Esther Lahoz deja el atletismo. La turolense entra en el Olimpo de los más grandes con Dionisio Carreras, Luis María Garriga, Javier Moracho, Alberto Esteban, Alfonso Carlos de Andrés, Alvaro Burrell y el todavía en activo Eliseo Martín. La cuatrocentista deja una estela de entrega y amor por los colores, trabajo, esfuerzo y humildad. Han sido 22 años irrepetibles de una deportista que quedará en el corazón del atletismo aragonés. Hoy hace un repaso a su vida deportiva. La infancia "Estuve en Pancrudo hasta los siete años. Es el lugar de los recuerdos. Allí era un poco chicazo. Jugaba con los chicos a los típicos juegos del pueblo, al potro, al churrová. Buscaba cuevas, iba en bicicleta, subía montañas. Gracias a esa infancia natural he podido ser atleta. El esfuerzo físico de subir una cuesta o un árbol ha sido algo natural para mí. Mi seis hermanos siempre quisieron que hiciera deporte". Los inicios "Empecé en la Universidad Laboral a los 15 años con Pedro Pablo Fernández. Fui campeona de España escolar por equipos, también en cross y en tres años fiché por el Scorpio 71 y entré en el relevo largo. Fichar por el Scorpio me parecía imposible. Mi hermano mayor me decía que si era buena, ficharía por Scorpio y podría entrenar con un señor que se llamaba Pedro Pablo Fernández". Pedro Pablo Fernández "Ha sido mi entrenador desde siempre. Tuve oportunidades de entrenar con los mejores técnicos de España. Ha sido una persona preocupada por el 400 lisos y poco a poco he mejorado mi marca. Ha estado constantemente con libros en la mano, asistiendo a charlas, invitando a entrenadores para que lo formasen. Se ha preocupado mucho por enriquecerse y de esa manera entrenar bien a la gente". Scorpio 71 "Las primeras épocas fueron maravillosas. Los presidentes que he tenido siempre han sido personas fantásticas, los compañeros lo mismo. Es el club donde he conseguido mis mejores marcas. De algo debe servir estar en casa. Aprendí a ser profesional siempre. He sido igual de responsable a la hora cobrar como a la hora de correr. Al Scorpio no le he fallado. También he intentado respetar a todas mis rivales". La carrera "En Bari-97, en los Juegos Mediterráneos, me quedé a una centésima del bronce. Terminé en 52.67. Es la mejor con mucha ventaja. Estaba muy madura psicológicamente y deportivamente. Estaba convencida de que iba a hacer una gran marca y que lo tenía en las piernas. Ese año estaba muy rápida. Tenía 34 años. Estoy orgullosa de que una españolita realizara sus mejores marcas a esa edad en velocidad". Los Juegos de Barcelona "Cuatro años antes de Barcelona conocí los Juegos en Seúl. Para mí fue rozar el cielo puesto que no pudimos correr en el 4x400. Nos quedamos en la cámara de llamadas. Competir en Barcelona era estar en el cielo: los Juegos en casa con el ambiente que hubo, el apoyo de la gente. Corrí la primera posta. Te viene a ver gente, compañeros de entrenamiento. Salí al estadio y me animaban por mi nombre. No pasamos por muy poco a la final. En el relevo no corrió Sandra Myers". El final "Fue en la liga en San Sebastián la primavera pasada. Tenía una lesión en la planta del pie. Había prometido que llegaría aunque fuese andando. Fui cuarta, hice una marca paupérrima. Terminé los últimos 200 metros al trote. Estoy en la Junta de Scorpio y soy entrenadora. Me gustaría estar en una responsabilidad técnica de la territorial, pero el trabajo me lo impide".