Aunque parezca mentira, hay una persona que cree ciegamente en Louis van Gaal. Ayer, en la sala de prensa del Camp Nou, se escuchó su voz. "El club no sería muy inteligente si cambiara al entrenador", dijo. No fue Joan Gaspart quien habló con tanta rotundidad, ni quien ofreció esa muestra de confianza en una situación de alta tensión. No, quien habló así fue el propio Van Gaal, el único que parece no haber perdido la confianza en sí mismo.

Ajeno a la volcánica situación que vive el Bar§a, el entrenador holandés se esfuerza por dar la imagen de un hombre tranquilo. "Estoy como siempre", repite semana tras semana, pese a que el equipo va de mal en peor. En su afán por desdramatizar la crisis, ni siquiera parece concederle una importancia especial a la inestabilidad que le rodea. "Anímicamente estoy muy bien. En mi época de entrenador siempre me he encontrado con momentos difíciles", añadió.

Pero este es un momento especialmente complicado para él. Su futuro pende de un hilo, aunque ayer se resistió a admitir que el club le haya dado cualquier tipo de ultimátum. "Esta pregunta tienen que hacérsela a Pérez Farguell y a la junta", dijo al planteársele la posibilidad de que un mal resultado esta noche ante el Newcastle o el domingo frente al Sevilla pueda provocar su destitución.

MOCION DE CENSURA Iván Carrillo, que hasta hace pocos negociaba con Joan Gaspart su entrada en la directiva en sustitución del fallecido Francesc Ventura, anunció ayer que había iniciado los trámites para presentar una moción de censura contra el presidente azulgrana. Carrillo, líder del grupo opositor Alternativa Blaugrana, utilizará a suhermano Oscar para poder solicitarla.