El Periódico de Aragón

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Aragón y la música

En 2022 Aragón sigue sin contar con una orquesta sinfónica de titularidad pública. ¿La tendremos este año?

La Orquesta Reino de Aragón, en la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.

Han sido varios los intentos a lo largo de las últimas décadas de que Aragón contara con su propia orquesta sinfónica de administración pública como tienen el resto de comunidades. El caso es todavía más sangrante para Zaragoza, pues es la única ciudad de España con más de 300.000 habitantes, cifra que además dobla de sobra, que no cuenta con una orquesta musical de este tipo. La cultura, del tipo que sea, es la base de una sociedad que se precie a sí misma, y este tipo de inversiones son más que necesarias si luego se quiere optar a capitalidades europeas de la cultura, como se hizo hace unos pocos años.

Por supuesto tampoco vamos a decir que esto es un erial en el ámbito musical, pues existen formaciones como la Orquesta Reino de Aragón, de titularidad privada y residente en el Auditorio de Zaragoza y que desde su fundación en el año 2011 por Sergio Guarné se ha convertido en un referente a nivel nacional y también con proyección exterior, con sus más de 160 conciertos en seis países diferentes. Pero vayamos a los intentos por tener una orquesta o banda pública para el disfrute de todos los aragoneses.

Nos vamos hasta el mes de junio del año 1987, momento en el que se creó la Orquesta Sinfónica de Aragón dirigida por Emilio Reina, pero lamentablemente tuvo un periodo corto de acción, ya que tras cinco años de trabajo se disolvió en 1992. Afortunadamente, el por entonces recién creando Conservatorio Superior de Zaragoza, dirigido por Gregoria Pueyo, decidió organizarse para crear su propia orquesta y llenar ese vacío gracias a los propios profesores del conservatorio y a algunos alumnos. Sin embargo, dadas sus características, su actividad fue un tanto irregular en lo que a actuaciones en público se refiere, y junto a otras problemáticas también acabó desapareciendo tras tres años en 1995.

El Auditorio de Zaragoza. ANGEL DE CASTRO

Aquí se creó la enorme paradoja de que el flamante Auditorio de Zaragoza, construido e inaugurado justo en esos años y que supuso un importante esfuerzo económico para tratar de poner a la capital aragonesa y a Aragón en la vanguardia musical, carecía de una agrupación musical estable, dadas las constantes apariciones y desapariciones de las diferentes orquestas que surgieron en esos años. La paradoja era todavía mayor si, además del auditorio inaugurado en 1994, contamos con que Zaragoza cuenta con el Conservatorio Superior de Música, con el conservatorio profesional y con la Escuela Municipal.

Profesionales como Ángel Millán, catedrático del Conservatorio Superior, se negaban a que esta situación se mantuviera en el tiempo y comenzó a mover un proyecto para crear una banda no profesional y, tras un tiempo «batallando», por fin se creó en 1995 la Banda Sinfónica de Aragón, que en abril de ese mismo año comenzó los primeros ensayos en la Sala de la Corona del Edificio Pignatelli, sede del Gobierno de Aragón.

El Auditorio Eduardo del Pueyo, sede del Conservatorio Superior de Música de Aragón. SERGIO MUELA

Con María Victoria Martínez como presidenta y Ángel Millán como director, el primer concierto ofrecido por la Banda Sinfónica de Aragón se celebró el 29 de junio de 1995 en un marco majestuoso como es la Sala Mozart del auditorio zaragozano. En esos momentos la banda contaba con 100 intérpretes y comenzó a recibir en los tres años siguientes de andadura numerosas solicitudes de adhesión por parte de músicos jóvenes que querían integrarse en la banda. Entre 1995 y 1997 se cuentan hasta 14 actuaciones, 12 de ellas en la capital aragonesa y otras dos repartidas entre Huesca y Teruel, incluyendo algunas colaboraciones con la Orquesta de Cámara de Moscú y el Orfeón de Pamplona. Pero justo en el momento en el que la banda comenzaba a volar y que tenía el objetivo de convertirse en el gran escalón formativo para bandas de los músicos aragoneses, la falta de apoyos por parte de las instituciones hizo inviable su continuidad, por lo que sus integrantes decidieron cesar la actividad, despidiéndose con el concierto de fin de año de 1998.

Afortunadamente, en la actualidad existe la idea por parte de la DGA de terminar con esta enorme carencia en el panorama musical y cultural aragonés y se han realizado ya varios estudios y propuestas para crear una orquesta aragonesa al estilo de las existentes en el resto de comunidades. ¿Veremos finalmente dar ese paso?

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