Se sea creyente o no, el culto a la Virgen del Pilar y la tradición pilarista ha transformado la misma historia de Zaragoza, su urbanismo, cultura y arte. ¿Qué es lo que nos cuenta la Historia sobre una de las figuras más representativas y reconocidas de Zaragoza y Aragón?

La tradición nos cuenta que el 2 de enero del año 40 d.C. el apóstol Santiago el Mayor estaba en Caesaraugusta, la Zaragoza romana, predicando la palabra de Jesucristo a los paganos de la ciudad y que su ánimo se encontraba en horas bajas, ya que tan solo había logrado que se convirtieran 7 personas. Se encontraba con ellos aquella noche a orillas del río Ebro cuando la Virgen María, que seguía viviendo en Judea, se le apareció en carne mortal sobre una columna de jaspe para animar al apóstol en su cometido.

Una ermita a orillas del Ebro

Algunos textos apócrifos nos dicen también que a la Virgen se le había aparecido su hijo Jesucristo anunciándole su cercana asunción en cuerpo y alma a los cielos, a lo que esta le pidió a su hijo que quería estar acompañada en ese momento por los apóstoles. Sin embargo, estos se encontraban desperdigados por buena parte del Imperio romano, así que Jesús le concedió la gracia de poder aparecerse a ellos para que les dijera que regresaran ante ella. Ese fue el otro mensaje que María le transmitió a Santiago en Caesaraugusta, según estas versiones.

Sea como fuere, Santiago y sus 7 nuevos cristianos construyeron una primitiva ermita a orillas del río rodeando aquella columna o pilar sobre la que se les había aparecido la Virgen y después el apóstol regresó a Judea, donde acabó martirizado por el rey Herodes Agripa. 

¿Qué nos dicen la Historia y la arqueología sobre la evolución del culto a la Virgen del Pilar en Zaragoza? Lo cierto es que la primera prueba que se ha conservado y que desde luego no significa que no la hubiera antes, es que la primera vez que tenemos atestiguada la presencia de una comunidad cristiana en Caesaraugusta es bastante tardía con respecto a la fecha tradicional de la aparición de la Virgen. En un documento del año 250 d.C. cuyo autor era el obispo Cipriano de Cartago (Túnez), nos menciona a Félix de Caesaraugusta, al que consideraba un verdadero creyente en la fe de Cristo.

Desde luego, la comunidad cristiana de la Zaragoza romana fue una de las primeras que hubo en Hispania y que con más fuerza surgió en la zona. Un papel que se refuerza cuando según la tradición, en el año 303 d.C. Santa Engracia, una lusitana cristiana que estaba de paso por la ciudad de camino a la Galia, denunció las persecuciones a los cristianos que se estaban llevando a cabo por orden del emperador Diocleciano y fue martirizada junto a todo el séquito que la acompañaba en su viaje.

Culto a Santa Engracia

Es ahí cuando se inicia un culto a Santa Engracia que, durante siglos, fue la protagonista de la comunidad cristiana de la ciudad. De hecho ya existe un templo dedicado a ella en el lugar del actual desde al menos el siglo IV y que sobrevivió al dominio islámico de la ciudad.

Mientras, arqueológicamente no se han encontrado evidencias de la existencia de aquella primera capilla construida alrededor del Pilar por el apóstol Santiago según la tradición pilarista. 

Es más, no hay testimonios de la existencia de una iglesia dedicada a Santa María la Mayor en Zaragoza, que era como se la conocía, hasta el siglo IX, cuando el monje Aimoino de la abadía parisina de Saint-Germain des Prés nos habla de ella. Lo más probable es que ya existiera algún templo en el lugar de época visigoda previo a la conquista musulmana de la ciudad en el año 714, pero esa es la fuente más antigua conservada que nos habla de ese templo.

En el año 1118 Alfonso I el Batallador conquistó la ciudad a los musulmanes y la antigua iglesia, que se encontraba en un pésimo estado, fue reformada en estilo románico. De este templo todavía se conserva el dintel que había sobre la puerta y que se puede ver todavía hoy sobre una ventana en la fachada que da a la Plaza del Pilar.

El culto a Santa María la Mayor fue aumentando poco a poco pero bajo la sombra de Santa Engracia y también de la propia Seo del Salvador, que era la sede primada de la ciudad. Sin embargo, no es hasta el año 1297 cuando tenemos constancia de la adoración, no sólo de la figura de Santa María la Mayor, sino de aquella columna sobre la que la tradición nos cuenta que se apareció la Virgen. Poco después y en un documento fechado el 27 de mayo de 1299 aparece por primera vez la advocación de Santa María del Pilar para hacer referencia a la hasta entonces conocida como Santa María la Mayor. Se ve pues que a finales del siglo XIII la devoción a esta figura ya había crecido mucho, lo que fue provocando no pocas luchas por la primacía religiosa entre la Seo y el templo del Pilar, llegando algunas veces incluso a las manos.

Aumento de la devoción

El aumento de la devoción hace que el templo románico se quede pequeño y antiguo, siendo derribado y sustituido por otro de estilo gótico-mudéjar cuya forma podemos observar en el maravilloso cuadro Vista de Zaragoza de Juan Martínez del Mazo, yerno de Diego Velázquez y que pintó en el año 1647. Y fue justo en esos años cuando todo cambió gracias al llamado Milagro de Calanda, pues en 1640 Miguel Pellicer, un joven que había perdido una pierna años antes, soñó con la Virgen y al despertar de nuevo tenía ambas piernas. Al año siguiente y tras una investigación, el arzobispo Pedro Apaolaza decretó el suceso oficialmente como milagro, lo que conllevó que en 1642 el concejo de la ciudad nombrara a la Virgen del Pilar como patrona de la ciudad, a lo que siguió la conversión del templo en 1676 en catedral por orden del papa Clemente X convirtiendo a Zaragoza en la primera ciudad del mundo en tener dos catedrales. Un templo que fue entonces nuevamente derruido para construir desde 1681 otro más grandioso en estilo barroco y neoclásico que es el que disfrutamos hoy en día.