La batalla de Alcañiz

Fue la batalla más importante en tierras turolenses durante la Guerra de la Independencia

Alcañiz, escenario de la mayor batalla en tierras turolenses durante la Guerra de la Independencia

Alcañiz, escenario de la mayor batalla en tierras turolenses durante la Guerra de la Independencia / SERVICIO ESPECIAL

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

Lo he comentado en más de una ocasión en esta sección, pero no deja de ser cierto que, en muchas ocasiones, cuando se aborda ese periodo histórico que comprende los años de la Guerra de la Independencia Española (1808-1814) en Aragón, parece que prácticamente lo único que pasó por estas tierras fueron los dos asedios que sufrió Zaragoza a manos de los ejércitos napoleónicos.

Y desde luego es cierto que probablemente fueron los hechos más importantes, o al menos de mayor trascendencia, que se produjeron en territorio aragonés. Y en cierta medida es lógico que a veces se piense así. Aquellos asedios desarrollados entre el 15 de junio de 1808 y el 21 de febrero de 1809 se llevaron por delante la vida de miles de personas y dejaron prácticamente arrasado el 30% del casco urbano de la capital aragonesa.

Una ciudad que se convirtió en mito de resistencia frente al invasor, no solo en el resto de Aragón y de España, sino a nivel europeo. Pero también ocurrieron muchas otras cosas durante aquellos terribles años en Aragón. Por supuesto estuvo la sempiterna acción de la guerrilla, que fue fundamental en todo el país para evitar que los ejércitos franceses se acabarán uniendo y así aplastar a las fuerzas aliadas antinapoleónicas en la península ibérica (británicos, españoles y portugueses), y también para distraer a buena parte de sus fuerzas en acciones de escolta para proteger las líneas de suministro.

Pero además también hubo diversas batallas en suelo aragonés, apareciendo aquellas que acabaron ganando las fuerzas de Napoleón en el Arco del Triunfo de París, como la desarrollada entre María de Huerva y Belchite. Pero antes de aquella batalla, se libró otra que fue la más grande desarrollada en tierras turolenses durante toda la guerra y que desde luego tuvo un número de participantes nada desdeñable, pues entre ambos bandos llegaron a sumar alrededor de 20.000 efectivos sobre el terreno.

Y esa fue la Batalla de Alcañiz. Un enfrentamiento sobre el que sabemos mucho más gracias a la labor de la Asociación Histórico Cultural Voluntarios de Aragón, tanto por haber recreado este hecho histórico, como por su labor de investigación y divulgación con figuras como Luis Sorando o Luis Antonio Pellicer, quienes han escrito artículos sobre el tema.

Para llegar a esa batalla nos tenemos que ir primero al 21 de febrero de 1809, día en el que la ciudad de Zaragoza acabó capitulando ante el ejército del mariscal Lannes. Antes de producirse el fin del segundo sitio, plazas como Alcañiz, la capital del Bajo Aragón, habían sido muy importantes para mantener allí, no muy lejanas a la capital aragonesa, tropas del ejército regular español, así como de voluntarios, intentando dejar así abierta una posible línea de comunicación para realizar un socorro a Zaragoza que al final nunca pudo llegar.

De hecho, el coronel Pedro Elola organizó en la zona de Samper de Calanda, La Zaida y Vinaceite una línea de defensa para proteger Alcañiz y, como mínimo, que los franceses se sintieran al menos algo amenazados. Pero hacia el 19 de enero el general Pierre Watier llegó a la zona con refuerzos para atacar ese cordón defensivo, que fue eliminado, para después tomar el control de Alcañiz el 26 de enero de 1809. Mientras tanto, y tras la caída de Zaragoza, fue el mariscal Suchet quien quedó al mando para tratar de controlar el resto de Aragón desde Zaragoza y proyectar desde allí la futura conquista de la ciudad de Valencia.

Sin embargo, los mandos españoles también tenían sus propios planes, entre los que estaban el atosigar a los ocupantes franceses e incluso avanzar para tratar de recuperar la humeante capital aragonesa. Y esa misión le tocó al general malagueño, aunque de ascendencia irlandesa, Joaquín Blake.

Este, al mando del Ejército de Aragón y Valencia, y con el apoyo del ejército de los Voluntarios de Aragón que mandaba el marqués de Lazán (hermano mayor de José de Palafox), avanzó y recuperó de nuevo el control de Alcañiz expulsando de allí a los franceses. Enterado de ello, Suchet reunió a toda la tropa que pudo y salió de Zaragoza hacia el Bajo Aragón a marchas forzadas, juntándose entre ambos bandos más de 20.000 efectivos.

Así, el 23 de mayo de 1809 fue el día en el que se libró la Batalla de Alcañiz, en la que fueron las tropas francesas de Suchet las que llevaron a cabo el ataque sobre las posiciones defensivas que había preparado Blake alrededor de Alcañiz. Desde el despuntar del alba, fueron varios los ataques de las fuerzas francesas, todos ellos rechazados por las tropas españolas, hasta que finalmente, y tras siete horas de combates, los franceses se vieron superados cosechando una dura derrota en la que el bando napoleónico contó con unos 500 muertos, 1.500 heridos, y algunas decenas de prisioneros.

Es decir, que tuvo unas bajas de alrededor del 20% de las fuerzas totales de las que disponía. Suchet ordenó la retirada hacia Zaragoza y comenzó a preparar el más que previsible avance de las triunfantes tropas de Blake hacia la capital de Aragón. Pero lo que pasó en los días siguientes, lo dejamos para otra ocasión.

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