El Periódico de Aragón

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La Guerra de la Ribagorza

El 20 de abril del año 1546 nació Fernando de Gurrea y Aragón, duque de Villahermosa, protagonista de uno de los conflictos más importantes que vivió Aragón en el siglo XVI

Fernando de Guerra y Aragón, duque de Villahermosa y conde de la Ribagorza.

El siglo XVI fue muy movido para el reino de Aragón en todos los sentidos, pero en especial en lo que se refiere al aumento de las tensiones entre sus instituciones y élites gobernantes con respecto a la monarquía como institución. Unos choques que venían ya de finales del siglo anterior en tiempos de un Fernando II el Católico que ya comenzaba a querer gobernar sus dominios patrimoniales de una forma más autoritaria de lo que los fueros de los diferentes Estados de la Corona de Aragón permitían. Esta tendencia fue al alza con la llegada al trono de los Habsburgo, sobre todo con el reinado de Felipe I de Aragón (Felipe II de Castilla), lo que provocó un aumento de las fricciones y por lo tanto de la conflictividad a lo largo y ancho del reino.

Muy conocida es la Rebelión de Aragón de 1591 provocada por el caso Antonio Pérez y que acabó con la ejecución del Justicia Mayor, Juan de Lanuza V el Joven, quien había declarado como contrafuero las acciones de un monarca que se estaba saltando a la torera unos fueros aragoneses que había jurado proteger y cumplir. Pero este fue el suceso final de una larga sucesión de acontecimientos, como las alteraciones de Teruel y Albarracín, que también llegaron a ser ocupadas militarmente por las tropas reales en 1572 por tratar de defender sus propios fueros, privilegios y su derecho a ser protegidos por la autoridad del Justicia.

Pero el caso que ocupa este artículo es otro de esos sucesos que, a pesar de ser menos conocidos, no dejan de tener una importancia enorme. Me refiero a la Guerra de la Ribagorza. Este, un territorio histórico del reino de Aragón, era por entonces un condado que pertenecía a los Gurrea y Aragón, una de las familias nobles más importantes y poderosas de Aragón y que ostentaban otros títulos como el ducado de Villahermosa.

La ejecución del Justicia culminó uno de los conflictos del siglo XVI en Aragón, pero no el único. MIGUEL ANGEL GRACIA

La situación geográfica de la Ribagorza convirtió a este condado en un territorio estratégico al hacer frontera con Francia, la gran enemiga de la Monarquía Hispánica, lo que hizo que el rey Felipe quisiera hacerse con su control. Para ello aprovechó el estallido de un largo conflicto en ese señorío en el que los legados de los condes ribagorzanos cometían constantemente diferentes abusos contra sus moradores, lo que aumentó la conflictividad social de la zona e incluso llevó al estallido de una auténtica guerra abierta que desestabilizó al reino.

El rey, para conseguir su control, adujo que el condado de Ribagorza había sido concedido solo por tres generaciones, y que estas habían pasado ya, y por lo tanto su dominio debía regresar a la monarquía. Pero esto no fue aceptado por el conde que apeló ante el Justicia mientras que la población, hastiada de los constantes agravios por parte de los legados que exprimían el territorio en nombre del señor, comenzaron a luchar para conseguir estar bajo la jurisdicción del rey. Esta lucha fue literal, ya que se desató una auténtica guerra civil en el condado que se acabó extendiendo a otras zonas del reino de Aragón al entrelazarse con otros conflictos sociales del momento como la Guerra de Montañeses y Moriscos. La lucha fue especialmente cruenta en la década de 1580, incluso con asaltos al castillo de Benabarre.

El Castillo de Benabarre, escenario de la Guerra de la Ribagorza. EL PERIÓDICO

Mientras tanto, y aunque el rey Felipe había perdido la causa en los tribunales del Justicia Mayor por lograr el condado, sentencia que aparentemente había acatado, siguió apoyando bajo mano con dinero y armas a los vasallos rebeldes al conde para hacer que la situación fuera insostenible. Así llegó el año 1588 en el que el conde de la Ribagorza de ese momento, Fernando de Gurrea y Aragón, acabó llegando a un acuerdo con el monarca para darle el condado de Ribagorza aunque a cambio de lograr varias encomiendas en el reino de Valencia y el título de conde de Luna.

Así acabó el conflicto ribagorzano, aunque solo tres años después estalló la Rebelión de Aragón de 1591 en la que Fernando de Gurrea fue uno de los líderes foralistas contra el monarca, lo que le costó el ser arrestado y acabar sus días en 1592 en el castillo de Miranda de Ebro, muriendo en oscuras circunstancias.

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