La historia de las Baleares estuvo vinculada a la expansión por el Mediterráneo de la Corona de Aragón, pero normalmente apenas se cuenta que este conjunto de islas fueron conquistadas, especialmente en tiempos del rey Jaime I, y poco más. ¿Cómo fue ese proceso? A inicios de la Edad Media y a pesar de la caída del Imperio romano de occidente, la otra mitad de aquel gran imperio, la oriental, y que la historiografía acabó etiquetando erróneamente como Imperio bizantino, quiso recuperar los viejos dominios romanos que estaban siendo ocupados por diferentes pueblos bárbaros en Occidente.

Ahí es cuando apareció la Renovatio Imperii, la doctrina política y militar impulsada por el emperador Justiniano I para recuperar la gloria y esplendor del viejo imperio. De hecho logró numerosos éxitos, conquistando buena parte de la península itálica incluyendo a la misma Roma, conquistó Sicilia, la actual Túnez y aún llegó a poner pie en la vieja Hispania dominada por visigodos ocupando algunas regiones del sur así como las islas Baleares. Pero recuperar todo el antiguo mundo romano era demasiado y poco a poco y a lo largo de varios siglos se fueron perdiendo aquellas conquistas.

Etapa de esplendor

Las Baleares acabarían teniendo que afrontar por sí mismas las incursiones normandas que afectarían a buena parte del Mediterráneo y, aunque parece que llegaron a intentar ponerse bajo la órbita del Imperio carolingio, la disgregación de este convirtió esa pretensión en un imposible. De esa forma, fue prácticamente inevitable que las islas cayeran en la órbita de al-Andalus a lo largo de los siglos IX y X. Durante época islámica Medina Mayurka (la actual Palma de Mallorca) vivió una etapa de esplendor incluso después de la disgregación del Califato de Córdoba en la primera mitad del siglo XI, quedando bajo el dominio de la taifa de Denia. Pero en la década del 1070 el gran rey al-Muqtádir de Saraqusta (Zaragoza) sometió Denia bajo su poder y las Baleares aprovecharon para crear su propio reino independiente que viviría tanto de la agricultura como de la actividad pirática por buena parte del Mediterráneo occidental.

Esa piratería fue precisamente la que hizo que las Baleares se convirtieran en un auténtico problema para el comercio marítimo, lo que empujó al condado de Barcelona y a la república de Pisa a aliarse y realizar una operación conjunta contra Mallorca en el año 1115. Pero la expedición no pasó del saqueo de la isla y finalmente se mantuvo en manos islámicas.

Jaime I de Aragón

Será más de un siglo después cuando los cristianos vuelvan a poner sus ojos sobre las Baleares, esta vez durante el reinado de Jaime I de Aragón. Los primeros años de su reinado, en minoría de edad, fueron especialmente difíciles con una nobleza díscola y más pendiente de aumentar sus propias riquezas y poder, especialmente en el Reino de Aragón. De modo que la búsqueda de empresas exteriores iba a facilitar su política interior en la incipiente Corona de Aragón. Así llegó la conquista de Mallorca, una empresa impulsada especialmente por el condado barcelonés para proteger su comercio pero en la que también participó el Reino de Aragón.

La expedición de la isla se inició en el verano del año 1229 partiendo una gran flota desde los puertos de Tarragona, Salou y Cambrils, y desde luego no fue fácil. El asedio sobre la capital se prolongó durante meses y no fue hasta el 31 de diciembre de aquel año cuando el monarca logró entrar victorioso en la ciudad, seguido de una cruel matanza. Todavía quedó una importante resistencia en otras zonas de la isla, especialmente por la Sierra de la Tramontana, pero la suerte para Mallorca estaba echada.

Arzobispo de Tarragona

La gran mortandad también afectó al ejército de Jaime, que acabó diezmado por la proliferación de enfermedades provocadas por el propio rigor del asedio y por la cantidad de cadáveres insepultos que quedaron durante días. La situación de debilidad en que quedó el ejército hizo que la continuación de la conquista de las islas se privatizara, por así decirlo, ya que no fue el monarca quien impulsó la conquista de Ibiza y Formentera, sino Guillem de Montgrí, arzobispo de Tarragona, junto a algunos nobles más, que conquistaron las islas en el año 1235.

¿Y qué pasó con Menorca? Allí, la aristocracia local y temiendo ser los siguientes después de lo ocurrido en Mallorca, enviaron emisarios a Jaime I ofreciéndole su vasallaje, el cual fue aceptado. La isla quedó todavía en manos islámicas durante medio siglo más, hasta que en el año 1287 Alfonso III de Aragón impulsó su conquista militar aduciendo la piratería de su monarca, Abu Umar, y a su alianza con el sultán de Túnez. A los pocos días de desembarcar, el rey menorquín acordó su exilio con su familia, posesiones y algunos nobles más en el norte de África mientras dejó a su suerte a los que hasta entonces habían sido sus súbditos, los cuales muchos acabaron siendo vendidos como esclavos.