ENTENDER+ CON LA HISTORIA

Científicas aragonesas

Varias mujeres rompieron moldes y marcaron el camino a seguir

María Josefa Yzuel, primera mujer en conseguir plaza permanente como profesora universitaria de Física.

María Josefa Yzuel, primera mujer en conseguir plaza permanente como profesora universitaria de Física. / ANGEL DE CASTRO

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

Cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia como parte del esfuerzo social por conseguir que cada vez haya más mujeres científicas. Una de las causas que se barajan como razón para que en la actualidad el número de mujeres matriculadas en carreras científicas siga siendo menor que el de los hombres es que siempre se ha carecido, al menos aparentemente, de referentes que hayan triunfado en ese campo profesional. Por eso es necesario mostrar que hay más mujeres de lo que pensamos que se han dedicado a ello a lo largo de la historia, al igual que en otros campos como el arte o la pintura por poner otros ejemplos, con casos en los que tuvieron que utilizar pseudónimos de hombre para poder dedicarse a ello.

Aprovecho la ocasión para hacer un repaso a varias de esas mujeres, en este caso aragonesas, que marcaron de una u otra forma el camino a seguir rompiendo muchas veces los moldes de una sociedad que no permitía ocupar esos puestos a las mujeres por el mero hecho de serlo. Una de las grandes pioneras en este sentido en tierras aragonesas fue María Andresa Casamayor y de la Coma. Nació en Zaragoza un 30 de noviembre del año 1720 en el seno de una familia bien posicionada social y económicamente, dado que se dedicaba a comerciar con textiles. Fue una brillante matemática que destacó desde muy joven, aunque por desgracia tuvo que utilizar un pseudónimo masculino para poder publicar algunos de sus trabajos científicos.

Su obra fue publicada con el nombre de Casandro Mamés de la Marca y Araioa, y tenía solo 17 años cuando publicó la obra Tyrocinio arithmetico, instrucción de las quatro reglas llanas. Con este volumen, María Andresa trató de ofrecer una sencilla obra formativa con la que alguien que no tuviera apenas conocimientos previos pudiera aprender con cierta facilidad las reglas de la aritmética. De hecho, y debido a esta obra, es la única mujer conocida que publicó un trabajo matemático en el siglo XVIII. Su padre apoyó su trabajo, pero tras su muerte en 1738 María tuvo que empezar a trabajar para mantenerse, no queriendo seguir las opciones tradicionales en esos casos que era o casarse o entrar como monja en un convento. Así, comenzó a trabajar como maestra de niñas durante muchos años, viviendo durante ese tiempo en una casa de la calle doctor Palomar de la capital zaragozana que todavía existe.

Blanca Catalán y Ocón, primera botánica española.

Blanca Catalán y Ocón, primera botánica española.

Si avanzamos más en el tiempo, llegamos a la figura de Blanca Catalán de Ocón, nacida en Calatayud en 1860 pero criada en la localidad turolense de Monreal del Campo. De hecho, esto fue importantísimo en su vida, ya que el contacto directo con la naturaleza y la influencia de su madre, Loreto de Gayolá, le crearon un gran interés por las plantas. Desde muy joven creó su propio herbario y comenzó a estudiar prácticamente de forma autodidacta los especímenes que encontraba en la zona.

Así fue desarrollando sus conocimientos e investigaciones, llegando a cartearse con el botánico alemán Heinrich Moritz Wikklomm, autor del que sigue siendo uno de los mejores estudios sobre la flora de la península ibérica. La contribución que hizo Blanca a todo ello hizo que se la considere como la primera mujer botánica de la historia de España, dándole de hecho nombre a un espécimen que había descubierto: la Linaria Blanca.

La médica aragonesa Amparo Poch y Gascón.

La médica aragonesa Amparo Poch y Gascón.

Y así llegamos al siglo XX con otros tres ejemplos de aragoneses, en este caso dedicadas a la medicina y a la Física. En 1902 nació en Zaragoza Amparo Poch y Gascón, una de las primeras mujeres en estudiar Medicina en la Universidad de Zaragoza y que llegó a abrir su propia consulta médica, atendiendo especialmente a mujeres y niños y en el que ofrecía un horario especial para obreras dando así servicios médicos a mucha gente que apenas podía permitírselos. Fue cofundadora de la revista Mujeres Libres, y dada su filiación a la CNT durante la guerra civil como doctora, acabó exiliándose en Francia donde continuó su carrera y falleció en 1968.

También en Zaragoza y en el año 1912 nació Martina Bescós García, quien estudió Medicina licenciándose en 1933 consiguiendo el premio extraordinario de su promoción. Con el tiempo se especializó en cardiología, convirtiéndose en la primera mujer cardióloga en la historia de España y siendo una de las fundadoras de la Sociedad Española de Cardiología.

Martina Bescós, primera mujer cardióloga de España

Martina Bescós, primera mujer cardióloga de España.

Por último, destaca la figura de María Josefa Yzuel, nacida en Jaca en el año 1940 y que estudió Física y Magisterio en la Universidad de Zaragoza. En la actualidad es catedrática emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona, habiendo sido la primera mujer en conseguir una plaza permanente como profesora universitaria en España en el campo de la Física y especializada en Óptica. Ellas son solo unos pocos ejemplos de todas aquellas que han roto barreras poco a poco, consiguiendo que algo que en su momento fue extraordinario, sea totalmente normal hoy en día.

Suscríbete para seguir leyendo