El Alcañiz hizo lo que le dio la gana con su denostable agresividad y la permisividad arbitral, sobre todo en la primera mitad, para llevarse el triunfo. El Sariñena acusó las bajas y poco pudo hacer. Además, cuando conseguía penetrar en la defensa rival la dureza alcañizana afloraba sin recibir tarjetas. El penalti que dio lugar al gol fue cometido sobre Dani y Jon se encargó de transformarlo. Fue un golpe de fortuna porque el Alcañiz no inquietaba la meta local.