ENTENDER + CON LA HISTORIA
Eduardo Jimeno y los Goya
El 22 de febrero de 1870 nació en Zaragoza Eduardo Jimeno, pionero del cine en España.

Un fotograma de 'Salida de misa de doce del Pilar', de Eduardo Jimeno. / E. P.
Hoy se cumplen 155 años del nacimiento de una figura indispensable en los orígenes del séptimo arte en Aragón y en España. Hablo del zaragozano Eduardo Jimeno Correas, quien a finales del siglo XIX se convirtió en el autor de la grabación más antigua conservada de la historia del cine en España: Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza. Probablemente en cualquier otro lugar se daría mucho más bombo a este hecho de lo que lo hacemos los zaragozanos y aragoneses, y aunque Eduardo cuenta con un maravilloso homenaje en forma de escultura, obra de Manuel Arcón en la plaza de Ariño, siempre me he preguntado la razón por la cual dicha obra no se encuentra en la misma plaza del Pilar, donde este ilustre zaragozano hizo literalmente historia.
Este artículo también va ligado a otra figura fundamental en la historia del arte como es el gran Francisco de Goya y Lucientes, seguramente el aragonés más universal de todos. Curiosamente también ha quedado íntimamente ligado al mundo del cine a pesar de que a este prodigioso invento todavía le quedaran unas cuantas décadas para ser inventado cuando Goya falleció en Burdeos en el año 1828. Un momento histórico del que cada vez se habla más ante los proyectos que tienen en mente las instituciones aragonesas para celebrar el bicentenario de su fallecimiento el próximo año 2028. Por eso, me congratula leer que se está trabajando en que Zaragoza sea la sede de celebración de un evento como los Premios Goya, que para ese año celebraría su 42ª edición. Y ya no solo por ese bicentenario de la muerte del gran artista que ha dado nombre a los premios más importantes de la industria cinematográfica española, sino también y precisamente porque la capital aragonesa es la cuna del pionero del cine en España.
Es además curioso cómo Aragón se ha convertido con el paso del tiempo en epicentro del séptimo arte con figuras clave que han hecho grandes aportaciones, no solo a nivel nacional, sino también internacional. Ahí está el grandísimo Segundo de Chomón, uno de los precursores de los efectos especiales y del cine de animación y a quien todavía seguimos sin ofrecer la atención que su figura merece. Igual que el gran Florián Rey, quien fue el gran adalid de la primera industria cinematográfica española en la década de 1930 pero que tristemente vio truncada su evolución por la guerra civil. Y casi no haría falta ni nombrarle, pero si hablamos de cine y de Aragón, es obligatorio mencionar al gran director calandino Luis Buñuel, el cineasta aragonés más influyente a nivel internacional en toda la historia.

Detalle de la escultura dedicada a Eduardo Jimeno Correas. / E. P.
Pero hemos empezado hablando de Eduardo Jimeno, así que retomo el hilo para contar la historia que le llevó a convertirse en ese pionero del cine en España. Algo que le vino de cierto espíritu de feriante que tenía su padre, quien llegó a adquirir una barraca de feria con la que ambos recorrieron en los primeros años de la década de 1890 tanto España como Francia y Portugal, realizando una serie de espectáculos visuales que hacían las maravillas de la gente. Fue durante estos viajes, especialmente en Francia, cuando empezaron a conocer ese nuevo invento que era capaz de grabar imágenes en movimiento para después reproducirlas. Por ello en un viaje que hicieron a París en 1895 compraron un aparato Vernée con la intención de utilizarlo en sus espectáculos, pero acabó resultando un auténtico timo.
Sin embargo, la idea continuaba ahí, y dos años después Eduardo Jimeno padre hizo un viaje desde Burdeos hasta Lyon en el año 1897, en el cual acabó adquiriendo por 2.500 francos un aparato de los hermanos Lumière y varias películas. Y fue con este «chisme», como seguramente muchos lo llamaron al verlo por primera vez, con el que su hijo rodó en la plaza del Pilar la que acabó siendo no la primera «película» rodada en suelo español, pero sí la más antigua conservada. Un día que sin duda hizo historia y marcó un antes y un después. Eduardo Jimeno Correas no se quedó ahí, sino que veía una oportunidad de hacer negocio con ese novedoso artilugio que tanto llamaba la atención de la gente, de modo que en septiembre de 1897 alquiló un local en el número 27 del paseo de la Independencia y el día 14 celebró la primera sesión de cine de la historia de la ciudad. Las sesiones apenas duraban media hora, y el precio de la entrada fue variando según el día y la hora en la que se proyectaba entre los 50 céntimos y una peseta. Así lo anunció el Diario Mercantil del día siguiente a la primera proyección: «En la calle Independencia, número 27, se exhibe al público un bonito espectáculo, o sea, la fotografía en movimiento por el Cinematógrafo, verdadera maravilla del fin de siglo. Los personajes de estos cuadros están animados de un movimiento continuo natural, dando la perfección a la imagen de la vida. Cada sección dura media hora, con ocho vistas, y la entrada cuesta 50 céntimos». Zaragoza era una ciudad en pleno crecimiento y transformación, con un ambiente provocado por la guerra de Cuba (1895-1898) que hacían necesarias distracciones de este tipo. Y sin duda, Eduardo Jimeno hizo historia en la ciudad y en todo el país.
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