ENTENDER+ CON LA HISTORIA
El ‘fin aragonés’ de la Pepa

Fernando VII, visto por Goya / Rubén Ruiz
Los primeros días de diciembre siempre son unos días muy esperados que, ya con ambiente navideño en las calles de cada ciudad y localidad, brindan la posibilidad de poder disfrutar de un puente festivo que puede ser más o menos largo según cómo cae en el calendario. Dos festividades consecutivas como son el día de la Constitución y el de la Inmaculada Concepción y que, por supuesto, tienen su historia.
En este artículo nos vamos a detener en la celebración de ayer, pues desde hace ya varias décadas se conmemora como festivo nacional la realización del referéndum ese 6 de diciembre de 1978, el cual acabó con la aprobación de la actual Constitución española que todavía hoy sigue poniendo las bases del actual Estado de Derecho y del sistema democrático en España. Como ya sabemos, la carta magna aprobada en 1978 no ha sido, ni mucho menos, la primera de la historia del país. Una historia constitucional que se inició a comienzos del siglo XIX y en un contexto bélico como fue el de la Guerra de la Independencia.
Napoleón Bonaparte decidió aprovechar las circunstancias para hacerse con el trono de España, especialmente interesado por toda la influencia que podía lograr gracias a ello con el importante imperio que la monarquía hispana seguía teniendo en América. Pensaba que el derrocamiento de la dinastía borbónica, y la llegada de algunos de los ideales de la Revolución francesa serían bien acogidos por la población. Por supuesto se equivocaba, y es que como ya había vaticinado años antes Maximilien Robespierre, «nadie ama a los misioneros armados». Los ejércitos napoleónicos y el gobierno del nuevo rey José Bonaparte recibieron el rechazo de una amplia mayoría en España desencadenando un conflicto que se alargó hasta la primavera de 1814. Una oposición que luchaba como podía por el regreso del que pensaban que era su legítimo monarca, un Fernando VII que, mientras tanto, se encontraba en Francia dando la enhorabuena a Napoleón por las victorias que obtenía en España, adulándole hasta el paroxismo en sus cartas, y rogándole que le adoptara como hijo y que le casara con alguna de las mujeres de la familia del emperador de los franceses.

Retrato de Napoleón Bonaparte. / EL PERIÓDICO
Pero a la vez que se luchaba contra el invasor, las Cortes reunidas que gobernaban en ausencia del rey comenzaron a realizar una revolución a la española que acabó alumbrando el 19 de marzo de 1812 la primera constitución de la historia de España. A esta se la bautizaría popularmente como «la Pepa» por haber sido aprobada el día de San José, y aunque tuvo una enorme importancia incluso inspirando constituciones de otros países, la realidad es que en España estuvo muy poquito tiempo en vigor, y la mayor parte de ese tiempo fue en un contexto de guerra.
Una guerra que algún día tenía que terminar, y así lo vio ya a finales de 1813 un Napoleón al que cada vez le iban peor las cosas, así que decidió empezar a cerrar frentes que ya poco le podían aportar. Acordó liberar a Fernando VII y que este regresara a España recuperando su trono. Sin embargo, las Cortes ya estaban un poco mosca con él, debido a que, según la constitución, ese tratado de paz que había alcanzado el monarca con Napoleón carecía de validez mientras no lo aprobaran los diputados de las Cortes. Estos decidieron marcarle el itinerario de vuelta al monarca hacia Madrid para que jurara públicamente y lo antes posible la nueva legislación. Pero a Fernando eso de ser rey y ver limitados sus poderes como que no le convencía demasiado, y aprovechó la invitación que le hizo el general José de Palafox para visitar Zaragoza y ganar así algo de tiempo.
Su idea era contar con unos días en los que palpar cuál era el apoyo que tenía por parte del pueblo, así como de las oligarquías del reino, y si era posible derogar aquella constitución que le imponían las Cortes. El rey pasó la Semana Santa de 1814 en Zaragoza viendo de primera mano las huellas de la destrucción que habían provocado los dos asedios napoleónicos. Desde allí partió hacia Valencia, pasando por Daroca y por tierras turolenses. Fue en esos días, viajando por Aragón, donde el monarca acabó tomando la decisión de derogar aquella constitución y perseguir a esos liberales que habían estado luchando durante años en su nombre y por su regreso. Así fue el fin, por el momento, de la Pepa, siendo abolida oficialmente por el rey el 4 de mayo de 1814 en Valencia tras su viaje por Aragón.
Suscríbete para seguir leyendo
- El multimillonario José Elías, en Zaragoza: «España es una potencia energética y solo Aragón se ha dado cuenta»
- Colapso' de la Seguridad Social en Zaragoza: atasco de expedientes y 'descontrol' de bajas médicas
- Gabi limpia el aire
- Gabi no pierde de vista a Saidu
- La plaza del Pilar ganará espacio con la demolición de dos construcciones
- Aragón cuenta con dos nuevas deducciones autonómicas para la campaña de la Renta 2024-2025
- Instalaza, el fabricante zaragozano de armas, logra un contrato de 31 millones para el Ejército
- El huracán Gabi Fernández y el primer gol del Real Zaragoza