros. Pero precisamente aquella victoria fue en buena medida a ese apoyo que dio Teruel que todavía logró reforzar así aún más su papel como una de las ciudades más importantes del reino aragonés y a la que en pocos años le llegaría un nuevo desafío al que enfrentarse: la Guerra de los dos Pedros entre las coronas de Aragón y Castilla. Pero como se suele decir, esa es otra historia.