La hora de la verdad ha llegado para el Waterpolo Pla-Za. Hoy (19.00 horas) se juega la vida. No tanto, pero casi. Aunque suene a tópico, el partido de esta tarde ante el Larraina tiene todos los ingredientes necesarios para ser considerado como una final. La victoria local le amarraría con fuerza al puerto de la permanencia en la A-1. No se la aseguraría matemáticamente pero sí le colocaría a un pasito de ella. De la otra cara de la moneda mejor ni hablar. Una derrota apretaría la soga del descenso al cuello de los aragoneses. Esta vía es imposible desde la mente del Pla-Za. "Nosotros pensamos en entrar en la liguilla por el título. La derrota ante el Larraina no pasa por nuestra cabeza", asegura Emilio Bautista, entrenador del Pla-Za, que no cuenta con bajas para este encuentro.

A falta de cuatro jornadas para el fin de la temporada el margen de error se estrecha. Es el momento de sacar el instinto de supervivencia. Y es que cinco equipos (Sant Andreu, Pla-Za, Terrassa, Canoe y Larraina) pugnan por eludir el puesto de descenso directo y el de promoción. Será una carrera por la salvación con premio, ya que el más veloz en el esprint final obtendrá el regalo de la octava plaza que abre la puerta a los playoff . Para desatascar este embotellamiento el Pla-Za debe ganar al Larraina navarro, que actualmente es el colista. La victoria aragonesa distanciaría a los dos equipos en cinco puntos y a falta de nueve por decidir parece un salvavidas seguro para agarrarse a la permanencia.

Defensas agujereadas

Las estadísticas emparejan a ambos equipos por su endeblez defensiva. Son los peores a la hora de proteger su portería. El Larraina ha encajado 215 tantos y el Pla-Za, 186. "La clave del partido será defender mejor que nuestro rival y mantener el nivel en ataque. Confiamos en continuar con el nivel de juego de las últimas semanas", indica Bautista, que intentará seguir el mismo camino que le llevó al triunfo en Pamplona en la primera vuelta (13-14).

A la trascendencia que rodea a este encuentro se debe unir la alta rivalidad que siempre ha imperado en los enfrentamientos del Pla-Za (antes El Olivar) y el Larraina, en un partido que por historia entra dentro de la definición de derbi regional. Además, en la mente de los navarros aún reside el amargo recuerdo de la revancha. Los zaragozanos, hace dos temporadas, lograron el ascenso a la élite en detrimento de los de Pamplona. Este dato también estará presente hoy en el ambiente.