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La Primera República en Aragón
¿Cómo se vivió la Primera República Española en la comunidad hace 150 años?

Caricatura satírica sobre la primera república en la revista 'La Flaca' del 3 de marzo de 1873 / EL PERIÓDICO
La primera experiencia republicana de la historia de España llegó sin que nadie, ni los propios republicanos, esperaran su llegada, siendo además una experiencia corta en el tiempo pero tremendamente intensa. ¿Pero cómo fue proclamada? En octubre de 1868, una confluencia muy amplia de opositores al régimen de la reina Isabel II donde había militares, demócratas, monárquicos y republicanos de diferente tipo, consiguieron derrocar a la reina y que esta se fuera al exilio. El gobierno provisional celebró al año siguiente las primeras elecciones con sufragio universal de la historia de España (eso sí, sufragio masculino), las cuales dieron lugar a unas Cortes constituyentes con mayoría monárquica que buscaron crear un nuevo régimen en el país, con una monarquía, una constitución y un sistema de voto democrático dejando atrás el sufragio censitario en el que sólo podían votar los más adinerados.
Evidentemente era impensable que la nueva monarquía estuviera liderada por la dinastía borbónica destronada, así que se pusieron a buscar por Europa a diferentes candidatos a rey, siendo por fin elegido a finales de 1870 el italiano Amadeo de Saboya. Sin embargo, justo antes de que este llegara a España para asumir el trono, su principal valedor, Juan Prim, fue asesinado en un atentado. Así comenzó un corto reinado donde se acumularon problemas como la Guerra de los diez años en Cuba (1868-1878), una nueva guerra carlista (1872-1876), algún que otro intento de asesinarle, y unas élites y población española que, por lo general, pasaban olímpicamente de él y que le apodaban «Macarronini I».
Al final, y harto de tanto desplante, Amadeo decidió abdicar el 11 de febrero del año 1873 tras poco más de dos años de reinado. Una abdicación que cogió a contrapié a la mayoría, incluso a los republicanos. Aun así, en cuanto se supo la noticia, se produjeron manifestaciones en torno al Congreso en Madrid en favor de la proclamación de la república. A las tres de la tarde de ese mismo día, el Congreso y el Senado constituidos de forma extraordinaria en Asamblea Nacional, votaron por 258 votos a favor y 32 en contra la proclamación de la primera república española. Esa misma tarde la noticia fue comunicada desde la capital a los gobiernos civiles en las provincias, siendo bien recibida por buena parte de la población en un Aragón en el que el republicanismo había crecido mucho en los años anteriores. Especialmente en las provincias de Huesca y Zaragoza, que en las elecciones constituyentes de 1869 ya habían elegido a varios diputados republicanos para el Congreso. En estas provincias, los movimientos republicanos tenían bastante fuerza en ambas capitales, aunque también habrá focos importantes en el medio rural. En cambio, el caso de Teruel capital, que también mostraba un importante foco republicano, no tenía su eco en el resto de la provincia, que se mostraba mucho más hostil al nuevo régimen e incluso la prensa del momento recoge gritos de «¡Viva la religión y viva Carlos VII!» en algunos pueblos, especialmente en un Maestrazgo donde tenía mucho arraigo el carlismo.

Amadeo I de Saboya, rey electo de España. / EL PERIÓDICO
De la nueva república muchos esperaban importantes reformas sociales. Por ejemplo, muchos pensaban que las desamortizaciones de las tierras eclesiásticas emprendidas por Mendizábal (1835) y Madoz (1855) no habían promovido un buen reparto de aquellas tierras, las cuales habían quedado en unas pocas manos de grandes terratenientes. Había un importante clamor social para que se hiciera un reparto de las tierras mucho más equitativo y que habría ayudado al florecimiento de una especie de «clase media» mucho más amplia y que sustentara mejor el nuevo régimen republicano. Pero esta amenaza de reformas creó corrientes en contra del régimen por verse amenazados, mientras que el hecho de que las reformas no se llevaran a cabo radicalizó a algunos sectores y desencantó a la gran mayoría. Por otro lado, ni tan siquiera había unidad entre los republicanos, pues estaban aquellos que querían una república federal, al estilo cantonal suizo (cantonalismo) para huir del tradicional centralismo español en Madrid, y aquellos republicanos que abogaban por mantener un Estado centralizado siguiendo el modelo francés.
En 1873, tras la proclamación de la república, se convocaron elecciones constituyentes, en las que el voto en Aragón rozó el 40% en cuanto a las opciones republicanas federalistas y cantonalistas. La opción cantonal se convirtió en mayoría en el Congreso, pero el hecho de que los diferentes y breves presidentes de la república no pudieran o quisieran dar el paso para crear un Estado federal, provocó no pocas protestas en Aragón en favor del cantonalismo, como en Zaragoza, Graus, Barbastro o Fornillos. Finalmente, y ante graves problemas como las guerras mencionadas anteriormente y el estallido de la insurrección cantonal con casos como el de Cartagena, llevaron al fin de la primera experiencia republicana con el golpe de Estado del general Pavía entrando al Congreso el 2 de enero de 1874. Un golpe que se contestó en las calles de Zaragoza con barricadas, pero que ya no tendría vuelta atrás.
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