Como cada 6 de diciembre hoy se conmemora la aprobación por referéndum de la Constitución española de 1978. ¿Qué supuso para Aragón?

La década de 1960 vio en la España de la dictadura franquista cierto aperturismo y relajación en algunos de los aspectos que habían marcado la primera etapa del régimen.

Un aperturismo que vino para dar cabida a la gran ayuda financiera estadounidense así como a las grandes inversiones de capital privado que comenzaron a llegar desde el extranjero. También se buscaba potenciar la llegada del turismo internacional de forma masiva con aquel famoso (y efectivo) lema del ministro franquista Manuel Fraga de «'Spain is different'».

'Milagro español'

Todo ello provocó el llamado 'milagro español', en el que se consiguió desarrollar en muy poco tiempo una amplia clase media española aunque a cambio de desarrollar unos enormes desequilibrios territoriales que se están pagando hoy en día con el fenómeno de la España vaciada. Mientras tanto y poco a poco, diversos sectores empezaron a reclamar cada vez con más fuerza un cambio de régimen político hacia la democracia, lo que se tradujo en unas cada vez más frecuentes protestas que serían a su vez reprimidas por las fuerzas de seguridad.

En ese clima de tensión llegó la muerte del dictador Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975, iniciando un periodo de transición política hacia la democracia que no sería ni corto ni fácil, pues con el paso del tiempo a veces parece que se habla de aquel proceso como si casi hubiera ocurrido de la noche a la mañana y como un proceso histórico que no podía tener otro desenlace que el que tuvo, como una especie de destino inexorable. Nada más lejos de la realidad

Aragonesismo

Mientras tanto, en Aragón se respiraba desde hacía varios años un reavivamiento del aragonesismo cultural y político que fue cristalizando en movimientos culturales como aquel festival de música popular aragonesa celebrado en 1973 o el surgimiento de la revista 'Andalán', más centrada en la actualidad aragonesa y además abiertamente crítica con la dictadura incluso en los últimos años del régimen.

A la muerte de Franco, las fuerzas políticas y sindicales democráticas aragonesas se encontraban por lo general alineadas en dos grandes organismos: la Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia Democrática, más tarde unificadas en lo que popularmente se llamó la 'Platajunta'. En poco tiempo realizaron un manifiesto público anunciando una tendencia hacia la construcción de una España democrática.

Además, a esta incertidumbre política de qué iba a ocurrir en el país se unió un contexto económico poco favorable debido a la crisis del petróleo de 1973 que a España llegó con toda su virulencia unos años más tarde, en plena Transición. El aumento de los precios del petróleo provocó una crisis energética y un alza generalizada de muchos productos que se sumaba a la congelación de los salarios, creando un hondo descontento en la sociedad. Algo que probablemente nos suene mucho por la situación de la economía actual. Una vez más, y como me gusta decir, la Historia es como la morcilla: se repite.

Gabriel Cisneros, Miguel Herrero de Miñón, José Pérez Lorca, Gregorio Peces Barba, Jordi Solé, Manuel Fraga y Miquel Roca, padres de la Constitución de 1978

Las huelgas y las manifestaciones se extendieron por la crisis económica y por el lento desarrollo de las reformas políticas que debían dirigir al país hacia la democracia. En Aragón se sumaba además la sombra del trasvase del Ebro, que ya comenzaba a planear en el horizonte y que vio las primeras manifestaciones contrarias a su desarrollo y también en contra de planes de construcción de nuevos embalses en los Pirineos. Sin duda el aragonesismo estaba cada vez más despierto, algo que se vio en la concentración celebrada en Caspe el 4 de julio de 1976 que conmemoraba la redacción 40 años atrás, en 1936, y en esa misma localidad, del borrador del Estatuto de Autonomía para Aragón que quedó para siempre en el olvido por el Golpe de Estado del 18 de julio. El camino que se marcaba ya no era solo hacia la democracia, sino hacia la autonomía política.

Incertidumbre

Así llegó primero la Ley de Reforma Política impulsada por el gobierno de Adolfo Suárez aprobada en referéndum el 15 de diciembre de 1976, con una participación de más del 80% en Aragón (superior a la media española), y con más del 90% de voto afirmativo a dicha ley que conducía al país hacia la democracia. El siguiente paso fue la aprobación en un nuevo referéndum celebrado aquel 6 de diciembre de 1978 de la Constitución Española, todavía hoy vigente 43 años después y en cuya redacción participó el turiasonense Gabriel Cisneros Laborda. Sin duda fue un camino largo lleno de incertidumbre con violencia social, atentados, dura represión policial como el vergonzoso asesinato en Zaragoza de Vicente Basanta por hacer una pintada. Un camino duro, pero que hay que recordar para saber cómo hemos llegado hasta hoy y tener presente que la democracia no es una estación de final de trayecto, sino que hay que cuidarla y construirla día a día.