El Periódico de Aragón

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Exilios y regresos reales

El regreso a España, por ahora temporal, del rey emérito Juan Carlos I, abre la puerta a recordar otros casos de exilios y regresos de otros monarcas de la historia

Alfonso XIII al llegar a Marsella tras su exilio.

Este pasado fin de semana el rey emérito Juan Carlos de Borbón ha regresado a España tras el cierre por unos motivos u otros de las diferentes causas judiciales que tenía pendientes y que le han alejado en los dos últimos años del país, tratando de buscar también el dar cierta tranquilidad a la Casa Real y la jefatura del Estado que actualmente ostenta su hijo, el rey Felipe VI. Una tranquilidad que se ha truncado en cierta medida con un regreso que la Casa Real esperaba que pasara mucho más desapercibido justo en un momento en el que está volcada en ampliar su transparencia como institución. Juan Carlos tuvo también durante su juventud una estrecha relación con Aragón, y especialmente con la ciudad de Zaragoza, donde estuvo entre los años 1955 y 1957 iniciando su formación castrense en la Academia General Militar tutelado en ese tiempo por el general Alfonso Armada, quien años más tarde estuvo implicado en el intento de golpe de Estado perpetrado el 23 de febrero de 1981.

Lo sucedido estos días nos recuerda la abdicación del rey emérito en el año 2014 y que dio paso en el trono a su hijo Felipe de Borbón y Grecia, quien desde entonces ostenta la jefatura del Estado. Pero también nos da la oportunidad de hacer un pequeño repaso a nuestro pasado y de otros casos de abdicaciones, exilios o regresos reales a lo largo de la historia de España.

Desde luego Juan Carlos I no fue el primer monarca en abdicar del trono español o incluso de vivir una especie de exilio, ni mucho menos. El primer caso lo encontramos en el emperador Carlos V de Habsburgo, quien en el año 1556 abdicó sus dominios y títulos repartiéndolos entre su hermano Fernando, a quien le dio el título imperial y los dominios centroeuropeos de la Casa de Austria, y en su hijo Felipe II a quien legó un formidable imperio mundial. En este caso Carlos V abdicó por motivos de salud, y de hecho lo habría hecho antes de haber podido. Pero aunque era rey, en realidad la titularidad del trono pertenecía a su madre, la reina Juana la Loca, de modo que hasta que esta no falleciera, cosa que ocurrió en 1555, Carlos no tenía poder para transmitir sus derechos sucesorios pues todavía no le pertenecían.

El siguiente caso de abdicación vino ya con otra dinastía diferente, la Casa de Borbón, llegada al trono español a inicios del siglo XVIII por medio del testamento de Carlos II de Habsburgo pero también por medio de una larga y cruenta guerra de sucesión en la que por cierto se puso fin a los Estados de la Corona de Aragón, sus fueros e instituciones. El reinado de Felipe V sigue siendo a día de hoy el más largo de la historia de España con 45 años y 3 días, pero eso sí, con algo de trampa. Y es que su precaria salud, tanto física como mental, ya que muchos sostienen que arrastró durante años una fortísima depresión, le llevó a abdicar en su hijo Luis I en el año 1724. Sin embargo, este murió a los pocos meses, viéndose obligado Felipe V a volver a asumir el trono.

La cosa comienza a ser más sangrante llegados al siglo XIX, cuando Carlos IV fue destronado en marzo de 1808 por un golpe de Estado orquestado por su propio hijo, quien acabó reinando, especialmente tras la Guerra de la Independencia, como Fernando VII. Carlos IV pasó el resto de su vida en el exilio y jamás regresó a España. Primero fue Napoleón quien se lo impidió y más tarde su propio hijo Fernando mientras el monarca destronado pasó su exilio entre Francia y sobre todo Roma.

Su nieta Isabel II tuvo una suerte similar al ser destronada por la Revolución Gloriosa del año 1868, siendo apodada desde entonces la reina de los tristes destinos. Vivió su exilio en París siendo acompañada en los primeros años por su hijo, quien en 1874 se convirtió en rey de España pero tras haber vivido un tiempo exiliado con su madre.

Por medio estuvo el efímero Amadeo de la Casa de Saboya, quien carente de apoyos decidió abdicar del trono el 11 de febrero de 1873 dando paso a la proclamación de la primera república española. Tras el fracaso de esta y una vez reinstaurada la Casa de Borbón en el trono con Alfonso XII, este falleció repentinamente dejando a su esposa embarazada, que dio a luz unos meses más tarde a Alfonso XIII, quien también acabó en el exilio al marcharse del país tras los resultados de las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1831, lo que conllevó la proclamación de la segunda república el día 14. Sin duda una historia movida la del trono español en los dos últimos siglos en los que ninguno de sus monarcas ha fallecido siendo rey desde que muriera hace 137 años Alfonso XII, allá por el año 1885.

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