Cierra la primera vuelta el Zaragoza con un regalo de Reyes por abrir, la visita al Camp Nou. Una salida en la que los zaragocistas se van a medir a un Barça necesitado y herido, un equipo que está en su momento más bajo de la temporada, por lo que la victoria en tan difícil cancha no se presenta utópica, por mucho que vuelva Rivaldo. Sería el oro que los de Rojo encontrarían al abrir el paquete traído por Sus Majestades de Oriente, pero la derrota lo cambiaría por un carbón que hace justicia a la mediocre temporada que llevan. El calendario es a veces caprichoso, pero si hay un victoria que podría tranquilizar un poco los ánimos de la afición del Zaragoza sería la cosechada en Barcelona. Un triunfo de lustre, que no se saborea desde la temporada 65-66 y que ayudaría a que La Romareda no tuviera la presión que se respiró en el último encuentro ante el Villarreal. Evidentemente, no acabaría con la fractura que existe entre el técnico Txetxu Rojo y la grada, pero sí la amortiguaría, además de permitir al equipo alejarse de la zona más pantanosa de Primera División. Sin embargo, no resultan estos tres puntos un objetivo fácil de conseguir. En primer lugar, por la mala imagen que ha dado el Zaragoza en sus tres últimos desplazamientos, saldados con el mismo número de derrotas ante el Valladolid, el Athletic y el Celta. Tres citas en las que el Zaragoza perdió el buen nivel de resultados que exhibió como visitante en el arranque liguero. Además, en estas ocasiones en las que se anuncia una crisis del Barcelona, el equipo azulgrana suele asemejarse a un león dormido, que puede despertar en cualquier momento con un zarpazo. Rojo es el primero que lo puede contar, porque el año pasado encajó con el Athletic un contundente 7-0 en el Camp Nou cuando el Barça de Serra Ferrer también andaba en mal momento. La recuperación de Rivaldo también es una mala noticia para el Zaragoza. El brasileño vuelve tras superar sus molestias en los aductores y, aunque no está al cien por cien, es sin duda la referencia azulgrana en un ataque que completarán Saviola y Kluivert para dibujar un tridente más temido hasta el momento por las alabanzas que despiertan que por el juego que han desplegado. Rexach sólo se ha llevado a 16 jugadores para esta cita. Ahí Rojo le ha ganado por goleada, ya que el técnico zaragocista se lleva a 20, todos menos los desahuciados Jamelli y Komljenovic, y Rebosio, que finalmente llegó ayer de Perú y no fue convocado. Su plaza en el lateral derecho será ocupada por Pablo. La excusa para tan masiva citación se centra en las molestias de garganta de algunos jugadores como Yordi, que aconsejan extremar las precauciones en el caso de los efectivos. No parece, sin embargo, que esta dolencia sea la que haga que el delantero gaditano guarde plaza de banquillo esta tarde en beneficio de Bilic. Un cambio de ariete que viene propiciado por la sequía de Yordi --tres partidos sin marcar-- y por la mayor velocidad del croata en las salidas a la contra, aunque el último fichaje zaragocista cuente los 615 minutos que ha jugado con un cero en su casillero goleador.