Una escalera con mucha historia
La intrahistoria del último gran proyecto urbanístico barroco en la Roma papal

Imagen Escalinata de la plaza de España de Roma
Decir que una escalera o escalinata es famosa, o incluso la más famosa del mundo, sin dar más contexto, puede chocar al receptor de ese mensaje. Pero si hablamos de la Escalinata de la plaza de España en Roma la cosa cambia mucho. Y es que dudo mucho que me equivoque al afirmar que esos suaves peldaños diseñados para poder subir la colina sin apenas cansarse a pesar de estar divididos en doce tramos, son los más fotografiados del mundo por las hordas de turistas que cada día llegan a la ciudad eterna. Y es que hay que reconocer que no es una escalinata cualquiera. Fue la solución más bella y elegante posible para salvar todo un barranco que todavía a inicios del siglo XVIII seguía separando la plaza donde se ubicaba la embajada de España ante la Roma papal (de ahí el nombre), de la colina sobre la que se yergue en lo alto la iglesia de Trinitá dei Monti.
Y no solo se ve fotografiada miles de veces al día. Su amplitud, y el bello lugar en el que se sitúa, invita a todo cansado viajero que lleva seguramente horas pateando los adoquines de la ciudad a sentar sus posaderas para sacar brillo a sus peldaños hechos de piedra de travertino mientras disfruta de un refrescante helado y descansa sus maltrechos pies. Eso hasta que llega el pobre policía al que le toca ese día hacer guardia allí, pues ese acto tan simple de sentarse en esos escalones se ha convertido en un auténtico problema de movilidad ya que son tantas las personas que lo hacen que la escalinata queda colapsada. Tal y como afirma Juan Claudio de Ramón en su libro Roma desordenada, probablemente ese sea el trabajo más triste del mundo. Hacer que esas personas que descansan mientras disfrutan de la belleza del lugar tengan que seguir su camino ya que está prohibido desde hace un tiempo sentarse allí. Y en cuanto a lo de comerse allí un helado, mejor no lo hagan, ya que una superstición romana dice que comer allí puede traer mala suerte aunque, ahora que lo pienso, es posible que tan solo sea una estrategia para que al menos los supersticiosos no lo hagan y evitar algo de trabajo al pobre policía.
El caso es que esa escalinata tiene mucha historia y también muchas pequeñas anécdotas ya desde el primer minuto de su construcción, e incluso antes. El encargo lo hizo el papa Clemente XI y, contra todo pronóstico, el concurso de ideas lo acabó ganando Francesco de Sanctis, siendo realmente su única gran obra reseñable, aunque a decir verdad, hay que reconocer que no le hizo falta nada más para pasar a la historia. La idea era, como he comentado, salvar el barranco existente en esa zona con un gran proyecto monumental como el que se hizo. Eso sí, tuvo algunos condicionantes. Ese barranco ya desaparecido era agreste, con mucha vegetación salvaje que ofrecía multitud de espacio a muchas fechorías, tanto de carácter sangriento como también para esconder escarceos amorosos. El caso es que por allí estaba el convento de la Orden de los Mínimos, cuyos monjes estaban ya hasta la tonsura de que a las puertas de su casa se produjeran día y noche todo tipo de obscenidades y crímenes. Por ello, le dejaron bien claro a De Sanctis que su proyecto de escalera no debía ofrecer ni un solo rincón o punto ciego donde seguir realizándose actividades pecaminosas. Y desde luego, se puede decir que cumplió de largo, aunque puede que sea ese el motivo de que se desechara la idea del arquitecto de flanquear la escalinata con dos hileras de árboles.
Como último detalle, vamos allá con el nombre, que aunque los romanos la conocen como la Scalinata di Trinitá dei Monti, lo cierto es que en el mundo es famosa por ser la Escalinata de la plaza de España. Y eso se debe a que en esa plaza se encuentra la embajada que abrieran ya en el siglo XV Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla. Hasta aquí todo correcto. Sin embargo, cuando la escalinata se construyó entre 1723 y 1725, lo cierto es que hubo tortas entre España y Francia para financiar tan magno proyecto, quedar bien ante el papa, y darse algo de publicidad. Al final fue Francia quien lo pagó pero, ironías de la Historia, ¿ustedes han oído alguna vez hablar de la Escalinata de la plaza de Francia de Roma?
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